Deportes

Táchira vs. River: viejos problemas, mismos resultados

Fue como ver una película repetida, con errores individuales y colectivos. Desde lo estratégico, Eduardo Saragó no mostró variantes. Había un plan A, después del gol de RIver, el Aurinegro quedó KO

Publicidad
Táchira vs River

Cuando analizamos un partido de fútbol, ya sea de la selección o de los equipos locales, el problema de enfoque para que el lector no se aburra, se lleva 90% de la energía narrativa. La razón es sencilla: pareciera que estamos hablando del mismo juego de hace años o décadas. Se vuelve sobre lo mismo: la calidad individual con respecto al competidor o la dinámica, entendiendo por esto último la intensidad, toma de decisiones y ese largo etcétera que el consumidor de fútbol maneja.

En el mismo día que Táchira se fue sin disparar entre los tres palos de la arquería que defendía Franco Armani, frente a su ferviente fanaticada en Pueblo Nuevo, Millonarios le empató a Flamengo con un jugador menos en Bogotá y The Strongest daba el campanazo al vencer a Gremio 2-0 en La Paz. Se entiende las diferencias de presupuesto entre los clubes mencionados y el representante venezolano, pero la idea creo que queda clara: hay cierta ventaja que te da la localía, sobre todo en Sudamérica. Hasta el propio visitante lo acepta.

El técnico de River, Martín Demichelis, parecía contento con el 0-0. Al menos no se despeinaba. Los comentaristas argentinos no paraban de preguntarse por qué el exdefensor central no hacía cambios. El más claro, por lo que el partido pedía, era el del jovencito Claudio Echeverri. Bastó que la joya de 18 años entrara al campo para que el partido se destrabara y el plan de Eduardo Saragó se fuera al garete.

Ni siquiera con el 0-1, el juego de Táchira cambió. Estamos hablando de que el club con más partidos invicto (34) en el fútbol criollo -marca apenas interrumpida el 8 de marzo por Academia Puerto Cabello- se aproximó con peligro al área contraria solo en el descuento. La jugada ni siquiera entra en las estadísticas porque fue un gol en posición adelantada.

Las estadísticas no lo dicen todo, es cierto. No obstante, en el juego contra River, sí que lo dicen todo. A la falta de actividad en el área rival, se suma la incapacidad de asociarse de manera efectiva. Apuntaba el periodista Esteban Rojas que según SofaScore, el Aurinegro dio 166 pases correctos de 255 intentados (65% de efectividad). Los pases largos atinados apenas fueron 9 de 34 (26% de efectividad). Las precipitaciones, la falta de ideas y obviamente, las malas decisiones de los jugadores, no corresponden a las de un equipo digno de competencia internacional.

Después, tenemos un problema de términos. Si se defiende «bien», como se ha argumentado en este encuentro antes del 0-1, no se reciben tantos disparos. Es decir, no es el marcador en cero lo que define la actuación de la defensa, sino precisamente la imposibilidad de que el rival genere opciones dentro del área o en segundas jugadas. Ese llamado «infortunio» que deriva en el tanto de Sebastián Boselli (m.71) es el resultado del cambio de ritmo que generó el ingreso de Echeverri. Y que sea un delantero de Tachira (Anthony Uribe) el que intenta el despeje desesperado y que golpea en Boselli a centímetros del arco, clarifica más ese asedio del rival.

Si se dice que se empieza defendiendo con un delantero y se termina con el arquero, pues se desmorona el argumento de que Táchira defendió bien. El segundo tanto, desde unos 35 metros, es producto tanto de la chispa del jugador argentino, en este caso de Nicolás Fonseca, como de la desatención de Alejandro Araque. ¿Por qué pasa esto? Yerson Chacón, uno de los jugadores más destacados en el torneo local pero que no estuvo en su mejor día tiene su versión:

Richard Páez, el técnico que hizo historia con la Vinotinto, en contextos de desventaja también tiene la suya:

La pregunta es si cuando se consiguieron resultados históricos, tanto a nivel de clubes (aquel Caracas FC de Noel Sanvicente, por ejemplo) o de selecciones (Páez y la Vinotinto), ¿la liga venezolana era realmente competitiva? Es probable que antes los equipos criollos tuvieran mejor importación. Sin embargo, ahora hay más canchas para entrenar, sicólogos, estadísticas, softwares y ciertas consideraciones que antes no existían.

No se está pidiendo que un equipo venezolano gane la Copa Libertadores o Sudamericana, algo que salvo excepciones como Independiente del Valle, quedó para distribuirse entre brasileños y argentinos. Mas, que no se pueda mostrar cierta competitividad en 90 minutos, sea cual sea el rival, debe llevar a la reflexión de todos los involucrados en el fútbol, sobre todo en estos momentos en los que la aparente bonanza de la Vinotinto de mayores tapa el bosque.

Publicidad
Publicidad