Gobierno de Nicolás Maduro bloquea el acceso a sede del ministerio de Educación en el centro de Caracas para evitar que cientos de maestros y profesores protesten a sus puertas. Esta jornada del 15 de enero suma a todos los gremios de educadores a una lucha que lleva años por mejores condiciones salariales y laborales.
Cientos de maestros y profesores se aprestaban a protestar este lunes 15 de enero en contra de los salarios de miseria que les paga el gobierno y en reclamo por mejores condiciones para enfrentar la tarea diaria de enseñar a millones de niños y adolescentes en un país en severa crisis social.
«El gremio docente conmemorará el día del maestro una vez más en las calles», según una convocatoria lanzada en la mañana del lunes por varios dirigentes del Magisterio, profesores universitarios y de educación media.
Gricelda Sánchez, dirigente sindical nacional del gremio docente y presidente de la ONG Formación Venezolana Para la Dirigencia Sindical (Fordisi) dijo que la principal concentración de protesta se efectuará en la mañana de este 15 de enero frente a la Inspectoría del Trabajo de Caracas ubicada esquina de Tienda Honda (centro de la ciudad y a pocas cuadras del palacio de gobierno de Miraflores).
El fin de semana agentes y funcionarios civiles del gobierno cercaron las puertas y adyacencias del ministerio de Educación, también en el centro para evitar que se acerquen manifestantes.
La educación pública básica, media y universitaria es hoy una de las peores expresiones de la crisis humanitaria compleja que vive Venezuela. Salarios de hambre agobian a los educadores que tampoco tienen un régimen de protección social, atención médica y hospitalaria, ni fondos de retiro y pensión con valor económico real.
Casi todos los planteles solo ofrecen dos días de clases por semana debido a las condiciones precarias del sistema.
En términos reales, a la tasa de cambio oficial de este lunes 15 de enero, de 35 bolívares por dólar, el docente con un salario más alto en el escalafón gana 16 dólares por mes (600 bolívares por mes), con una carga académica oficial en aulas de 53 horas por semana.
Un educador con 40 horas nominales de clase por semana gana 450 bolívares, lo que equivale hoy a $12,50.
Ese salario no es alcanza ni para desplazarse a los planteles, mucho menos para la comida del día, el vestido o el calzado, por lo que la mayoría de los educadores debe redondearse los ingresos mínimos de subsistencia emprendiendo labores y tareas paralelas, que van desde cuidar niños e impartir tareas dirigidas, a los vecinos, hasta el comercio informal.
Los maestros y profesores decidieron que se apostarán a una cuadra del ministerio de Educación, en la protesta contra «los sueldos de hambre y el acoso laboral, a los cuales son sometidos por la gestión de (la ministra de Eduación) Yelitze Santaella».
«Miles de docentes se movilizarán en toda Venezuela clamando la firma inmediata del contrato vencido», demandando un salario de 600$ para los educadores. «Los trabajadores de la educación del país se encuentran hoy en situación de sobrevivencia con condiciones laborales inhumanas», denuncian.
En medio de la grave crisis de la educación en esta quebrada Venezuela, maestros y profesores se privatizan y dan clases a domicilio; o buscan oro en remotas minas de Guayana; venden comida en las calles; limpian casas, tasajean sardinas en Oriente o recogen cosechas en Los Andes.
El gran problema para toda la sociedad venezolana es que este cuadro precario conduce a un deterioro general en la educación y formación de generaciones enteras de jóvenes, algo que el país paga muy caro en forma de más subdesarrollo, atraso, pobreza y menos oportunidades individuales y colectivas.
Esta generación perdida de estudiantes se refleja en estudios serios como los emprendidos por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) con evaluaciones de destrezas a alumnos de bachillerato: ocho de cada 10 alumnos (78,37%) reprobaron en habilidad numérica.
«La nota global obtenida, en el ámbito numérico, por los estudiantes de educación media fue de 7,53 puntos sobre 20, es decir, en promedio los alumnos de bachillerato no poseen las competencias mínimas en la materia», señala el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL), correspondiente al año escolar 2022-2023.
En cuanto a las competencias en habilidad verbal, lo que incluye comprensión lectora, habilidades gramaticales y de ortografía, y producción escrita del total de alumnos que tomaron la prueba, el 55%) la reprobaron, mientras el 45 logró una nota igual o superior a 10.
Respecto al año pasado, las notas mejoraron ligeramente, pero siguen siendo insuficientes.La calificación promedio pasó de 8,62/20 en 2022 a 9,11/20 en 2023, es decir, los alumnos no tienen los conocimientos mínimos.
Las manifestaciones de protesta por la condiciones de los educadores están convocadas en todas las principales ciudades del país.
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