Economía

Los barcos de Conferry se hunden entre la desidia y la corrupción

Lejos de la sutiliza de aquel viejo polo oriental que dice ‘Margarita es una lágrima’, la situación de la Nueva Conferry convoca al llanto: sin haber pagado un centavo a sus antiguos dueños, millonarias deudas, truculentas maniobras y hasta órdenes internacionales de expropiación de sus naves dibujan oscuras tormentas para la naviera, cuya flota –su mayor patrimonio- está prácticamente paralizada por falta de un mantenimiento improbable de efectuar.

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