«¡Azúcar!, ¡Azúcar!, ¡azúcar para el cambio!». Con estos gritos vecinos de varias parroquias caraqueñas se levantan diariamente. El llamado desde la calle les avisa que ya llegaron a la comunidad las personas que ofrecen cambiar un kilo de azúcar por dos productos de la canasta básica, bien sea arroz, pasta, caraotas, lentejas, aceite o leche en polvo.
Estos grupos dedicados al cambio de azúcar, así como jabón en panela, en polvo y líquido, cloro y desinfectante, en su gran mayoría provienen del estado Carabobo, se les ha visto por las parroquias San José, La Pastora, Sucre, San Juan, El Paraíso y en algunas zonas de Petare.
Cada vez más proliferan en sectores en donde saben que llegan las cajas de alimentos distribuidas por los Comités Locales de Alimentación y Producción, Clap, los grupos del gobierno encargados de racionar los alimentos en medio de una economía postrada, en la que millones de familias están atadas al control de los programas sociales del chavismo.
Son hombres, mujeres, jóvenes, abuelos los que vienen a Caracas, tratando de negociar principalmente con azúcar, uno de los productos más difíciles de conseguir y de los que más se consumen diariamente en las familias. Algunos de los que concretan el trueque vienen con el propósito de hacer algún tipo de negocio para revender después los productos, pero en su gran mayoría simplemente tratan de llevar alimentos a sus familias.
La necesidad es grande fuera de Caracas
Carlos Sánchez, es un venezolano, de 56 años de edad. Trabajaba en la empresa siderúrgica Sidetur, expropiada por el gobierno chavista. Una reducción de la nómina lo dejó desempleado, al igual que a gran parte de sus amigos, de sus compañeros de labores, que también son responsables de mantener a sus familias.
Dice que no solo en Sidetur ocurrieron despidos masivos, asegura que el 50% de las compañías han cerrado sus puertas en el estado Carabobo, otrora principal centro industrial manufacturero de Venezuela.
“Yo vivo en el sector Fundación K, de Tocuyito. En mi casa viven mis 5 hijos, 5 nietos, 2 yernas, mi esposa y yo. Ninguno tiene un trabajo fijo, desde hace meses dejaron de entregar la caja de alimentos y los productos de la canasta básica los venden a precios impagables. Nos enteramos que en Caracas la gente busca desesperada el azúcar y decidimos comenzar a realizar trueques”, dijo Sánchez.
Explicó que en la zona de Tocuyito se ubica un mercado de mayoristas en donde pueden comprar el dulce producto a razón de Bs. 2.900 por kilo (equivalente a poco menos de un dólar, pero también a cinco días de trabajo a salario mínimo formal.
Dice que por lo menos tres veces a la semana viaja a Caracas, con un cargamento de 15 kilos de azúcar, tras una inversión de Bs. 43.500 en el producto, más 12 mil bolívares del pasaje ida y vuelta. Pero, explica, nunca llega con la carga completa a la capital porque siempre tiene que entregar un kilo de azúcar en cada terminal o alcabala a los funcionarios del gobierno que le piden “una colaboración”, bajo la amenaza de decomisar todo el producto.
“Salimos de nuestras casas a las tres de la mañana y vamos llegando a Caracas, a las 6: 30 de la mañana, con 12 o 13 kilos de azúcar, cargada en morrales o bolsas. En mi caso desde hace cuatro meses he tomado la zona de Cotiza, en la parroquia San José, para los truques. Pedimos a los vecinos dos productos de la canasta básica, por un kilo de azúcar. Aceptamos arroz, lentejas, caraotas, aceite y pasta, que llevo hasta mi casa para alimentar a mi familia, especialmente hago este sacrificio por mis nietos, que cuando me ven salir se alegran pues saben qué al día siguiente van a comer bien”, dijo Sánchez.
En promedio Carlos Sánchez regresa de Caracas a Valencia, a las tres de la tarde, con un peso de 25 kilos en su espalda, pero al igual en el retorno tiene que dejar la “ayuda” a los funcionarios, para poder abordar sin problemas las unidades de transporte público.
“Al final llego a mi casa por lo menos con 20 kilos de comida, algunos compañeros hacen este mismo trabajo para revender los productos en Valencia. De ser necesario también hago nuevos trueques de los productos que llevo de Caracas, por algo que necesite como jabón, carne, pollo, queso, para completar el mercado de la casa”, dijo Sánchez.
Otro jovencito de 17 años de edad, acompaña a Carlos Sánchez en este nuevo tipo de trabajo. “Soy padre de dos niños uno de dos años y otro recién nacido, decidí venir a realizar estos trueques en Caracas, pues es mucho más provechoso que tener un trabajo y ganar un salario mínimo de 18 mil bolívares, que no me alcanza para mantener a mi familia. En algunas veces he tenido suerte y las personas me cambian el azúcar por leche y mis hijos pueden tomar tetero. Este trabajo es muy duro y me ha dejado fuertes dolores de espalda, de tanto cargar peso”, dice.
Ambos habitantes de la zona de Tocuyito, señalan que los problemas de recortes de electricidad, la falta de agua potable, transporte público, de gas doméstico y de alimentos, de los cuales se quejan los caraqueños desde marzo pasado, son constantes desde hace años no solo en Valencia sino en otras localidades del interior del país.
“En Tocuyito ya nos acostumbramos a cocinar con leña, a cargar agua todos los días, a tener velas encendidas en las noches y caminar largos trechos por la falta de transporte, para solventar la falta de alimentos hemos inventado este negocio del trueque de alimentos, que hasta ahora nos ha resuelto”, dijo Sánchez.
El nuevo negocio
Este proceso de trueques de comida, también es frecuente en los mercados municipales de Quinta Crespo y Catia, en donde grupos de mujeres, hombres, adultos, jóvenes y hasta los abuelos, proponen a los interesados “el cambio y compra de productos”.
“Yo soy vendedor de huevos en Quinta Crespo y ofrezco el trueque de tres productos de canasta básica por medio cartón de huevos, de esa manera puedo llevar un mercado a la casa y enfrento el problema de la falta de efectivo, hay mucha gente que viene a hacer el cambio”, señaló un comerciante que pidió mantener en reserva su identidad.
Los alrededores de la plaza Pérez Bonalde, en la zona de Catia, parroquia Sucre, el trueque de productos se ha convertido en el nuevo negocio. En la zona se mantienen docenas de personas ofreciendo el cambio de productos.
“Aquí mantenemos el cambio de un kilo de azúcar, por dos productos de la canasta básica. También ofrecemos comprar el kilo de arroz en Bs 1.500, pero para la venta el precio es del Bs. 2500; las caraotas las compramos a Bs. 1.200 y las vendemos en 2.500; las lentejas en Bs. 800 y las vendemos en Bs. 1800, aquí compramos cualquier cantidad y pagamos en efectivo”, señaló Oswaldo, un joven comerciante informal.
En promedio estos comerciantes callejeros, compran los productos que en su mayoría provienen de las caja Clap. La leche es el producto más deseado, las marchas mexicanas las ofrecen en Bs. 13 mil el kilo, pero si es de la marca Casa el precio es de Bs. 25 mil.
Los funcionarios de la Policía Nacional y los efectivos de la Guardia Nacional, que custodian la zona no han podido poner freno a este nuevo tipo de canje, que unos consideran ilegal y otros la solución a los problemas de escasez de alimentos.
“Los policías no dicen nada, pues nosotros también le resolvemos la falta de comida que padecen en sus hogares, esos chamos también pasan trabajo parejo”, dijo uno de los jóvenes dedicados al trueque de productos en la zona de Catia.