Como viene ocurriendo desde hace más de 40 años, el recrudecimiento de las tensiones y conflictos en el Medio Oriente suele impactar el comportamiento de los precios del petróleo, y esto es precisamente lo que acaba de ocurrir una vez más.
Nuevamente la siniestra fortuna de los países de la OPEP se hace presente. La celebración de unos depende de la tragedia de otros. Un atentado terrorista en las instalaciones petroleras de Aramco dispara los precios e inunda de petrodólares a los países exportadores.
¿Convertirá Venezuela esta tragedia en una oportunidad para generar ingresos adicionales que le permitan levantar la extracción de crudos y aprovechar aún más el alza de los precios del petróleo?
El impacto de los atentados en la oferta mundial de petróleo
Arabia Saudita cerró la mitad de su producción de petróleo después de que una serie de ataques con drones causaron graves daños a la planta de procesamiento de petróleo más grande del mundo. El grupo de resistencia de Yemen, Ansarolá (Hutíes) bombardeó con drones 2 refinerías de petróleo perteneciente a la empresa estatal Saudí Aramco, ubicadas en las ciudades de Abqaiq y Khurais.
El impacto de los ataques a las instalaciones afectará a casi 5,7 millones de barriles de producción de crudo por día. Según Aramco, esto equivale aproximadamente al 5% de la producción diaria de petróleo del mundo.
En agosto, Arabia Saudita produjo 9.85 millones de barriles por día, según las últimas cifras de la Agencia de Información de Energía de EEUU.
El ministro de Energía saudita, Abdulaziz bin Salman, informó que los ataques también llevaron a detener la producción de gas, cuestión que reducirá el suministro de gas natural en un 50%. Mientras no se reconstruyan las instalaciones afectadas y se normalice la producción de petróleo y gas, el precio de los hidrocarburos subirá en el mercado internacional.
¿Qué pasará con el precio del petróleo?
Justo cuando los analistas ajustaban sus proyecciones de precios de los crudos con base en la evolución de la economía y el comercio internacional, se producen los atentados en Arabia saudita que han provocado un alza no esperada en los precios de los hidrocarburos.
Los analistas habían reducido sus pronósticos de precios del petróleo al más bajo nivel en los últimos 16 meses, debido a una demanda global más suave originada por la desaceleración económica y la incertidumbre que genera la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Calculaban que la demanda se contraería en los países desarrollados y se desaceleraría en los países emergentes. Así, las tasas de crecimiento esperadas para el próximo año no son suficientes como para elevar significativamente la demanda de petróleo.
Una encuesta de Reuters entre 51 analistas pronosticó que el crudo Brent LCOc1 promediaría 65.02 $/b en 2019 –un 4% menos que la proyección de 67.47 $/B del mes anterior-, pero semejante al promedio de 65.08 $/b en lo que va de 2019. La proyección de 2019 para los futuros de crudo intermedio West Texas CLc1 ya la habían ajustado al mínimo desde enero de 2018, a $ 57.90 por barril, por debajo del pronóstico de $ 59.29 del mes pasado.
WTI ha promediado $ 57.13 este año. La Administración de Información de Energía de EEUU, la Agencia Internacional de Energía y la OPEP también habían rebajado en agosto sus pronósticos de crecimiento de la demanda para 2019.
Solo un recrudecimiento de las tensiones en el Medio Oriente podría impactar considerablemente el comportamiento de los crudos, mucho más que el impacto de las sanciones de EE.UU contra Irán y Venezuela. Y esto es precisamente lo que acaba de ocurrir.
La Agencia Internacional de Energía asegura que los mercados mundiales de petróleo están bien abastecidos, pero a Aramco le puede llevar varias semanas restaurar las instalaciones destrozadas y recuperar la producción, cuestión que elevaría los precios del petróleo a un nivel en el que se mantendrían hasta tanto Arabia Saudita normalice el suministro.
El escenario más afortunado para los países exportadores de petróleo lo ofrece Forbes que proyecta una escalada de precios del crudo hasta los 100 $/b.
¿Podrá Venezuela aprovechar el alza de los precios del petróleo?
La producción de Pdvsa ha caído por debajo de los 800 mil barriles diarios. Los yacimientos están muy deteriorados. La atención a los crudos convencionales fue desplazada por la prioridad que se le dio a la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO).
La extracción y mejoramiento de crudos pesados y extrapesados absorbió un creciente porcentaje de los recursos financieros, pero al caer los precios por debajo de los 60 $/b, su explotación se hizo económica y financieramente inviable.
La FPO tiene una capacidad de producción de 1 millón 400 mil barriles diarios pero solo se está produciendo 400 mil. La posibilidad de aumentar esa cifra es casi nula porque los costos de esas operaciones con precios por debajo de 60 $/barril se hacen inviables. En un contexto de bajos precios del petróleo y restricciones financieras no es posible dedicar el mismo esfuerzo a la FPO.
Al caer los precios en el mercado petrolero internacional, las inversiones en la FPO comenzaron a generar un rendimiento negativo. El deterioro de la tasa de retorno de la inversión prolongará su recuperación por muchos años. Si se quieren aprovechar las alzas coyunturales en los precios de los crudos, lo mejor es no invertir más en la FPO y reorientar los escasos fondos hacia los campos convencionales donde los costos de extracción son menores y se puede asegurar una mayor rentabilidad.
El costo de perforar un nuevo pozo supera los $ 2 millones. Intevep tiene un Plan en el que recomienda reactivar 13.800 pozos categoría 1 y 2, cuyo costo de recuperación está entre $ 500.000 a $ 1.300.000 por pozo. Pero hay que terminar los estudios para ver cuál campo es más rentable, cuál se descarta y se cierra, y cuál finalmente se va a reactivar y aprovechar.
La Cámara Petrolera de Venezuela (CPV) tiene una propuesta para elevar en un millón de barriles la capacidad actual de extracción. La propuesta de la CPV se basa en proyectos desarrollados por empresas petroleras. Ese objetivo puede llevar más de 2 años y requiere de un gran esfuerzo paralelo en otras áreas críticas en las cuales hay cuentas por pagar a empresas de servicios petroleros que superan los $15.000 millones, con las cuales es necesario normalizar la relación comercial para que puedan traer equipos y personal especializado que Pdvsa no tiene.
Hay deudas con los socios de las empresas mixtas y necesidades de mantenimiento mayor en infraestructura petrolera y eléctrica que también requieren cuantiosos recursos de los que no dispone ni el gobierno ni la estatal petrolera.
Los litigios que se inicien debido a las cuentas por pagar pueden paralizar el esfuerzo de recuperación de la extracción de petróleo. Por eso, la estrategia de levantar la producción debe contemplar una propuesta viable para que acreedores y proveedores se dispongan a renegociar las deudas financieras y comerciales.
Para recuperar la extracción de petróleo se requiere saneamiento financiero y estabilidad económica, de lo contrario será muy difícil atraer la inversión extranjera que urge para levantar en el menor plazo posible el nivel actual de producción.
La quimera de los 2 millones de barriles para finales de 2019
El pasado 10 de agosto, en un acto en el Parque El Calvario, el presidente Nicolás Maduro dijo: “vamos logrando remontar la producción a más de un millón, y tenemos que plantearnos la gran meta a fin de año: estar en los 2 millones de barriles de petróleo, riqueza para invertir en vivienda, salud, educación”.
Levantar la producción a 2 millones b/d al cierre de 2019 es una meta imposible de cumplir con un PIB que a lo sumo llegará a $ 75.000 millones en 2019. No hay divisas disponibles para invertir en la reactivación de la industria petrolera. No hay capacidad financiera para levantar la extracción de crudos con esfuerzo propio. Ni el Gobierno ni Pdvsa administran recursos suficientes para financiar las inversiones que se requieren para levantar la producción.
Según el Ministerio de Finanzas y el BCV, Venezuela tiene en default $ 57.139 millones, de los cuales, $ 26.044 millones son de Pdvsa. Los compromisos totales de Pdvsa ascienden a $ 100.795 millones y la deuda externa del país se ubica en $ 91.96. Esta deuda financiera no incluye la deuda comercial petrolera con China, ni pagos de indemnizaciones.
Para que el petróleo no se quede en el subsuelo, esta cruda realidad financiera impone un nuevo acuerdo nacional que supere la visión del monopolio estatal y abra la industria petrolera a la inversión privada nacional y extranjera. Solo así será posible aumentar la extracción en 2 millones de barriles diarios adicionales en los próximos 10 años y rentabilizar un recurso natural para que aporte las divisas que un incipiente sector exportador privado tampoco podrá generar.
Venezuela no es el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo
La política de certificación de reservas que se realizó en 2005 fue la base para sustentar el mito de Venezuela como el país con las mayores reservas del mundo. Ciertamente en la FPO está la mayor acumulación de petróleo del mundo, el 20% de petróleo del globo está allí, pero eso no quiere decir que sean reservas técnicamente viables y económicamente rentables.
El último reporte anual de la firma independiente noruega Rystad Energy sobre las reservas mundiales de crudo recuperables, coloca a Venezuela en noveno lugar, con unos 68.000 millones de barriles, bastante menos que los 300 mil millones que sostiene la información oficial del Ministerio del Petróleo y Pdvsa. Estados Unidos está en el primer lugar, seguido de Arabia Saudita, Rusia y Canadá.
La clave para entender esta diferencia está en el concepto de crudos recuperables. La extracción de petróleo de la FPO, además de ser técnicamente viable, también tiene que ser económicamente rentable. Para cubrir los costos de extracción, mejoramiento y generar una adecuada remuneración de la inversión, la FPO necesita precios del petróleo entre 80 y 100 dólares por barril. Con precios por debajo de 60 $/b, los crudos pesados no pueden competir, salen del mercado y por lo tanto no pueden considerarse reservas.
A raíz de los ataques a Arabia Saudita, el aumento coyuntural de los precios del petróleo puede dar un margen de maniobra a Pdvsa para generar ingresos adicionales que le permitan levantar su producción, pero este respiro se agotará a medida que Aramco reconstruya las instalaciones afectadas, recupere su producción y se normalice la situación en el mercado petrolero internacional.
Las sanciones impiden levantar la extracción de petróleo
Las sanciones que comenzaron a aplicarse en 2017 y se endurecieron en 2019 aceleran y profundizan la caída de la producción petrolera que Pdvsa ya se venía registrando desde 2014. El pasado 5 de agosto de 2019, la administración de los EE.UU decretó una nueva Orden Ejecutiva contra el Gobierno de Venezuela. La diferencia en este nuevo decreto es que no son sanciones personales a funcionarios del Gobierno sino ahora contempla el bloqueo de los activos de Pdvsa, Citgo y otros activos de la República de Venezuela en territorio de los EE.UU.
La Orden Ejecutiva 13.884, en conjunto con las otras seis órdenes ejecutivas, crea un marco de sanciones muy amplio y estricto que limita a Pdvsa y demás empresas públicas venezolanas realizar operaciones comerciales y financieras. El impacto de esta medida se traduce en la imposibilidad de trasferir, usar en pago, exportar, retirar o negociar de ninguna manera los activos propiedad de la República.
El impacto de las sanciones no solo lo sufren las empresas públicas, también se hace extensivo a las empresas privadas de origen venezolano. Al no poder distinguir claramente la naturaleza pública y privada de sus cuentahabientes, la banca internacional teme ser víctima de las sanciones y esto la lleva a cerrar indiscriminadamente las cuentas de origen venezolano.
Así, las sanciones no solo cierran el margen de maniobra a Pdvsa y sus filiales, sino que también terminan afectando a empresas privadas que necesitan mantener su relación económica y financiera con sus clientes y proveedores internacionales.
Al no poder movilizar sus fondos en el sistema financiero internacional, esta restricción afecta la adquisición de materia prima, insumos, repuestos, maquinarias y equipos que se requieren para la actividad productiva. En tales condiciones, es muy difícil que Pdvsa pueda aprovechar el auge coyuntural de los precios del petróleo. La siniestra fortuna esta vez será para los demás países de la OPEP.