Educación

Educa el cerebro de tus hijos y aprovecha la neuroplasticidad - Entrevista

Ver las dos caras de las moneda es una herramienta valiosa para llevar a nuestros hijos por el camino del Pensamiento Propositivo, ese que nos permite entender que podemos amoldar su cerebro hacia aquello que desean lograr y en donde el agradecimiento tiene un rol determinante.

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Pensamiento propositivo

Diseñar el cerebro de nuestros hijos es posible gracias a la neuroplasticidad, esa capacidad que tiene este órgano para regenerarse y moldearse a diversas situaciones. ¿Cómo funciona? El estímulo externo viene y cuando llega al cerebro este busca la vía donde desembocar para regenerarse, amoldarse y crear la conectividad.

En palabras más sencillas, el cerebro tiene la capacidad de crear constantemente nuevos aprendizajes y de superar aquellos que podemos considerar como inapropiados.

El cerebro de nuestros hijos puede ser educado para lograrlo todo, pero para ello es necesario reconocer las sensaciones y emociones. Es decir, conocer los procesos inherentes a la cognición, esa facultad que nos permite entender el mundo que nos rodea y los estímulos que recogen nuestros sentidos.

“Somos lo que pensamos y somos el cerebro. Todo lo demás es sistema de apoyo y podemos amoldarnos al entorno y los cambios, es algo elástico, adaptable, flexible, que se adapta, como ellos, como nuestros maestros: Los niños”, explica la creadora en Venezuela del proyecto del Pensamiento Propositivo, Marayira Chirinos.

La especialista en neurociencia y comunicadora, comenta que es fundamental aprovechar esa plasticidad “para conectarnos con esos nuevos canales del río crecido que nuestros niños van explorando, generando nuevos saberes relacionados a la lectura, actividades artísticas y deportivas”.

Educarlos para el logro

Es importante identificar las habilidades cognitivas en nuestros niños: atención, memoria, razonamiento, motivación, fijación de metas y resolución de problemas. Cuando reflexionamos seriamente sobre esto, nos damos cuenta que identificar nuestras habilidades cognitivas y educación emocional debe ser materia obligatoria de la educación formal.

“Es fundamental ensañar a los niños que frente a cualquier situación de dificultad siempre hay dos caminos y debemos elegir uno. Está el camino de la tristeza y el dolor sostenido en el tiempo que atrae sensaciones desagradables, o el camino del agradecimiento por ese desagradable momento que nos permitió abrir los ojos. Entender los matices de la vida y el valor de la sonrisa”, detalla la promotora de Pensamiento Propositivo, proyecto que tiene expresión en redes sociales y en medios de comunicación abiertos, como la radio.

Chirinos insiste en la necesidad de incorporar en la educación el manejo y gestión de las emociones para evitar esa percepción de vulnerabilidad que genera en muchos de nuestros niños sensación de inseguridad, tristeza, depresión y ansiedad.

Más allá de la educación formal

“Debemos tomar en cuenta que la educación formal muchas veces inhibe en nuestros niños la alta capacidad que tienen de manera natural de ser genios y le creamos una crisis de creatividad y se la bloqueamos. Debemos ampliarles el espectro, educarles la mente con pensamientos que los inviten a crear, a sonreír, a mirar lo positivo de las dificultades que se nos presentan, a descubrir la oportunidad y la enseñanza a partir de cada momento difícil”, recomienda la creadora de @pensamientopropositivo.

Estímulo a la creatividad

Los niños son como esponjas vigilantes que lo observan todo, lo absorben todo. Están en pleno desarrollo de sus facultades y de exploración de sus percepciones y es por eso que captan mucho más que los adultos y tienen una plasticidad total.

Marayira Chirinos destaca que es importante estimular la creatividad.

“Recordemos que se ha demostrado que a mayor desarrollo intelectual, se desarrolla menor olfato del entorno del medio ambiente porque se desvincula lo académico y lógico de la capacidad intuitiva, la sensibilidad y la creatividad. El equilibrio es clave en todo esto”, señala.

Cuando en los niños se despierta esa capacidad intuitiva, creativa, eso hace que de forma natural diseñen las propuestas de soluciones a su “pequeños problemas o inquietudes” y sin darse cuenta vayan orientando el camino hacia lo que pudiera convertirse en su propósito.

«El pensamiento propositivo que debemos fomentar en nuestros niños y perdurar en nosotros de adultos, se inscribe perfectamente en el pensamiento lateral. Este término es introducido a la psicología por Edward De Bono, médico y filósofo maltés. En 1967 en su libro `New Think: The Use of Lateral Thinking` él señala que el pensamiento lateral es un patrón  que se realiza por diferentes vías a las utilizadas en el razonamiento tradicional, facilitando perspectivas novedosas”, señala la también comunicadora.

Desde entonces, se utiliza el pensamiento como una herramienta de guía fuera de los patrones habituales. Activar este pensamiento lateral, alojado en el hemisferio derecho de nuestro cerebro, ayuda en gran medida a la neuroplasticidad.

Hablando de forma propositiva

Uno de los principios del Pensamiento Propositivo es alcanzar la relación ganar ganar. No admite “los suma cero”, aquí quien no gana aprende, le queda la lección y ya con eso gana.

La especialista en neuroplasticidad puntualiza que las diferentes concepciones en torno a un ideal de la felicidad se hacen necesarias siempre y cuando conduzcan al perfecto equilibrio emocional, no solo del individuo, sino también de un colectivo.

“Felicidad comprendida desde la integralidad, que trasciende los estados emocionales de alegría y satisfacción. Es por esa razón que los primeros valores que decidimos incluir al momento de crear el concepto de Pensamiento Propositivo fueron la tolerancia, la reconciliación y el perdón. Pasando por la empatía, para poder entender la realidad del otro, robustecer la intención de comprender y atender las emociones ajenas, sobre todo y con mayor fuerza, si no la compartimos”.

Todo esto supone un estado de bienestar tal, capaz de deslastrarnos de cualquier vicio de pensamiento saboteador que nos empuje a renunciar a cualquier sueño.

“La vida es un cúmulo de emociones que debemos saber manejar y gestionar, y nuestros pensamientos son la única vía para hacerlo. El Pensamiento Propositivo viene de propósito, de propuestas, de pasión y de soluciones; es una escuela de pensamiento que se inscribe en la nueva reingeniería humana”, detalla Chirinos.

Apoyemos esos cerebros en formación

Los cerebros de nuestros niños están en plena formación y su desarrollo cognitivo está en su momento ideal, no está contaminado. Ellos tienen la ventaja sobre los adultos de ver las cosas como son.

“La negatividad y fatalidad es un aderezo de nosotros los adultos que ejercemos importante influencia en ellos. Sin darnos cuenta le transmitimos nuestros miedos y les vamos amarrando las alas y estableciendo patrones de percepción en ellos muy parecidas a las nuestras. El sistema de creencias en ellos debe partir de la transformación de nuestro sistema de creencias”, advierte Marayira Chirinos.

La especialista comenta que en la actualidad por la pandemia notamos una tendencia a los miedos, la negatividad y fatalidad por razones evidentes. Nuestros hijos no están disfrutando de lo que hasta hace muy poco disfrutaban con la libertad que suponía la ausencia de la pandemia.

“El mundo cambió para siempre. Estamos frente a un cambio de era que debemos mirar con cuidado porque hace que nuestros hijos se sobre expongan al uso de las pantallas electrónicas”, destaca.

Todo esto supone, a juicio de la especialista, un reforzamiento de lo que en reingeniería humana se llama “el neuroempoderamiento”. Esto no es más que otra forma de manejo de emociones, usada en casos de adicciones como las que nuestros hijos están desarrollando con el exceso de la tecnología.

Menos pantallas y más naturaleza

“Como bien dijiste en uno de tus artículos: Debemos darle un parao a las niñeras sustitutas. Debemos admitir y reconocer con la seriedad y responsabilidad del caso que somos nosotros los padres quienes los acercamos a enemigos silenciosos. Sustituirlo por el hábito de la lectura, caminar, o jugar al aire libre tomando el sol, activa los mismos neurotransmisores pero genera consecuencias saludables”, comentó Chirinos.

La función y el desarrollo del cerebro de los niños aumenta muy rápido, desde su primer día en el vientre materno. Al nacer ya cuenta con millones de células cerebrales (neuronas). Para la edad de 6 años, su cerebro tendrá casi el tamaño del de un adulto, de allí la importancia de iniciativas como esta, de Pensamiento Propositivo. Esto es  un impulso hacia la formación de niños que desde el amor son capaces de adecuarse a los cambios, responder a los retos y construir historias de aprendizaje desde una realidad feliz.

Trabajar en la promoción del Pensamiento Propositivo no es una tarea fácil, en una sociedad acostumbrada a los esquemas y al caos. Pero, desde iniciativas como ésta se plantean escenarios posibles de niños sanos y capaces de crearlo todo desde el pensamiento.

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