Educación

El bullying, una forma de agresividad presente en todas las edades

Es una subcategoría de la conducta agresiva y se puede dar en cualquier ambiente y a cualquier edad. Es un tipo de acoso aprendido en el entorno rutinario del agresor

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El acoso suele presentarse en diversas áreas y ambientes, no solamente en las escuelas. El psicólogo Jonathan Olivera considera que, más allá de contener el problema, es necesario evaluar los ámbitos donde se integra la persona, pues según explica “el bullying puede darse en diversos espacios en paralelo por varias personas, no siempre solo una”.

Alexandra Lombardo, también psicóloga y especialista en la atención infantil, explica que antes de cualquier cosa es necesario conocer qué es el bullying, pues existen rasgos característicos que lo definen y evitan confusiones.

“El bullying es algo específico. De hecho, es una subcategoría de la conducta agresiva. Es algo casi diagnosticable y hay tres cosas que tienen que cumplirse: que haya una intención hostil, o sea que la persona realmente tiene una intención de hacer daño a otro; un desequilibrio de poder; y el hecho de que haya una repetición durante un periodo de tiempo. Es decir, no es un evento aislado”.

Según los expertos, y aunque no es algo generalizado, el “bully” o “acosador” generalmente viene de hogares o entornos en donde hay agresividad, abuso e incluso negligencia. El bullying no es algo normal y usualmente esconde muchas realidades y que, según explica el psicólogo Jonathan Olivera, se traduce en acoso aprendido.

Foto Yan Krukov / Pexels

“Lo más sensato es darnos cuenta que el bullying es un tipo de acoso que es aprendido. Si hablamos de niños o adolescentes, es importante evaluar de dónde lo están aprendiendo. Una causa bastante común es la normalización de la agresión o formas de agresión en casa. Incluso ausencia de satisfacción respecto a las demandas emocionales de los hijos”.

Estar atentos siempre

La importancia de estar alerta a las señales va más allá de detener. Es conocer qué está pasando. Es entender que se debería educar, concientizar y comprender que el acoso tiene múltiples repercusiones en la salud psicoemocional de la persona qué es víctima de maltrato. Este tipo de acciones pueden convertirlos en personas agresivas, pasivas e incluso con una autoestima muy golpeada en la que se asume o se concientiza el ataque como una responsabilidad propia.

“Quien vive bullying puede pensar que hay un problema respecto a sí mismo. Muchos llegan a sentirse responsables del problema. La exposición a la burla, no sólo del bully sino del propio entorno, le provoca más inseguridad e insatisfacción respecto a si misma. Esto genera ansiedad, angustia y tristeza, que con el tiempo, lleva a generar aislamiento, pensamientos altamente negativos, depresión y hasta ideas suicidas”, explica Olivera.

Señales de que algo pasa

En el caso de niños víctimas de bullying, los expertos aseguran que como ellos son intuitivos y sensibles, cualquier cambio, por mínimo que parezca, es un indicador de que algo pasa. Por ello, si los perciben, los padres y las autoridades competentes deben revisarlos y estar atentos. Algunas de estas señales pueden ser:

1. Dificultades para dormir.
2. Malestar corporal.
3. Bajas calificaciones.
4. Desinterés en interacciones sociales y actividades que antes disfrutaban.
5. Menos amigos.
6. Irritabilidad, agresividad y cambios de humor.
7. Respuestas reactivas.

El bullying es un tema complejo por lo que lo ideal es solicitar la intervención especializada, pues cuando hay certeza de que está ocurriendo acoso no se debe, ni puede, atender de manera aislada.

La violencia no se debe normalizar

En la actualidad, la crianza respetuosa ha sido una importantísima vía para lograr cambios en los niños, darles independencia, lograr que sean personas más conscientes de sus acciones y, sobre todo, que sepan actuar según las situaciones que se les presenten. Sin embargo, todo empieza en casa.

El comportamiento, la capacidad de resolución de problemas, el trato respetuoso y el lenguaje utilizado por los padres, y adultos en general, frente a situaciones adversas es clave y es lo que hará la diferencia en la formación o no de un maltratador.

Aunque el bullying siempre ha existido, últimamente parece tomar fuerza. Quizás es indispensable enfrentarlo desde la prevención, educación y validación de las emociones más no desde la respuesta habitual y obsoleta de responder con más violencia. La psicóloga Alexandra Lombardo explica que la enseñanza principal que un niño debe tener es aprender a desmontar el control que el bully quiera ejercer sobre él.

Explica también que lo principal en este tipo de situaciones es el manejo de las emociones.

“Con los niños, más que educarlos para defenderse es el hecho de entender que es un trabajo que yo tengo que realizar desde la base. Tengo que crear un entorno seguro en la casa en el que el niño se sienta cómodo para hablar de cualquier cosa. Esto viene desde trabajar las emociones, que es justamente validar las emociones que el niño está sintiendo y qué es lo contrario a ‘ya deja de llorar, no pasa nada o no seas llorón’, por ejemplo. Aunque la crianza respetuosa está de moda, el problema que yo veo es que falta muchísimo el trabajo de solución de problemas. Porque, cuando yo valido la emoción, si yo no trabajo la solución del problema el niño sigue sin saber qué hacer. Entonces su respuesta va a ser la misma”.

«Snitches get stitches»

Esta advertencia de la psicóloga toma especial relevancia cuando se recuerda a lo ocurrido con el niño de 12 años Drayke Hardman, que un día llegó a su casa con un moretón en el ojo. Cuando les preguntaron qué había pasado respondió snitches get stitches, que es equivalente al castizo “en boca cerrada no entran moscas”. Una semana después, Drayke se quitó la vida como consecuencia del bullying que sufría.

Por decisión de sus propios padres que quieren ayudar a que ninguna otra familia pase por algo similar, su historia traspasó fronteras y conmocionó al mundo entero. Sin embargo, este es sólo uno de miles de casos que ocurren y no salen a la luz pública. Según la organización Pacer, en 2019, un 20% de estudiantes sufre bullying y cerca de 15% ciberbullying.

Por su parte, Olivares explica que cuando se educa al niño se le enseña no solo a identificar el acoso sino también cuando ellos mismos lo ejercen. Esto es algo que debería aplicarse tanto en el hogar como en las escuelas.

Crear espacios más seguros implica atender las necesidades de fondo de los jóvenes. El enojo o la sumisión son señales que deberían crear alarmas que inviten a desarrollar medidas para gestionar la tolerancia y el derecho a coexistir en armonía.

El cerebro humano trabaja de formas insospechadas. Y por eso es necesario acudir siempre a especialistas que puedan evaluar y tomar las medidas adecuadas que se ajusten a la individualidad de cada caso.

La figura del defensor

La abogada y especialista en derechos humanos y protección infantil, Iris Arapé Acosta, explica que en Venezuela se creó por decreto del Ministerio de Educación la figura de defensor de los derechos del niño. Eso ha permitido que en el país los colegios cuenten con un departamento que permita la resolución adecuada de este tipo de problemas y, sobre todo, generar cambios conductuales positivos desde las primeras etapas de educación.

Además, explica que la discreción y el respeto por el anonimato de los casos de bullying es casi una ordenanza, pues lo necesario en la mayoría de los casos es la conciliación, salvo que sean casos graves como los que hemos visto viralizados en las redes.

“Yo pienso que la convivencia hay que implantarla desde la educación inicial. Enseñar a los niños a convivir desde pequeños. Yo admiro mucho la formación educativa de Finlandia y Japón, porque al niño lo adaptan desde que inicia en el colegio. Ellos tienen tres años para enseñar la convivencia porque es ahí donde mejor se implanta esa semilla”, sentencia la defensora Iris Arapé Acosta.

Explica además que su figura en el colegio donde ejerce ha sido relevante. Esta institución no sólo pretende atajar un problema sino educar a través de charlas constantes. Asegura que los jóvenes están ávidos de aprender y aclarar dudas no sólo de sus derechos sino también de sus responsabilidades y deberes.

¿Cómo trabajar la ira?

Algunas de las fórmulas utilizadas por la especialista Alexandra Lombardo durante sus terapias consisten en enseñar a identificar y manejar las emociones.

Además es importante enseñar a razonar sobre lo que es adecuado o no, enseñarlos a establecer sus límites y respetarlos, valorar la honestidad del niño o adolescente cuando relatan lo que les ocurre, utilizar cuentos que aporten enseñanzas sobre las emociones, crear en el juego situaciones hipotéticas o juegos simbólicos y recurrir a elementos para regular las emociones de forma sensorial.

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