Desde que comenzó la era democrática, después de Marcos Pérez Jiménez, los presidentes venezolanos han impuesto sus gustos en materia culinaria y también en cuestión de restaurantes, a los que acudían con pocas o ninguna escolta. Algunos aún funcionan
Un tema que mueve a la curiosidad es saber qué comían los presidentes del país, cuáles eran las preferencias en sus hogares, la cotidianidad alimenticia, cuáles restaurantes preferían visitar.
En este reportaje trataremos los gustos de los mandatarios en sus visitas a restaurantes y clubes privados. En sucesivas entregas ampliaremos las preferencias gastronómicas de los presidentes en su cotidianidad y en la vida privada.
Una vez finalizada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez comienza un período democrático con la elección presidencial por sufragio libre, universal, directo y secreto.
Les contamos sobre los gustos de los presidentes de ese período.
Rómulo Betancourt (1959 – 1964)
El Presidente Rómulo Betancourt comenzó su período presidencial en febrero de 1959 y finalizó en 1964. Le gustaba frecuentar todo tipo de restaurantes a los que generalmente llegaba sin avisar, y con el mínimo de escoltas. Comía con regularidad en la Pensión Ana, así como el exclusivo Chez Abadie, donde pedía pato a la naranja, al que le agregaba un aguacate picado que él llevaba en una bolsa.
Betancourt era asiduo a los restaurantes y tascas como el Urrutia en Sabana Grande o los de La Candelaria: Casbah, La Cita, Guernica o su preferido el Bar Basque.
Raúl Leoni (1964 – 1969)
El presidente Raúl Leoni y su esposa Menca Fernández de Leoni estuvieron en la inauguración del restaurante Aventino en el año 1965, y les entregaron los diplomas números 1 y 2 por haber degustado el famoso Caneton a la presse, plato emblema de ese comedor. Igualmente asistían a The Chic Ambassador en Los Palos Grandes; La Belle Epoque en Colinas de Bello Monte; Hector´s en la avenida Casanova y al Mimmo´s en El Rosal. Al doctor Leoni también se le veía en el Toni 65, en la galería Lido.
Cuando se trataba de comida italiana visitaba Franco y la Pensión Ana en Los Caobos.
Rafael Caldera (1969 – 1974 / 1994 – 1999)
Durante su mandato, el presidente Rafael Calderano era muy asiduo a restaurantes, siempre desayunaba y cenaba en La Casona, comida venezolana donde no faltaba la sopa o alguna crema como entrada, una proteína con vegetales, postre criollo y café negro, preparada, en el segundo mandato, por la chef Mercedes Oropeza. El almuerzo era en Miraflores con algún invitado. Le gustaban mucho las hallacas.
Entre sus preferencias de la cocina pública estaba el Lee Hamilton por su oferta de diferentes cortes de carne y las infaltables papas arrugadas con salsa verde.
El Anatole en San Bernardino también lo visitó, como todos sus colegas. Le gustaba la sazón de la cocina oriental por lo que se le vio en El Palmar, en Colinas de Bello Monte y El Dragón Verde en La Campiña. También le agradaba la cocina italiana. Vía Appia estaba entre sus preferidos donde pedía de aperitivo Cynar y probar los antipastos.
Carlos Andrés Pérez (1974 – 1979 / 1989 – 1993)
De vida social y política muy intensa, Carlos Andrés Pérez en sus dos períodos presidenciales era asiduo a restaurantes, los escogía no porque estuviesen de moda, sino por sus preferencias gastronómicas.
Entre sus favoritos estaba Via Appia, al cual iba con mucha frecuencia. “Tenía reservada la mesa número 42 que era para 4 personas, pero si el grupo era más numeroso se pasaba a la 34 que era redonda”, explica Stefania Fallone, actual propietaria.
Sus hijas Sonia, Marta y Carolina Pérez Rodríguez recuerdan las comidas en El Portón, La Estancia, Tarzilandia y Lee Hamilton.
Si se trataba de cocina española iba a El Mesón de Andrés, El Aranjuez, Urrutia y para pescados El Barquero.
En el renglón francés no faltaban el Aventino, Lasserre, Le Gourmet, La Belle Epoque y El Gazebo. Por supuesto tampoco el Anatole en San Bernardino, donde se reunían los políticos al igual que El Emperador en la esquina de San Francisco.
Luis Herrera Campíns (1979 – 1984)
No tenía restaurantes fijos a donde acudir, pero el doctor Luis Herrera Campíns de vez en cuando se daba un gusto en lugares como La Estancia, Casa Cortés, Il Vecchio Molino o el Da Guido, acompañado de la familia o con amigos del entorno político.
Almorzaba en ocasiones en el restaurante Rex, de Padre Sierra a Muñoz, ya que el presidente Herrera tenía una oficina en el edificio Disconti, solo tenía que bajar a la planta baja. En el Rex se reunían muchos políticos y parlamentarios.
En los domingos familiares encargaban paella al restaurante Gallegos, en la esquina de El Muerto, o el arroz a la marinera en El Barquero.
“Cuando viajaba a Madrid siempre almorzaba en Sobrino de Botín en Arco de Cuchilleros, para tomar la famosa sopa de ajo -comenta Juan Luis Herrera- e igualmente en París visitaba Au Pied de Cochon para degustar la tradicional sopa de cebolla gratinada y en Roma el Alfredo”.
Jaime Lusinchi (1984 – 1989)
Con fama de excelente parrillero, a Jaime Lusinchi le gustaba ir con la familia a El Alazán y observar a los parrilleros profesionales.
Su ascendencia corsa le llevaba a preferir la cocina mediterránea y la italiana, por lo que acudía al Via Appia para degustar las pastas rellenas, especialmente la de berenjenas, salsa de tomate y queso pecorino o los ñoquis negros hechos con tinta de calamar en fumé de tomate, crema y parmesano, comenta su dueña Stefania Fallone.
También fue asiduo al Gazebo, la Pensión Ana, Da Guido, Tarzilandia, Lee Hamilton.
Su hijo Álvaro Lusinchi Castillo recuerda que la candidatura de Jaime Lusinchi se lanzó, previa reunión con el CEN de AD, en el restaurante Anatole. Las conversaciones venían desde El Emperador, lugar preferido por los parlamentarios de todos los partidos políticos.
Ramón J. Velásquez (1993-1994)
El doctor Ramón J. Velásquez, sin lugar a dudas y según la información de hijos y nietos, fue el presidente que frecuentó más restaurantes en Caracas, y el resto del país. Su capacidad para la comida le dan el título de “mejor buen diente”. Cuando viajaba con la familia le encantaba comprar chicharrón, cachapas, morcillas, arepas y empanadas en las ventas de las carreteras.
Todos los familiares recuerdan los inolvidables almuerzos en la Pensión Ana y la Casa de Italia, así como la Asociación Cultural Gastronómica Siciliana en Colinas de Bello Monte y el Tirol en La Florida.
Le gustaba desayunar en los hoteles Caracas Hilton, El Conde y el brunch del Caracas Theater Club.
Por citar algunos que recuerda su hijo José: Henry IV, Da Guido, Franco´s, La Huerta, Bar Basque, La Cita, Le Petit Bistró de Jacques, Lasserre, El Coyuco, La Estancia, Tarzilandia, El Dragón Verde, Il Vecchio Molino, Pazzo, Il Padrino, Tony´s Roma, Mokambo y Palm´s.
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