“Ya esto se ha prolongado demasiado, no se aguanta más. Lo que queremos los comerciantes en Valencia es trabajar sin pararnos por semanas de cuarentena radical”, se quejó María Pérez, dueña de un modesto negocio de bisutería y adornos en la capital del estado Carabobo.
Su establecimiento comercial no forma parte de los que se consideran prioritarios en el esquema que ideó el gobierno de Nicolás Maduro para contener la pandemia.
“Aquí yo no tengo espacio para colocar en estantes arroz o harina pan, como hacen otros negocios. He tenido que quedarme yo sola atendiendo a los clientes, que cada vez son menos, que vienen a buscar lo que vendo. Las pérdidas económicas son enormes. Aparte, debo seguir pagando alquiler del local y un montón de impuestos, algunos de los cuales han subido muchísimo”, añadió Pérez.
Como ella, otros tantos tratan de resistir a los efectos de la crisis económica que se han acrecentado durante la pandemia por el covid-19, luego de un año y dos meses de cuarentena y controles.
Juan Gutiérrez, otro encargado de una ferretería en Naguanagua, maniobra para cumplir lo que le encomendó el dueño de la tienda: luchar sin tener que bajar las santamarías para siempre.
“Como buen venezolano lo que estamos es guapeando. En esta crisis son pocos los que vienen a comprar, pero siempre llega alguno. El problema se presenta con esa semana de cierre por la cuarentena radical. Es fuerte para que las ganancias sustenten todos los gastos, esos gastos se mantienen”, dijo Gutiérrez en una entrevista telefónica con El Estímulo.
Adicional a estas circunstancias, los dueños de establecimientos comerciales y trabajadores deben sortear las dificultades que supone la falta de transporte público y la escasez de gasolina para surtir sus vehículos particulares.
Fedecámaras Carabobo
El presidente de Fedecámaras Carabobo, Jonatan Aldana, afirmó que desde ese sector también se hace «el mayor esfuerzo para mantenerse». Dijo que los empresarios buscan las vías para pagar a sus empleados un salario que les dé la posibilidad de tener la capacidad de sobrevivir en un país hiperinflacionario.
Aldana calcula que numerosos empresarios tratan de pagar alrededor 60 dólares mensuales a sus empleados, además de costear los gastos de transporte, bonos y otros tipos de ayudas para mantener su fuerza laboral y sus negocios activos.
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“En algunos casos han tenido que achicar las nóminas; en otros casos han tenido que cerrar las empresas lastimosamente. No tenemos unas buenas estadísticas en ese sentido porque son muy difíciles de recopilar en esta situación de pandemia que estamos viviendo. Las empresas son muy reluctantes en ese sentido porque muchas lo que hacen, para tratar de sobrevivir, es incluir ramos alimenticios”, destacó el vocero regional de Fedecámaras.
Calificó este esquema del 7+7 como arcaico y retrógrado, una estrategia que no permite al sector productivo mejorar su situación, que ya está golpeado por la pandemia.
Vacunas ya
Respecto a las vacunas anti covid-19, Aldana expresó que hace dos meses la cúpula empresarial propuso un plan donde los empleadores se ofrecían a comprar las vacunas que autorice el gobierno.
“La idea es traerlas, importarlas, distribuirlas y almacenarlas bajo estrictas cadenas de frío y aplicarlas, inclusive, en unas 100 clínicas del país. Unos 3 millones de ciudadanos se verían beneficiados con estas vacunas; o 6 millones si se trae la de una sola dosis. Aparte se le donará un 20% al gobierno para que se inyectaran a los miembros del sector vulnerable que nos indicara”, refirió.
Sin embargo, esta oferta la rechazó el Gobierno de Maduro.