Para Gisela Silva y sus tres hijas Verónica, Patricia y Lorena estrenar ropa se convirtió tan solo en un anhelo. Al final del nivel Tamanaco del Centro Comercial Único en Chacaíto, detrás de las escaleras eléctricas, la madre y sus tres hijas entraron a una tienda de la que salían varias personas con bolsas en la mano que no contenían alimentos. Se trataba de hombres, mujeres, madres con bebés y hasta adultos mayores.
Es una tienda de ropa de segunda mano que ha crecido tanto en lo que va de año, que se tuvieron que mudar a un local el doble de grande del que tenían antes y contratar a 5 empleados más para atender a los clientes, contó su administradora Yoliber Espinoza.
Ella apenas tiene 7 meses trabajando allí y nunca se imaginó que el negocio fuera tan próspero. “Yo entré para poner orden en las cuentas, porque han crecido tanto el último año que se le fue de las manos al dueño y requiere ayuda a pesar de sus 30 años de experiencia en la actividad”.
Las ventas se han incrementado 80% en lo que va de año porque “la ropa de segunda mano ahora es la primera opción de muchas familias”, aseguró.
Hay colgadores con ropa para dama, caballero, niños y un aparador exclusivo para los bebés. Se consiguen atuendos casuales y también formales. Todos limpios, en buen estado y clasificados por tallas. Los precios se ubican entre 2.500 y 8.000 bolívares, aunque se consiguen blusas, shorts y franelas por menos. También se puede adquirir lencería, zapatos, carteras y cinturones.
Contó que la tienda tiene gran acogida por la variada oferta de piezas y por el exhaustivo control de calidad en la compra que ellos realizan. “La mayoría de la gente que nos vende la ropa se va del país. Algunas piezas son nuevas o con muy poco uso, todas modernas y en excelentes condiciones. Aquí se selecciona lo mejor”.
El vendedor debe llevar al menos 15 prendas que tienen que estar limpias, con los botones completos y sin manchas. Refirió que el mes pasado la oferta fue tanta que suspendieron la compra de vestidos de fiesta por dos semanas.
Sin embargo, lo que entra sale rápido. Trabajan de lunes a sábado de 10:00 am a 6:00 pm y a excepción de los lunes, la afluencia de clientes es alta, afirmó.
Silva dijo que la tienda se la recomendó su comadre y como tiene una boda en la familia fue a ver vestidos para sus hijas. “Tres vestidos cortos de fiesta me salen en 15.000 bolívares, mientras que el alquiler de uno solo cuesta ese monto”, aseveró.
Confesó que nunca pensó que compraría ropa usada, pero los precios están tan altos que “hay que arroparse hasta donde llegue la cobija”. Reveló que no compra un vestido desde hace más de un año porque tiene otras prioridades y el presupuesto no alcanza. “Un vestido casual pasa de 30.000 bolívares y eso en el mercado de El Cementerio, porque en una tienda de un centro comercial no bajan de 60.000 a 70.000 bolívares, eso es más del doble de lo que yo ganó al mes”.
De acuerdo con el reporte del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, en abril de este año el rubro de vestido y calzado subió a 19.966,67 bolívares, un alza de 555,7% respecto a la misma fecha de 2015, cuando se ubicaba en 3.045 bolívares.
– A modernizar lo viejo –
El fuerte de la Sastrería Jorge Jaimes, ubicada en el Centro Comercial Plaza las Américas, era la confección de trajes a la medida para caballeros. Al mes realizaban 20, ahora si acaso uno, comentó Oliver Riaño, su encargado.
También tenían gran demanda de camisas a la medida, fabricadas por su sastre colombiano con telas importadas de Italia o el vecino país. El año pasado una camisa costaba 25.000 bolívares y los clientes se mandaban a hacer hasta 6 de una vez. Este año el precio aumentó a 150.000 bolívares, pero confeccionan dos al mes.
Lo que se ha mantenido es la demanda de arreglos a las prendas. Sin embargo, el tipo de arreglo ha cambiado. Refirió que antes los caballeros compraban su ropa en el extranjero y la traían para hacer ruedos o modificaciones menores, ahora traen su ropa vieja para modernizarla. Arregla en promedio 15 piezas al mes entre camisas, pantalones y chaquetas, aunque el año pasado eran 20 o 22.
Lucas Pizzani estaba entregando una camisa para ajustar el ancho y le dijeron que le costaría 10.000 bolívares. La dejó sin replicar.
Riaño, el encargado, indicó que el precio por arreglar una camisa subió de 2.000 a 10.000 bolívares en un año y reducir la bota de un pantalón para ponerlo tubito pasó de 2.500 a 9.500 bolívares. “Es mucho más barato que comprar ropa nueva”, sostuvo.
La costurera Isabel Trujillo indicó que entre abril y mayo no se dio abasto con los arreglos. “Venía el mes de las comuniones y la cantidad de clientes aumenta. Traían vestidos usados para remodelar, quitarle las mangas o reducir la falda, colocar algún aplique o ajustar el ancho”.
Según Trujillo se ha incrementado 60% el trabajo respecto al año pasado, pero hay meses que sube más por la temporada. Espera que junio también soliciten muchos ajustes por las graduaciones. Dijo que en agosto baja el ritmo y en septiembre sube por los ruedos de los uniformes.
Señaló que “las familias no tienen recursos para vestirse todos con ropa nueva y le dan el gusto solo al festejado”, afirmó. Dependiendo el ajuste los precios van desde 8.000 bolívares.
– Un sueldo mínimo para brillar una noche –
Alquilar un vestido de dama para una noche de fiesta cuesta entre 15.000 y 25.000 en una tienda en Chacaíto, lo que representa al menos un salario mínimo que se ubica en 15.051,15 bolívares. También hay alternativas más glamorosas entre 30.000 y 80.000 bolívares en una boutique en San Luis, El Cafetal.
Pero el monto podría incrementarse si la cliente incluye accesorios y cartera.
La encargada de una de las tiendas dijo que la demanda aumenta los días de cobro y en temporadas especiales como graduaciones o Navidad. A su parecer, el monto del alquiler resulta relativamente económico porque si la cliente tuviera que adquirir uno de esos vestidos pagaría más de 200.000 bolívares.
Admitió que para una familia con tres mujeres la renta de los vestidos resulta onerosa. “Al menos tendrían que pagar 90.000 bolívares”. Para los caballeros, el alquiler de un traje cuesta entre 7.000 y 15.000 bolívares en Chacaíto. Para un niño el precio es de 8.000 bolívares.
No obstante, un smoking negro con camisa, chaleco, lazo, yuntas, chaqueta y pantalón cuesta 19.000 bolívares, en Plaza las Américas. Si quiere destacar y prefiere un smoking de color tendrá que pagar 50.000 bolívares, más 5.000 por los zapatos. El Frac cuesta 25.000 y un Levita 60.000 bolívares.
El encargado del establecimiento resintió que el alquiler de trajes para caballeros ha caído 20% en comparación con 2015. “Estamos ofreciendo la promoción de se visten tres y el novio sale gratis para aumentar las ventas, pero al parecer ya las fiestas no son tan formales”.
Comentó que la mayoría de los novios que van a solicitar presupuesto son jóvenes que le dicen que se van a casar para irse del país y terminan haciendo una reunión sencilla con la familia y los amigos más allegados.