Empresas en Venezuela operan sin luz y sin agua: cuando lo barato sale caro
Hacer que tu negocio prospere o simplemente continúe funcionando en Venezuela es costoso. Mantenerse no solo va de hacerle frente a la inflación, los impuestos o tener un buen equipo de talento humano, sino asegurar lo básico: luz y agua. ¿A quiénes les cuesta más caro? Esto dice Ecoanalítica
Trabajar en medio de un apagón no es sencillo. La experiencia que han tenido los venezolanos en los últimos años es una prueba de ello: los servicios de pago dejan de funcionar, la señal telefónica falla y las pérdidas de los negocios se agravan a medidas que pasan las horas sin servicio eléctrico. Las consecuencias son graves en muchos ámbitos y esto lo resienten las empresas e industrias que funcionan en el país.
El problema es complejo. Las cuotas por el servicio eléctrico en el país son las más baratas de Latinoamérica, pero el servicio es malo y cada día empeora por la falta de inversión y mantenimiento. Acá aplica la famosa frase de «lo barato sale caro».
Ejemplos concretos sobran. En el estado Nueva Esparta aplican un racionamiento desde hace más de una semana debido a la explosión de una planta de gas que alimentaba de energía un cable eléctrico submarino. Eso ha hecho que sus habitantes vivan 11 horas o más sin electricidad.
El sector privado de la isla de Margarita intenta buscar soluciones con plantas eléctricas, pero no es suficiente para sostener a toda una región. En redes sociales, por ejemplo, usuarios han mostrado que carnicerías han perdido sus productos porque no hay forma de conservarlos. Lo mismo pasa con el sector de servicios.
¿Qué significa esto para las empresas? En su foro Perspectivas 2025, Ecoanalítica explicó que esas fallas constantes se han convertido en un freno para el sector de manufactura, petróleo y la industria porque son consumidores intensivos de energía. No solo se pierde tiempo, sino dinero.
«Es un problema para la gestión del negocio. No cuesta nada lo que se nos cobra formalmente (el servicio eléctrico), pero eso tiene implicaciones. Lo mismo pasa con el servicio de agua: en Venezuela un metro cúbico de agua cuesta 0,19 dólares mientras que en Latinoamérica es casi un dólar», indica la economista Graciela Urdaneta.
Ecoanalítica indica que, en promedio, los gastos adicionales para respaldar el servicio eléctrico en Venezuela están alrededor de 21,1 de dólares. Sin embargo, en Zulia la cifra llega a 79,6 dólares. La brecha es mayor porque es el estado que sufre más apagones. Hasta el 6 de noviembre, la tabla ubicada a Nueva Esparta en el séptimo lugar.
En el caso del servicio de agua, la cifra en promedio llega casi a 52 dólares. En Nueva Esparta, la cifra puede superar los 100 dólares. Estos montos pueden variar según el gasto del agua, pues habría que pagar más si se acaba.
Los gastos adicionales son variados y se pueden traducir en la compra de plantas eléctricas, su mantenimiento o el combustible para hacerlas funcionar. En la reparación de cableados que sufren sobrecargas o cortocircuitos. En la reparación de equipos y la adquisición de protectoras para evitar daños futuros.
Y en el caso del servicio de agua potable se ve más claro: la compra de cisternas y tanques, así como el tratamiento del líquido en caso de ser necesario.
Entre la oscuridad y las caminatas
Los estados que pasan más horas sin servicio eléctrico son Miranda y Zulia, que en promedio pueden estar 17 horas sin luz. Le siguen las regiones andinas con 15 horas. Luego Aragua, Cojedes, Yaracuy y Amazonas con 10 horas.
Se podría pensar que los estados cuyos cortes eléctricos son menos frecuentes o duran menos son los que pueden continuar su actividad económica con algo de «normalidad». Sin embargo, los datos de Ecoanalítica indican que su movimiento comercial se ve estancado por otros factores, como la ubicación geográfica o los sectores industriales o empresariales que allí funcionan.
Esa combinación, los servicios básicos deficientes y una actividad económica reducida o estancada, hacen que las personas comiencen a pensar en movilizarse a otros estados o migrar definitivamente del país.
En el caso del servicio de agua, los estados «más secos» son Falcón y Guárico. Ecoanalítica y Cedice recogieron en mayo de 2024 que las personas de estas regiones deben caminar 3,6 kilómetros para llenar sus tanques y pueden pasar hasta un mes sin ver salir de agua del grifo. «El costo también es físico», expresa Urdaneta.
¿Qué hacer?
Especialistas ya han hablado de hacer ajustes de precios de los servicios básicos; también de la inversión que necesita el servicio eléctrico nacional y del agua. Sin embargo, aunque lo primero ha pasado, lo segundo no. De ahí que las empresas deban tomar sus propias medidas: buscar opciones para sobrevivir en medio de la crisis.
Para ellos, Ecoanalítica sí tiene una recomendación: «Estos gastos deben incorporarse en la estructura de costos». No solo deben incluir los impuestos, los gastos por la distorsión cambiaria o la compra de materia prima. ¿Para qué? Para tomar mejores decisiones con relación a la administración de recursos.
Hasta el 31 de octubre, los residentes de Miranda, La Guaira y Distrito Capital podrán registrarse en la página web de Corpoelec para actualizar sus datos con el plan Borrón y Cuenta Nueva, que busca saldar deudas, ofrecer nuevos contratos y armar una base de datos de los usuarios
Vender otra vez electricidad a Brasil, como ofrece Nicolás Maduro en su reciente visita a Brasilia, es posible a pesar de los problemas en Venezuela. Lo que no puede hacer su régimen es enviar esa carga eléctrica al centro y occidente de Venezuela donde los apagones son constantes. Incluso, ni siquiera a Caracas, ciudad intocable, que día a día siente más el descalabro del sistema eléctrico.
El banco regional de desarrollo de América Latina anunció durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua 2023, que movilizará recursos financieros "para promover la seguridad hídrica y el control de las inundaciones y las sequías", garantizar el acceso seguro y equitativo al agua y el saneamiento, y asegurar la reducción de la contaminación de ese recurso y los residuos sólidos urbanos.