Economía

De oeste a este: Así se mueve el mundo del bachaquero en Caracas

Ofrecen los productos básicos con sobreprecio de más 1.000% y ganan al día hasta 9.000 bolívares. No hay autoridad o tiroteos que los saquen de las calles.Desde muy temprano en la mañana del viernes 5 de febrero una veintena de adolescentes y mujeres de todas las edades se ubican en la avenida Washington de Nueva Caracas en Catia, al oeste caraqueño. En menor cantidad se observan algunos hombres en la Plaza Pérez Bonalde. Con bolsas negras repletas de productos regulados, los buhoneros inician la jornada en la que se ganan entre 5.000 y 9.000 bolívares, según indicaron a El Estímulo.

Publicidad
Por: Dulce María Rodríguez / Foto: Archivo

Sacan con cierta discreción algunos alimentos porque en cualquier momento llega la Policía Nacional o los colectivos y tienen que recoger rápido y correr para evitar el decomiso de la mercancía.

Forman una especie de túnel humano en plena avenida. Se ubican en el extremo derecho e izquierdo de la calle por la que  solo pasan transeúntes por el medio. Ofrecen alimentos, productos de aseo personal y limpieza del hogar a viva voz y sin temor. Si alguien muestra interés le dan el precio, pero si desiste, inician el proceso de regateo por 20 o 30 bolívares menos.

En las calles de Catia, ante los ojos del todo el mundo, los buhoneros, ahora convertidos en bachaqueros (revendedores de productos mayormente controlados a precios de especulación, actúan libremente.

Un kilo de azúcar, arroz o harina precocida de maíz se puede encontrar en 350 bolívares; la pasta alimenticia, corta o larga (hay para escoger), cuesta 400 bolívares al igual que el detergente en polvo.

Había para escoger entre dos marcas de café, pero el kilo costaba entre 800 y 1.000 bolívares. El aceite se podía comprar en 400 bolívares el litro y la mayonesa grande en 800 bolívares.

Las mujeres ofrecían el paquete de pañal de 20 unidades entre 900 y 1.500 bolívares, desodorante en 500, toallas sanitarias de 8 unidades en 250 y afeitadoras a 100, cada una. Además había jabón azul en panela a 250 y el papel de baño en 800 bolívares aunque aclaraban que su precio se debía a que tenía 6 rollos. “Los buhoneros son astutos, tienen los artículos que están escasos, pero hay que traer mucho real porque los venden carísimo”, dijo Amelia Gómez, compradora.

Una señora robusta que se desplaza por el lugar en silla de ruedas ofrecía productos regulados. Distribuyó dos pacas de arroz en menos de 5 minutos. Le vendió el kilo a los buhoneros a 300 bolívares. Algunos se quejaron porque la ganancia sería poca, pero igual le compraron a la que llamaron “bachaquera”.

Yonelki Briceño, de 18 años, contó que es buhonero y bachaquero desde hace un mes. Antes secaba cacao en Barlovento y se ganaba 6.000 bolívares cada dos días. Ahora gana más.

Dijo que las ventas son muy buenas y la gente paga lo que sea porque quiere comida sin hacer cola. “Ahora saco hasta 9.000 bolívares antes del mediodía”. Excepto el día anterior, aclaró. “Estaba ofreciendo leche en polvo y llegó un colectivo y me la quitó, porque no se puede dejar a los menores sin su alimento. Perdí 2.000 bolívares”, aseguró.

De repente se escucha gritar: “Aguas, aguas, aguas”. Palabra clave que usan para advertir la llegada de la Policía Nacional. A dos buhoneros le decomisaron toda la mercancía que, unos metros más adelante, los mismos policías remataron a 100 bolívares. En segundos se acabó. Los buhoneros replicaron con groserías y persiguieron a los compradores para que les devolvieran los productos. No lo lograron.

– Comerciantes hartos –

Los comerciantes formales del mercado Municipal de Quinta Crespo dijeron estar “hartos de los buhoneros”. Aseguraron que hay el doble que en enero, más gritos y basura. “Aquí no hay autoridad”, dijo una comerciante afectada porque se ubican al frente de su negocio.

Contó que adentro del mercado solo venden productos prioritarios los jueves. “Desde las 5:00 am hay cola. Reparten números y distribuyen a los clientes en distintos puestos, pero no duran mucho, afirmó.

Los buhoneros compran en el mercado los productos y luego los revenden en las afueras de la instalación a más de 1.000%. Dijo que adentro del mercado vendieron tres kilos de harina de maíz precocida por 100 bolívares y afuera los buhoneros ofrecían uno por 400 bolívares. “Ellos hacen lo que les da la gana porque la gente les compra.

Una buhonera contó a El Estímulo que estaba allí de martes a viernes desde las 7:00 am hasta la 1:30 pm. “Me va bien. Acepto pedidos. Las ventas son buenas aunque hay mucha competencia”, dijo.

Otro comerciante denunció que los buhoneros seguían allí porque le pagaban vacuna a la policía. “Al que no pague le quitan la mercancía y se la venden a los demás, es una mafia”, afirmó.
Se podía adquirir mantequilla, mayonesa, champú, desodorante, toallas sanitarias, pañales y alimentos a precios parecidos a los de los buhoneros de Catia. Era el único lugar que tenía leche en polvo y costaba 2.500 bolívares.

– Día difícil –

El recorrido por puntos de venta informales terminaba en Petare, al este de la capital. Pero a la 1:30 pm de ese viernes se produjo un tiroteo en los alrededores del elevado hacia Palo Verde, justo donde se ubican los buhoneros.

El intercambio de disparos fue por un enfrentamiento entre funcionarios de la División contra Robos de la Policía Nacional -se podía leer  en sus chaquetas- y un hombre que acusaban de haberse robado un vehículo.

La zona en la que predomina la algarabía se quedó en silencio y solo se escuchaban los disparos y pasos fuertes. Mientras, los transeúntes corrían sin voltear para alejarse del lugar. Sin embargo, los buhoneros ni se inmutaron. Parecía un hecho cotidiano para ellos.

Luisa Elena Sánchez, con un bebé en brazos, le preguntó a un buhonero qué pasaba  y él respondió: “Nada. Tengo las toallas sanitarias a 300 y los pañales te los dejo en 900. ¿Qué talla es tu chama?”.

La Guardia Nacional Bolivariana cerró el paso vehicular y la gente abarrotó la entrada del Metro. Desde allí se observaba a los buhoneros con arroz, café, harina de maíz y azúcar, a precios similares a los ofrecidos en Catia y Quinta Crespo.

Llamaba la atención que mientras en las farmacias el producto no se consigue, en uno de los puestos de buhoneros vendían diferentes marcas de anticonceptivos.

Publicidad
Publicidad