En el Abastos Bicentenario del Centro Comercial Macaracuay Plaza las personas hacían este jueves una pequeña cola para comprar un combo de dos lavaplatos Axion y una botella de cloro de 5 litros por Bs 2.000. Mientras que en la sucursal de Plaza Venezuela, la fila se hacía para obtener dos pastas dentales para niños, una caja de hisopos y dos jabones de baño (todos estos productos importados) por tan solo Bs 500.
La sorpresa, los artículos podían ser adquiridos por cualquier persona siempre y cuando presentara la cédula laminada.
Una cajera del Gran Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela le dijo a El Estímulo que el gobierno tiene planteado suspender próximamente la venta por terminal de cédula en todas las sucursales de la red estatal porque el sistema no funcionó. «Esto se está yendo a pique y con esa medida se está buscando evitar la quiebra de la red, sobre todo por los empleados», agregó.
En el establecimiento de Plaza Venezuela también llegó leche líquida, los ciudadanos podían llevarse dos garrafas de leche en Bs 810 cada una.
Con respecto a la venta de carne y pollo, la empleada señaló que llevan muchos días que no despachan esos rubros pero que próximamente se reiniciará la venta de los mismos también sin terminal de cédula. «Fíjate están arreglando toda el área donde se ubica esa mercancía», comentó.
Aunque los anaqueles de la sucursal de Plaza Venezuela están llenos, la variedad no existe. La mayoría de los estantes están repletos de un mismo producto, muchos de ellos son de marcas extranjeras desconocidas en el mercado nacional a precios similares a los que se encuentran en los supermercados privados.
«Están igualitos que los buhoneros con estos precios. Esto es triste», lamentó una señora en uno de los pasillos del establecimiento.
En el área de la charcutería, los precios de los quesos van desde 2.360 a 4.500 bolívares. Mientras que un kilo de jamón cocido Hermo cuesta 4.959 bolívares.
Caso contrario a lo que se puede apreciar en el Abastos Bicentenario ubicado en el Centro Comercial Macaracuay Plaza. Neveras totalmente vacías, apagadas y hasta cubiertas con plástico, anaqueles desolados, empleados revisando sus teléfonos porque no tienen nada que despachar.
Como si la época navideña ya hubiese llegado, tanto en el Abastos Bicentenario de Plaza Venezuela como en el del Centro Comercial Macaracuay Plaza, se puede topar con anaqueles llenos de pannetone.
«Señora lo único que queda es encomendarse a Dios, pedirle que esto mejore», dijo uno de los empleados de la sucursal de Macaracuay a una anciana que veía los estantes vacíos.