Economía

Comercios de San Antonio paralizados tras apertura parcial de la frontera

Lejos está la reactivación económica de la zona según comerciantes y conocedores. Para muchos en la frontera, hoy, después de un año exacto del cierre y a pocos días de oficializar un limitado paso humanitario entre Colombia y Venezuela, aún permanece clausurada.

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CucutaAHB-15 puente frontera
TEXTO: ROSALINDA HERNÁNDEZ C. | FOTO: ARCHIVO | ANDREA HERNÁNDEZ

Mientras en el puente internacional Simón Bolívar que une a San Antonio del Táchira con Cúcuta (Colombia), los transeúntes bailaban el pasado sábado 13 de agosto, primer día de la reactivación del paso binacional, al ritmo de la cumbia colombiana, calles más arriba, donde inicia el sector comercial de la población, la soledad y el hastío de los dueños de almacenes eran abrumadores.

Una semana después de la reapertura, la situación no ha cambiado mucho. Las calles siguen desoladas, los comercios cerrados y las santamarías abajo.

Solo en la avenida Venezuela se muestra un flujo constante de peatones que entran o salen del país, cruzando la aduana.

Los pocos almacenes que han logrado subsistir al cierre fronterizo (80% ha cerrado) se ven poco atractivos a la vista de cualquier visitante: vieja y escasa variedad de mercancía y los trabajadores que aún tienen la suerte de conservar el empleo, descansan sentados o recostados sobre las vitrinas, sostienen la quijada con la mano y una mirada perdida los sumerge en el olvido.

Y es que luego de reabrirse el paso peatonal fronterizo la dinámica comercial en la que fuera catalogada por la Comunidad Andina de Naciones (CAN), en la Junta del Acuerdo de Cartagena, como la frontera más dinámica y activa de América del Sur, no es de franca recuperación.

Comerciantes y trabajadores tienen muy pocas expectativas ante el futuro comercial de la zona, que representaba hace un año atrás el punto céntrico del comercio entre Venezuela y Colombia y que en su mejor momento llegó a reportar 7.000 millones de dólares anuales en ingresos.

– Es lenta la recuperación –

La situación del comercio fronterizo es compleja y hablar de recuperación es esperar que se logre de manera lenta y paulatina, dijo José Rozo, ex presidente de Fedecámaras Táchira.

“Para una recuperación real es necesaria la apertura total y vehicular por todos los pasos. En unos seis meses se podrían ver algunas mejoras en el comercio de San Antonio y Ureña”, señaló.

Los que conocen la frontera y su comercio, coinciden en que la reactivación económica no se dará de un día para otro. Las pérdidas a un año de la interrupción de la dinámica comercial son incalculables.

Para Charo Ramírez, administradora de un almacén en San Antonio la reactivación fronteriza no traerá ninguna recuperación a corto plazo en el sector comercial.

“No habrá ninguna recuperación, más bien vamos para atrás. Abrieron la frontera y todo el mundo corrió a Cúcuta a hacer mercado porque aquí no hay qué comer y la gente prefiere comprar comida que otras cosas”, comentó.

“Los colombianos poco han visitado los comercios. Creo que ellos aún sienten miedo de venir por lo que les hicieron las autoridades cuando los sacaron. Yo en su lugar no vendría a San Antonio y soy poco optimista en creer que en poco tiempo nos vamos a recuperar”, dijo Charo.

De 22 comercios establecidos en la también conocida como “Villa Heroica”, de ciudadanos chinos, apenas cuatro permanecen abiertos y trabajan con poco inventario.

“Las ventas después del cierre de la frontera bajaron considerablemente. Estamos sobreviviendo con lo que se puede porque no hay importaciones ni exportaciones y menos mercancía para vender. Si a eso se le agrega el aumento salarial, pues uno piensa en salir de la gente que tiene empleada y quedarse solo trabajando a ver hasta dónde se aguanta”, explicó Diego Arcila, propietario de un comercio.

El comerciante ve “por ahora” en la reanudación del tránsito binacional una oportunidad para que los venezolanos puedan ir a comprar a Colombia los alimentos que escasean en el país y no como una reactivación del sector comercial definitiva en la zona.

“Sobrevivimos con lo que tenemos de capital pero ganancias no hay porque las ventas van de mínimas a nulas. No dan”, apuntó.

– Una apertura total –

De acuerdo con el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Ureña, Isidoro Teres, las opiniones sobre la apertura fronteriza son diversas y la mayoría la considera “bastante tímida”, a su juicio, simplemente se ha facilitado el paso peatonal.

“No hay que solamente alimentar a la población, también hay que darle trabajo y permitirle que el aparato productivo arranque porque 80% del comercio bajó las santamarías luego del cierre de la frontera. Y hasta que no se tenga la materia prima para producir, no se podrá pensar en reactivación o recuperación”, dijo.

Para el vocero del gremio de comerciantes, la esperanza reposa en una apertura pronta de los puentes internacionales que permita no solo el florecimiento del comercio fronterizo sino de muchos otros sectores económicos del país.

“Es más lo que tiene que ofrecer Colombia a nosotros que Venezuela al país hermano. El grueso de productos que los venezolanos ofrecen al visitante colombiano se ha reducido. Muchas veces nuestros precios superan al del mismo producto colombiano y hemos decaído mucho con respecto al mercado neogranadino. Eso quedó demostrado el fin de semana pasado cuando 65.000 venezolanos fueron a comprar a Cúcuta. Los colombianos vienen en menor cantidad”, dijo.

– El colombiano va solo de paso –

La movilización de venezolanos a Colombia a través de los puentes internacionales ha sido fluida y constante durante los primeros tres días de apertura fronteriza, Migración Colombia informó que más de 120.000 ciudadanos venezolanos habían ingresado al vecino país.

En un recorrido hecho por El Estímulo en la zona de San Antonio y Cúcuta, se constató que el mayor número de personas que recorren el corredor fronterizo son venezolanos provenientes de distintos puntos del país que van para comprar alimentos y medicinas a Cúcuta.

Los colombianos que fueron captados ingresando a territorio nacional lo hacen por otras razones que, en su mayoría nada tienen que ver con el intercambio comercial y económico fronterizo.

El caso de Ninfa Vargas es un ejemplo de los otros motivos que tienen los vecinos para entrar a Venezuela.

Con la mano arrastraba una maleta y en la otra llevaba una bolsa grande llena de víveres. Acababa de cruzar la frontera, venía del barrio Belén de Cúcuta.

Tiene dos hijos viviendo en Venezuela, uno en San Cristóbal y el otro en Puerto Ordaz, y aseguró que les trae alimentos porque es difícil para ellos adquirirlos en el país.

“Gracias a Dios abrieron la frontera. Acá la situación está dura. Mis hijos trabajan pero igual ni teniendo la plata se consiguen las cosas y hay que hacer tremendas colas para comprar una bolsa de harina”, dijo la mujer de 60 años.

Lo más duro que ha vivido del año del cierre fronterizo es la incertidumbre de saber si sus hijo estarán bien, si están comiendo o se van a la cama con hambre.

“Cuando me llaman me dicen: mamita esto acá está muy duro, no tengo crema para cepillarme. Siento mucha impotencia», manifestó.

Dice no entender nada de las relaciones diplomáticas y de acuerdos migratorios, comerciales y aduaneros establecidos entre ambas naciones para abrir la frontera.

“Yo no entiendo nada de eso, lo que quiero es que abran la frontera definitivamente. Que hayan fuentes de trabajo porque uno como madre sufre mucho al ver a sus hijos estancados”, puntualizó.

Con una vida guardada en tres maletas cruzó Marisol García el puente internacional Simón Bolívar.

“Me voy para no volver, soy colombiana con 20 años de residencia en Venezuela y tres hijos venezolanos, pero la crisis de este país me obliga a retornar a Colombia”, dijo.

Marisol vivía en Maturín, donde considera que cada día se hace imposible subsistir. Dijo que se marcha feliz a vivir en Cúcuta, ciudad que no visita desde hace un año y donde cree podrá garantizar calidad de vida a sus hijos.

– Buscan legalizarse en Colombia –

En la Registraduría de Norte de Santander, cada día son más los venezolanos con nexos familiares colombianos que llegan en busca de los documentos legales para quedarse en el vecino país.

Aunque no se maneja una cifra oficial, al menos 120 solicitudes o trámites de residencia han hecho los connacionales en Cúcuta luego de la apertura fronteriza, señaló Henry Peralta, registrador delegado para Norte de Santander.

“Los venezolanos buscan legalizar su estadía en el país y además averiguar su derecho a la nacionalidad por ser hijos de padres colombianos”, precisó.

El funcionario colombiano agregó que “muchos venezolanos con conocimiento de su condición de extranjeros buscan también la asesoría para acceder a la cédula extranjera, un trámite que se adelanta con migración, pero nosotros los asesoramos sobre el tema”.

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