Economía

Viejos centros comerciales se adaptan a la crisis

Juan Carlos Rangel, presidente de la junta de condominio del Unicentro El Marqués, resume la situación del mall en la del país. Ni más ni menos. Los viejos centros comerciales reflejan la crisis del país: menos personal, locales cerrados y otros que han cambiado de ramo para poder adaptarse a la nueva economía venezolana.

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Unicentro El Marqués
Texto: Alejandro Ramírez Morón / Foto: Mapio.net

«La misma situación del país nos ha llevado al problema de no conseguir personal adecuado e instruido en el área de centros comerciales, para poder llevar una gerencia general”, dice Rangel.

“Un gerente general debe reunir diversas condiciones: debe conocer algo de ingeniería, de trato con el público, vínculos con los organismos oficiales (Sundde, Guardia Nacional, las distintas policías), entre otras cualidades. Es una tarea bastante compleja que tal vez amerita dedicación 7×24. Lo hemos buscado bastante, pero no lo hemos encontrado”, indica el vocero.

Dice que el negocio ahora no es del todo rentable, pero lo venía siendo hasta hace poco más de dos años, cuando se introdujeron las nuevas regulaciones, especialmente la Ley de Regulación del Arrendamiento Inmobiliario para el uso Comercial -Gaceta Oficial Nº 40.418 del 23 de mayo de 2014-, conocida como la Ley de Arrendamientos.

La feroz buhonería en las afueras de los centros comerciales y los mototaxistas, inciden en la calidad de los visitantes, a juicio del portavoz. Ha cambiado el perfil del visitante, que anteriormente consumía artículos más costosos. “Por eso el mix de nuestro centro comercial ha mutado, y tiendas muy tradicionales, han tenido que bajar su perfil, con una oferta de artículos menos costosos y más populares”.

“El locatario o el alquilado, ha tenido que variar su negocio hacia artículos chinos, por ejemplo, o de países asociados al Mercosur (como Colombia o Brasil). Pero ya adquirir mercancía en Europa o en los Estados Unidos no tiene sentido, porque los visitantes (los decision makers) no tienen poder de compra suficiente”, expone Rangel.

Procuran que tanto locatarios como alquilados suban sus niveles de ventas. Acaban de hacer un ciclo de renovaciones de contratos de alquiler. A pesar de que la inflación ha estado sobre 700%, El Unicentro ha ajustado los alquileres –en promedio, y por metro cuadrado- apenas 80%. ¿Por qué? Porque los contratos, en su caso, son anuales. La Ley de Arrendamientos regula la variación porcentual que usan los propietarios para ajustar el precio de los alquileres. Hay locatarios que operan su propio negocio, pero no son la mayoría.

Esta situación la padecen la mayoría de los centros comerciales construidos antes de la era de los grandes malls, donde se observan varios locales cerrados.

La idea inicial es no cargar al consumidor final el canon de arrendamiento. Teresa Borges, consultora jurídica de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela (CIV) estima que la Ley de Arrendamientos no es el instrumento legal más urgente, si se habla de reformar las leyes emitidas en fecha reciente por el Gobierno.

– Condiciones laborales – 

“En estos centros comerciales de escala media, tal vez el mesonero que sirve las pizzas en un local no está tan bien –en términos de dinero- como un buhonero de la acera de enfrente, y cuidado si no está peor”, señala Genny Zúñiga, quien fue investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, y ahora está radicada en Canadá.

La también socióloga apunta que hay que ver varias cosas: una de ellas es cómo se ha movido el comercio en medio la severa crisis económica de los últimos años.

El sector comercio agrupa a buena parte de la población ocupada. Pero cuando se ve en contrapeso con otras actividades económicas, “comienza uno a preocuparse”. El comercio está dentro del sector terciario, el cual debería estar suficientemente desarrollado para aportar un porcentaje grueso del PIB, y se supone que tal cosa debería redundar en un empleo de calidad. Pero al verificar los indicadores, esto no es así.

“Estos trabajadores asalariados, de los locales de estos centros comerciales de rango medio, tienen apenas un salario mínimo y muy pocos de los beneficios que encuentran los trabajadores de otras áreas. Son muy pocas las áreas del país, en las cuales los trabajadores reciben los beneficios completos y tienen un buen paquete”, refiere Zúñiga.

Es decir, también los trabajadores informales (los buhoneros de las aceras aledañas, los mototaxistas) entran en la categoría comercio; es posible que el buhonero tenga mejores ingresos que el empleado de las tiendas, pero condiciones laborales muy inferiores. “Los empleados de las tiendas apenas tienen seguro social –el Estado ha impuesto penalizaciones muy severas en este ámbito-, pero no pasan de ahí”.

Pongamos un ejemplo concreto: “Algunos de estos centros comerciales medianos cuentan con alguna cadena grande de cines. Es posible que el gerente general de uno de estos cines, no gane tan buen dinero como el mototaxista de la acera de enfrente”.

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