«Ya son nuestro segundo socio comercial, pero tenemos un enorme potencial. Queremos recibir más inversiones de las empresas chinas y que se radiquen en Argentina, un país abierto a la inmigración», señaló el mandatario en una conferencia impartida en la Academia China de Ciencias Sociales en Pekín.
En el principal centro de investigación social de China, donde se forma a más de 3.000 expertos, Macri expresó su deseo de que algunos de esos talentos chinos emigren a Argentina para ayudar a desarrollar un país que «sigue creyendo en la diversidad, el intercambio y el enriquecimiento de todos».
«Hay pocos países con el nivel de complementación de Argentina y China», dos economías que «tienen mucho para sumar, intercambiar y enriquecerse», aseguró.
En ese sentido, Macri recalcó que Argentina, que ya produce alimentos para 400 millones de personas y quiere doblar esa cifra en el plazo de cinco a ocho años, puede ser vital para el abastecimiento alimentario de China.
Al mismo tiempo, «China puede contribuir al desarrollo de las infraestructuras de Argentina, un país muy grande pero que adolece de caminos, puertos, aeropuertos, proyectos de riego o de mitigación de inundaciones».
También insistió en profundizar los intercambios turísticos con China, nación de la que anualmente 150 millones de habitantes viajan al exterior pero de los que solo 30.000 visitan Argentina.
Similar punto de vista expresó el presidente argentino horas antes, en la clausura del Foro de Negocios e Inversiones Argentina-China en Pekín, donde aseguró que su país quiere ser «predecible» para el gigante asiático, un socio «absolutamente estratégico».
Macri trató de lanzar un mensaje de confianza a los inversores y empresarios chinos que acudieron al evento y, como hizo la víspera, alabó la iniciativa china de las Nuevas Rutas de la Seda, que Pekín impulsa para mejorar la conectividad entre Asia y Europa, África e incluso Latinoamérica.
Dentro de ese plan, Argentina ha manifestado su interés en ser miembro del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), el organismo multilateral creado por Pekín como herramienta financiera para su plan global, del que ya forman parte 77 países.
En sus actos públicos de hoy, Macri quiso presentar una economía argentina distinta a la de los gobiernos anteriores, con la que fue muy crítico al señalar que arrastró «niveles de pobreza y exclusión desde hace varias décadas», algo que en su opinión fue resultado de «no tener una política de desarrollo coherente y clara».
«Fue fruto del aislamiento, de tener un Estado al servicio de la política y no de la gente, de impedir el desarrollo de un sector privado», señaló el mandatario, quien defendió que las reformas emprendidas en los 17 meses de su Gobierno «permitieron que Argentina vuelva a crecer tras cinco años de estancamiento».
Macri opinó que la elección de su país como sede del G20 en 2018 prueba que la comunidad internacional «quiere mandar el mensaje de que están contentos con el cambio que se ha dado en Argentina».
Asimismo, el presidente señaló que el clima de cambio en su país también se respira en el Mercosur (Uruguay, Brasil, Paraguay y Argentina), organismo que durante años «perdió un poco el rumbo de integración» pero que vuelve a intentar profundizarlo, además de buscar convergencias con la Alianza del Pacífico, que componen Perú, Chile, Colombia y México.
El mandatario finalizó su agenda de hoy con una recepción en uno de los rascacielos más emblemáticos de Pekín, como antesala del Día Nacional (25 de mayo) y también para celebrar el 45 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Argentina.
Macri se reunirá mañana con su homólogo chino, Xi Jinping, y se espera que se produzcan avances en varios proyectos que son prioritarios para China y que, de momento, están debatiéndose: las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic y la construcción de dos centrales nucleares en suelo argentino.]]>