Economía

Sector automotor pide una política cambiaria justa en Nueva Esparta

Los acuerdos firmados en el marco de la Expo Venezuela Potencia 2017, entre el gobierno nacional y el sector empresarial automotor para fortalecer la producción nacional de vehículos no han dado aún mayores resultados.

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Concesionario en Margarita
Texto: Johanna Bozo / Fotos: Sebastián Guido

El sector se encuentra totalmente paralizado sumando pérdidas millonarias y con el riesgo de afectar la estabilidad laboral de miles de trabajadores que dependen de esta industria en todo el país. En Nueva Esparta la historia se repite, sin embargo, los empresarios locales apuestan por una política cambiaria justa que les permitiría reactivar sus operaciones y estabilizarse.
El presidente de la Asociación de Distribuidores de Automóviles de Nueva Esparta, Gabriel Briceño, afirmó en entrevista con El Estímulo que el sector atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia y que uno de los motivos principales es la escasez de divisas que mantiene paralizadas las ensambladoras (por la falta de materia prima) y en consecuencia a las redes de concesionarios prácticamente sin inventarios.
En la región han buscado alternativas para mantener las operaciones, aun así el panorama es bastante negativo. El mal estado del sector, a juicio del vocero, se pone en evidencia al observar que el parque automotor está totalmente deteriorado y obsoleto, y que además cada día se paran más vehículos por falta de repuestos e insumos.
Los concesionarios de las 12 marcas que hacen vida en la entidad se mantienen abiertos, no obstante, han incurrido en el cambio de ramo que también afecta al sector comercial para “sobrevivir”. La prestación de servicios de taller y la venta de repuestos es ahora, y desde hace ya algún tiempo, su carta de presentación. Los pocos autos que se ven en las exhibiciones son de segunda mano, algunos importados por particulares y en otros casos, hasta de marcas diferentes a las que los identifican. Todo esto enmarcado en la enorme caída de sus ventas.
El dirigente gremial aseguró que en ese intento por salir de la crisis se han valido de todas las fórmulas y estrategias posibles, incluso con el Dicom, sin lograr los objetivos. Este sistema, a su modo de ver, debe redefinirse en aras de garantizar que se manejen criterios realmente claros a la hora de otorgar las divisas a cada sector.
“Estamos mal, pero aquí contamos con una variable a favor, que son las condiciones fiscales especiales que nos otorga la Ley del Puerto Libre, que permiten que importemos bienes y servicios con condiciones muy favorables como la exoneración de impuestos y aranceles que nos ayudaría a ser competitivos en cuanto a los precios y permitiría que no fuésemos dependientes exclusivamente de las ensambladoras nacionales. Podríamos reactivar las operaciones haciendo un cambio justo en un tema vital, el sistema cambiario. Nosotros debemos gozar de prerrogativas para acceder a las divisas, así importaríamos autos a una tasa especial y tendrían precios accesibles para la población”, apuntó.
Pese a que los empresarios insulares tienen esta carta bajo la manga, también están claros en que “las decisiones han evidenciado que en el rango de prioridades del Estado no existe como política impulsar la industria automotriz”. Briceño indicó que en vista de que la industria nacional está destruida por completo todo lo que se consume debe ser importado, y que por lo tanto, lo básico y primordial son las medicinas y los alimentos. “Si hay otras cosas vitales como el mantenimiento de las redes eléctricas y no se hace, ocasionando racionamientos de entre dos y cuatro horas diarias, en qué lugar estaría el sector automotor, no lo sabemos. No hay divisas para satisfacer todas las necesidades que hay en el país”.
– Cuestión de resistencia –
Para Briceño el tema de la industria venezolana, incluyendo la automotriz, es multifactorial. Sobre el tapete dice que está una altísima inflación, una pérdida del poder adquisitivo sin precedentes, decisiones legales que se basan en juicios políticos (con casos como el de General Motors) y la imposibilidad de acceder a las divisas oficiales, que obliga a los empresarios a adquirir con recursos propios algunos insumos y repuestos para poder atender las demandas de los consumidores y clientes. Se suma la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente “con acciones y decisiones al margen del rango constitucional”, que afianzó la caída de los índices de confianza de los inversores nacionales y extranjeros.
Por todo esto, considera que se requiere de mucho trabajo y voluntad de parte del Estado y de los empresarios. La inversión necesaria para poner al día las líneas de ensamblaje es multimillonaria y eso bajo un ambiente de incertidumbre como el que se vive en el país es imposible. Urge que se instale un ambiente de seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada y a los derechos económicos, incentivos a los inversionistas y a la producción, “eso sería ideal para generar confianza y así alcanzaríamos el objetivo de reactivar el sector”.
“La industria automotriz está en modo de supervivencia. Encontramos algo de equilibrio en la reinvención del negocio, que está totalmente distorsionado porque no estamos cumpliendo con la misión principal que es ofrecer automóviles a quienes lo necesitan, darles servicios y mantenimiento adecuado. Los empresarios estamos enfocados en sobrevivir, nunca vivimos una crisis tan severa, pero si logramos superarla, el futuro será muy prometedor. Es una cuestión de resistencia. Seguiremos aferrados a la idea de que es posible un cambio, porque si no lo hay el destino de la industria nacional y el comercio venezolano es la quiebra total”.
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