Se decidió crear esta nueva pieza con el objetivo de hacer frente al fraude. Según The Royal Mint, la agencia oficial que acuña las monedas británicas, 3% de las antiguas monedas de una libra, que representarían 45 millones de libras (50,41 millones de euros), serían falsas.
De esa moneda, que comenzó a circular en 1983, se acuñaron 2.000 millones de unidades.
Fue reemplazada por el billete de una libra cuando el Tesoro Real consideró que era demasiado cara de producir en proporción a lo poco que duran, unos nueve meses de media.
La nueva moneda, de la que se producirán 1.500 millones de ejemplares, es «la más segura del mundo», afirmó a la AFP Kevin Clancy, director del museo del Royal Mint.
«Hemos incorporado varias características nuevas: la moneda tiene una forma dodecagonal (12 lados) que sustituye la forma redondeada de la anterior», indicó. «Es una pieza bimetálica, con metales de dos colores. También tiene un holograma, está marcada con letras minúsculas y la característica forma de su borde».
Los materiales empleados, aleaciones metálicas a base de níquel y cobre, también deberían ayudar a que las copias se distingan más fácilmente.
Y, si bien el espesor de la nueva moneda es menor que el de la anterior (2,8 milímetros frente a 3,15), conforme a los deseos de las empresas de transporte de fondos, seguirá siendo la moneda británica más gruesa en circulación.
«En 1983, la idea [de una moneda gruesa] era darle a la gente una sensación de valor. Hemos mantenido este enfoque», precisó Kevin Clancy.
Su diseño, parecido al de un euro, también es todo nuevo. En su cruz, aparece la propuesta de un adolescente de 15 años, David Pearce, que ganó un concurso organizado por el ministerio del Tesoro. Su dibujo muestra una rosa, un puerro, un cardo y un trébol, los símbolos de las cuatro naciones del Reino Unido, situadas en una corona real.
Su cara lleva un nuevo retrato de Isabel II, el quinto que adorna una moneda británica. Fue validado por la monarca.
– Follón en el supermercado –
La nueva moneda, que entró en circulación el 27 de marzo, debería sustituir completamente a la antigua el 15 de octubre, cuando esta última deje de ser reconocida oficialmente. Pero, aunque ya se retiraron 1.200 millones de ejemplares, todavía quedarían unos 500 millones en circulación.
Las autoridades no dejan de instar a la población para que se deshaga de esa moneda en bancos o comercios, pero se espera que muchos establecimientos sigan aceptándola después de la fecha límite, aunque no podrán utilizarla para dar el cambio.
«El periodo de transición fue relativamente corto», consideró la Federación de Pequeñas Empresas en un comunicado. «Sería bueno que las pequeñas empresas puedan recoger esas monedas durante un breve periodo [suplementario] para llevarlas luego al banco».
Poundland, una cadena británica de tiendas en la que casi todos sus productos se venden a una libra, ha prorrogado hasta el 31 de octubre el plazo para que sus clientes puedan seguir pagando con las monedas viejas.
Los principales bancos del país, Barclays, Natwest, Lloyds o Santander también anunciaron que seguirán aceptando la moneda redonda más allá del 15 de octubre, así como las estafetas de correos.
Sin embargo, el paso a la nueva moneda podría causar algunos problemas. Según el Daily Telegraph, los supermercados Tesco y Sainsbury’s todavía no han adaptado sus carritos de compra a la nueva moneda.
Y lo mismo ocurre en las estaciones de tren: los viajeros todavía no pueden utilizar la nueva moneda para comprar sus billetes en las máquinas automáticas de ciertas compañías, como Southern, Great Northern o el Gatwick Express.