Asfixiada por la caída del precio del petróleo y las sanciones estadounidenses, Venezuela asegura ser un «buen pagador», pero las malas noticias se suceden en un país cuya población está sometida ya a la escasez de alimentos y medicinas a falta de dinero para importarlos.
Una delegación venezolana dirigida por el ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, firmó este miércoles un acuerdo que reestructura un crédito ruso de 3.150 millones de dólares otorgado en 2011 para comprar armamento ruso.
El acuerdo prevé un nuevo calendario de reembolsos en 10 años con aportes «mínimos» durante los primeros seis años, indicó el ministerio ruso de Finanzas.
«Aliviar la carga de la deuda» permitirá «utilizar los fondos liberados para desarrollar la economía del país, mejorar la solvencia del deudor y aumentar las posibilidades para que todos los acreedores recuperen los créditos ya acordados», explicó el ministerio ruso en un comunicado.
Más allá de esta operación, el gobierno ruso «no ha recibido ninguna petición» de ayuda adicional de parte de Venezuela, según el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
Según Anton Tabakh, economista jefe de la agencia de calificación RAEX, es «normal» que Rusia quiera reestructurar la deuda de Caracas.
La operación permite «a ambas partes mantener las apariencias y ganar tiempo, ya que ahora la cuestión de la deuda venezolana no puede ser resuelta de ninguna manera», explica a la AFP.
«En la práctica, es muy raro que países más débiles que sus acreedores paguen sus deudas. En la mayoría de casos, se acaba reestructurando todo. Los países que pagaron sus deudas a la Unión Soviética, por ejemplo, se cuentan con los dedos de una mano», recuerda.
La reestructuración de esa deuda es una gota de agua en el endeudamiento de Venezuela, que alcanza los 150.000 millones de dólares.
La deuda venezolana con Rusia incluye 6.000 millones de dólares pagados por adelantado por la petrolera semipública Rosneft a la venezolana Pdvsa.
De estos, 2.500 millones fueron saldados entre mayo de 2016 y abril de 2017.
De acuerdo a una nota de la agencia Reuters, los fondos prestados por Rusia a Pdvsa, no forman parte de la reestructuración de deuda acordada este miércoles entre Moscú y Caracas, dijo a periodistas el ministro de Economía y Finanzas Simón Zerpa.
Oficialmente, se trata de un avance por contratos de entregas de petróleo y carburantes previstos hasta 2019 pero varios expertos consideran, sin embargo, que se trata de un apoyo financiero disimulado a Caracas, bastante más turbio.
Estas sospechas surgen además teniendo en cuenta que Rosneft, dirigida por Igor Sechin, cercano a Vladimir Putin, se ha convertido en uno de los principales vectores económicos de los intereses estratégicos de Moscú, al firmar acuerdos con China, India y más recientemente con el Kurdistán iraquí.
Rosneft aseguró el martes que no veía ningún «riesgo» en no recuperar su crédito.
Para Caracas, todo depende de su acreedor principal, China, dado el monto en juego y también el tipo de apoyo de Pekín, más frágil que el de Moscú.
En el caso de China, su principal acreedor, los expertos estiman que las sumas ascienden a varias decenas de millones de dólares.
«El gobierno y el pueblo venezolano tienen la capacidad de gestionar de forma apropiada sus propios asuntos, incluido su problema de deuda«, reafirmó este miércoles portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores.
Con información de AFP y Reuters