Valiu es un joven emprendimiento con cofundadores venezolanos, basado en Colombia, donde atiende a un público potencial de cuatro millones de personas que conforman la más grande colonia de nacionales de Venezuela.
En su mayoría son inmigrantes o refugiados que dejaron atrás sólidos lazos familiares y necesitan enviar algo de dinero cada mes para ayudar a sus parientes a enfrentar con urgencia la hiperinflación y la escasez de comida, medicinas y otros bienes básicos.
La novel empresa conjuga las ventajas de la tecnología y las conexiones en un mundo globalizado, con una vocación de negocios y de servicios a un colectivo con necesidades apremiantes y crecientes por atender.
Ahora mismo está en fase de aceleración y consolidación, bajo el ala de «Y Combinator», una empresa de Silicon Valley, en el estado de California, que en su momento impulsó la existencia de grandes empresas exitosas actuales como Airbnb.
“El primer producto arrancó en febrero pasado con una aplicación en web. Nos acercamos a un punto donde ya había alto tráfico de venezolanos en Colombia, como peluquerías, restaurantes y miniautomercados. Creamos nuestra propia red de “corner shop” (tiendas de conveniencia)”, explica Gabriel Ascanio, uno de los socios, cofundadores y director de operaciones, con 13 años fuera de Venezuela y un notable recorrido por el mundo del emprendimiento tecnológico en California, la meca de esos negocios.
Explica que ya cuentan con 69 puntos aliados en más de 18 ciudades de Colombia, llevan más de 12.000 transferencias y han crecido a una tasa de entre 30 a 50% mensual, con envíos de 21 dólares en promedio. La simplicidad y la agilidad de sus plataformas son dos de sus principales llamados.
Las remesas desde Colombia se hacen básicamente pagando en efectivo en más de 20.000 puntos de Balotos y Efecty.
Balotos un canal de compras y pagos electrónicos en efectivo que cubre 85% del territorio colombiano, con más de 800.000 transacciones al día.
Efecty es una empresa especialistas en giros, pagos, recargas y recaudos con 20 años de experiencia en el mercado colombiano y una red de 8.000 puntos de atención al público en 1.070 municipios.
“Envían lo que pueden, tres veces al mes, casi semanal”, dice Ascanio sobre las remesas en efectivo desde Colombia por trabajadores, buena parte de ellos no bancarizados y con la mente y las emociones puestas en ayudar a su familia a sobrellevar el día a día en una Venezuela agobiada por el colapso de los servicios públicos.
La depresión económica ha pulverizado la mitad del tamaño de la economía, pues ya ni siquiera es posible financiarse con tarjetas de crédito ni para tomarse un café.
En esta antigua potencia petrolera que en su momento fue un polo mundial de inmigrantes, muchos de ellos colombianos, hoy el salario mínimo mensual no llega a cuatro dólares y técnicamente un obrero, una maestra o un profesor, tendría que trabajar seis semanas para comprar un pollo en la carnicería.
“Este mes lanzamos nuestra propia aplicación móvil, para Android e IOS. Es optimizada, inclusive funciona en aparatos telefónicos de baja gama, se ha optimizado la descarga y el uso sin datos. Es una aplicación bastante ligera”, resume Gabriel Ascanio en entrevista telefónica desde Ecuador, donde ahora mismo se encuentra estudiando la posibilidad de expandirse hacia ese mercado con otra importante colonia de venezolanos.
Según datos de la última encuesta Omnibus, de la prestigiosa firma Datanálisis, 29% de los venezolanos recibe ayuda económica en forma de remesas de familiares, amigos, o pensiones desde el extranjero. En el estrato tres, el más empobrecido, un tercio declara recibir este auxilio vital. En las regiones del Zulia y los andes se destacan estos movimientos.
Pero en Venezuela, el mercado cambiario es arbitrario, con grandes diferencias entre las tasas de cambio en el mercado y entre el dólar oficial. Por eso es atractivo recibir envíos a una tasa promedio.
Mientras tanto, hay otros indicios de que el drama de la diáspora de venezolanos seguirá su curso mientras no haya soluciones a la vista para la peor tragedia económica y social vivida por un país americano en ausencia de una guerra o un gran desastre natural.
46% de los consultados por Datanálisis en agosto dijo que ha considerado irse del país. De ellos, 21% está seguro de que se irá del país y 46,6% está “algo seguro”. 57% ha considerado irse del país “para buscar mejores condiciones de vida”; 15% por incertidumbre sobre el futuro económico y 13% por trabajo y ofertas de trabajo.
“Estamos hablando de un mercado de necesidad, con más de cuatro millones que se fueron de Venezuela, pero creemos que el número es más alto. Nuestra visión es poder ofrecer servicios a esas personas que no estén bancarizadas”, señala Ascanio, al precisar que el envío de remesas es la entrada al mercado. “Pero no nos quedamos en eso, vemos otras oportunidades”.
La plataforma de Valiu está integrada a más de 60 bases de datos que incluyen la Interpol y la DEA para prevención de lavado de activos. Hay límites diarios, semanales y mensuales para los envíos de cada persona (de 300 dólares), el límite personal en Colombia es de 1.500 dólares por mes.
“Podemos aumentar los limites si el usuario ofrece sus estados financieros llenando los formularios respectivos”, explica Ascanio sobre las prácticas prudenciales.
“Esperamos crecer de manera más agresiva. Estamos enfocados en Colombia”, recalca sobre la estrategia y las recomendaciones de Y Combinator de concentrarse en ese país antes de seguir adelante con los planes iniciales y de asesoría legal, con el fin de desembarcar más pronto que tarde en Ecuador, Perú y Chile, otros grandes centros de recepción de venezolanos.
“Los que nos han asesorado nos han dicho no te expandas tan rápido, crece primero donde está la mayoría de los usuarios que es Colombia, dominas el mercado con la aplicación de escala. Es como tiene que funcionar el modelo de negocio antes de expandirse, porque mucho de lo que mata a las empresas jóvenes es la expansión rápida, que lleva a quemar capital sin poder respaldar ese crecimiento”, explica.
“En Colombia hay 1,3 millones de venezolanos según Acnur (La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados). Pero creemos que la cifra es mayor”, explica.
Y Combinator es una de las aceleradoras de negocios más importante de la economía digital actual. Dan básicamente tanto asesoría como capital.
En 2017, Forbes clasificó a YC como uno de los dos «Aceleradores Platinum Plus» de Estados Unidos. Asimismo, la publicación Fast Company la llamó «la incubadora de arranque más potente del mundo» y Fortune la considera «un terreno para gigantes tecnológicos emergentes».
“Pasé por ahí con mi empresa y esta es la segunda con la que estoy pasando. Es muy emocionante la oportunidad y muy importante por el reconocimiento ante inversionistas y empresas”, señala este arquitecto de profesión, graduado con honores de Summa Cum Laude en el California College of The Arts.
No obstante, apunta que para las expansiones futuras, uno de los principales retos es el aspecto legal.
«La operación cambia en términos regulatorios y tributarios. Se trata de ver como podemos operar en cada país y manejar una tasa competitiva, ya que básicamente estamos compitiendo con el mercado negro, con el cambista informal que opera de manera ilegal, no paga impuestos y maneja una red de intermediarios. Esa es nuestra mayor competencia y estamos viendo como podemos legalizar el envío y tener un manejo de esos elementos que acabo de mencionar para llegar al costo más bajo», apunta.
«Nuestra propuesta de valor son tres: enviar dinero de manera segura, de manera rápida y a un buen precio, pues cortamos el 80% de los intermediarios”, agrega.
Una de las razones que explica el abaratamiento de costos y la capacidad de competir es que el dinero se queda en cuentas domésticas en cada país, a diferencia de los envíos por empresas tradicionales basadas en Estados Unidos, que cobran entre 10 y 35% por remesas en comisiones y pagos de impuestos de salida de divisas (en Ecuador es de 5%).
En Venezuela hasta ahora operan con cuentas de nueve bancos: Banesco, Venezuela, Mercantil, BOD, Provincial, BNC, Bicentenario, Bancaribe y Banplus, con una tasa de entre 2%y 4%.
“Transferimos directamente a estos nueve bancos con dos puntos en esa transferencia: el punto de pago y el punto que recibe, de manera rápida porque transferimos en promedio en una hora, casi de inmediato, a un buen precio con la tasa más baja del mercado. Nuestra ganancia es bastante baja, es un tema más bien de volumen”, argumenta.
Los montos también son pequeños y crecientes y ayudan a resolver problemas familiares en un país devorado por la hiperinflación. También esta forma de redistribución del dinero tiene un aporte para la persona que se abre paso en otras economías ejerciendo muchas veces funciones para las que está sobrecapacitado, y que se esfuerza al extremo de conseguir un ingreso extra para enviar a sus familia, pero normalmente pierde hasta la mitad de su dinero en intermediarios y tasas bancarias.