Economía

Economía venezolana: ¿cómo cerrará el año y por qué 2023 podría sorprenderte?

Ya con unas navidades decretadas por el Gobierno de Maduro, los estimados de la economía sobre el cierre del 2022 y las proyecciones para el próximo año están sobre la mesa. Si mejorar tu economía es uno de los deseos que tienes reservados para pedir durante las 12 campanadas, entonces debes leer este informe para saber a qué te enfrentas

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La aparente mejoría que muchos percibieron a finales de 2021 y principios de 2022 podría no perdurar para el 2023, al menos no en el mismo nivel. El informe de Coyuntura Venezuela -octubre publicado por la UCAB hace una radiografía sobre el cuerpo económico venezolano y los agentes internos y externos que inciden en él. Por los momentos el paciente sigue en terapia, y aunque está recuperándose en comparación con años anteriores, el 2023 podría ser un año en el que las cosas no varíen demasiado, ni para mejor, ni para peor.

Antes de que cierres este artículo para no leer temas negativos, te invitamos a quedarte. Saber cuánto puede cerrar el precio del dólar, cuánto es la inflación estimada e incluso cuánto podría llegar a ser tu salario en el sector público y privado puede ser clave para tomar decisiones, hacer correctivos y ajustar objetivos.

La economía crecerá, aunque no demasiado

La producción en el país cerrará en números positivos este año, y el siguiente. Sin embargo, el problema radica en que la velocidad de crecimiento no es tan elevada como para generar una recuperación a mediano plazo, por lo que volver a los niveles de PIB de hace 10 atrás podría llevarse varias décadas.

El informe señala lo siguiente:

  • Para 2022, se espera que el PIB real termine incrementándose en 7,2%, por debajo del 8,6% estimado a comienzos del primer trimestre
  • En 2023 se estima que la tasa de crecimiento del PIB real podría estar cerca de 4,4%, mucho menos que 2022.
  • El PIB petrolero se estima terminará creciendo en 2022 a una tasa de 28%, inferior a la inicialmente proyectada de 39%
  • La economía no petrolera podría expandirse el año que viene a una tasa aproximada del 2% y este año a 4%.

¿Por qué está ocurriendo esto? Por un lado, las industrias no la tienen fácil en el país. Y por el otro, los consumidores aún tienen su bolsillo muy golpeado.

En una o mayor medida los sectores productivos padecen el deterioro en sus infraestructuras, problemas en servicios básicos como electricidad, agua, seguridad y telecomunicaciones, que si lo sumamos a la escasez de crédito bancario y la falta de personal producto del éxodo masivo del país, entonces el panorama se complica.

Si hablamos de los consumidores, su bajo nivel de ingresos es un factor clave, que se une a la imposibilidad del Estado de impulsar la economía con los ingresos petroleros, y su decisión de no expandir el gasto público con el fin de mantener el precio del dólar y la inflación medianamente controlada.

«Sin duda que la desregulación de los precios y el desmontaje del control de cambios han tenido un efecto expansivo importante sobre el desempeño del sector privado; pero este último ya fue absorbido por la economía», señala el informe.

¿Y si se relajan las sanciones mejora el 2023?

Los expertos de la UCAB estiman que una flexibilización de las sanciones mejoraría el panorama por diversos factores, aunque apuntan que el problema petrolero no es solo por sanciones y que además que los efectos de estas medidas podrían registrarse para 2024 y no tanto para 2023.

«Un avance en esta dirección mejoraría el clima de inversión y tendría un efecto positivo en la formación de las expectativas de los agentes, inversionistas y consumidores. Sin embargo, los avances en estas áreas son lentos y probablemente tengan un impacto real con posterioridad a 2023», se lee en el informe.

Los especialistas apuntan que la actividad petrolera no sólo depende de la inversión de las empresas que operan en la industria, como Chevron, que podría aumentar su producción con una flexibilización de las sanciones, sino que Pdvsa tiene problemas de infraestructura y servicios básicos, así como de acceso al financiamiento interno y externo, y la disponibilidad de capital humano.

El precio del dólar sí se mantendrá a raya, aunque esto no es tan bueno

El informe de la UCAB lanza una cifra que puede parecer prometedora para muchos. El precio del dólar cerrará el 2022 en 11 bolívares por dólar. Si tomamos en cuenta que a la fecha el precio de cotiza en casi 9 bolívares, el aumento de tan solo 2 bolívares puede parecer irrelevante en un país en el que se tuvieron fluctuaciones del precio del dólar importantes en momentos de hiperinflación.

Pero, ¿por qué esto no es del todo positivo? Porque el precio del dólar realmente no es 9 bolívares, ni será 11 bolívares a final del año. Este precio es un precio ficticio que desde el Banco Central de Venezuela (BCV) se pretende imponer, ya no por la vía del control cambiario como en los años de escasez, sino a través de una estrategia de inyección de divisas al mercado nacional.

Para ponerlo en contexto, según el economista Asdrúbal Oliveros, si el BCV no estuviera inyectando divisas en el sistema, el dólar estaría fluctuando en el orden de los 20 bolívares.

El informe de la UCAB refleja esto: «El BCV ha mantenido hasta ahora su política de intervenciones en el mercado buscando estabilizar el tipo de cambio nominal, como parte de su política antiinflacionaria. Se presume que los fondos de dichas intervenciones provienen, como es usual, de la liquidación de las obligaciones fiscales de PDVSA».

La proyección es que las divisas inyectadas a través de las mesas de cambio de la banca nacional alcancen el monto de 4.000 millones de dólares, lo cual equivale a cerca de un 30% del presupuesto de la nación para este mismo año.

¿Qué sucede? Que si bien dicha política alivia las restricciones de acceso a las divisas por parte del sector privado, ello ocurre a expensas del mantenimiento de un tipo de cambio real falso que no favorece a los productores internos, porque hace que los productos importados sean más baratos que los nacionales. Además, esta decisión le quita recursos al Estado para la inversión pública en infraestructura.

Seguiremos con alta inflación, aunque no hiperinflación

Desde hace muchos años vivimos en un país inflacionario, hiperinflacionario y nuevamente inflacionario. Bueno, eso no cambiará en el 2023, por más que lo desees en tus peticiones navideñas.

El informe de Coyuntura Venezuela da cifras más o menos similares a las de otros análisis. Venezuela cerrará el 2022 con una inflación por el orden de 125%, mientras que en 2023 el escenario más optimista es el de una inflación anual de 80%, a la cual se llegaría teniendo una importante disciplina fiscal, es decir, la reducción del gasto mínimo al máximo.

«La elevada sensibilidad del tipo de cambio a los impulsos de la base monetaria pone en evidencia el agotamiento del financiamiento monetario del gobierno», señala el informe, al expresar que el abuso de gasto público durante muchos años llevó a generar hiperinflación en el país.

«El episodio de agosto de este año muestra lo rápido que pueden revertirse los avances en materia inflacionaria, aún frente a una reducida variación en el gasto público», enfatiza el documento al referirse al alza registrada tras el pago de bonos vacacionales al sector público.

¿Trabajo mejor remunerado?

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la remuneración promedio en Venezuela se ha incrementado de manera sostenida estos últimos dos años, en enero del año pasado, fue de $ 52, en enero de 2022 $ 96 y en junio de este mismo año $118,4. Paralelamente, ha aumentado el porcentaje del pago en divisas, hasta alcanzar el 71%.

Sin embargo, ha crecido la asimetría entre las remuneraciones pagadas en el sector privado y el sector público; ya en 2021 los empleados de la administración pública obtuvieron una remuneración promedio de $ 4,7 versus $ 70,1 que se devengaron en el sector privado.

El informe señala que hoy es mayor la brecha entre las remuneraciones de gerentes, profesionales y obreros. Mientras los gerentes devengaron una remuneración promedio de $278,5, los profesionales y técnicos obtuvieron $ 176,3 y los obreros $ 116.

El informe resalta que si bien el sector privado viene remunerando crecientemente a su mano de obra, aún el ingreso laboral resulta insuficiente para cubrir la cesta alimentaria básica, que asciende a 459 $/mes en agosto de 2022, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDASFVM) (Pérez, 2022).

«A pesar de que el salario mínimo ha dejado de constituir una referencia para la fijación de los sueldos y salarios en el sector privado, sigue siendo un factor determinante de los salarios en el sector público», resalta el informe.

Pero, ¿el petróleo podrá salvarnos?

No siempre. No ahora. La posibilidad de un incremento de la producción petrolera venezolana confronta fuertes restricciones. «Estas limitaciones tienen que ver, no solo con la pérdida de capacidad de producción por la falta de inversión, la carencia de capital humano y la desinstitucionalización del sector, sino también por el deterioro de la infraestructura y los servicios básicos (electricidad, agua, comunicaciones, vialidad, seguridad etc.) que inviabilizan el desarrollo y funcionamiento del aparato productivo del país».

El informe de la Ucab señala que a estas limitaciones de carácter interno hay que agregarle los factores de origen externo que han dificultado, aún más, las posibilidades de mejorar los niveles extremadamente bajos de la producción petrolera en el país.

«Especialmente relevante es la competencia creciente con el petróleo de origen ruso, de mejor calidad y con menores costos de acceso al mercado de los países asiáticos y, especialmente, al de China».

Otro tema es el descuento con el que se vende el petróleo venezolano, al menos 45% respecto al precio del petróleo Merey, de más baja calidad.

Las estimaciones de producción petrolera están entonces por debajo de la meta del Gobierno de Maduro: «se estima que la producción promedio en 2022 alcance 696 mil barriles por día, 30% por debajo de esas metas. Para 2023 se calcula que, en el mejor de los escenarios, la producción seguirá estando por debajo del millón de barriles, para alcanzar un promedio de 820 mil barriles por día».

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