Empresas y Negocios

Casas de subastas de Hong Kong se las ingenian para luchar contra la crisis

Las casas de subastas de Hong Kong buscan nuevos métodos para seducir a clientes y hacer caja, pese a la desaceleración de la economía china, que modera las ansias compradoras de los coleccionistas.

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La última temporada de remates en la antigua colonia británica, devuelta en 1997 a Pekín, sigue pese a todo repleta de objetos de arte, piezas de joyería de alto vuelo y vinos o alcoholes raros, y atrayendo a multimillonarios de todo el continente asiático.

Pero las ventas están cayendo y la tendencia general es muy prudente, según los profesionales.

«En 2010, 2011, había mucho dinero que venía de China, todo se vendía» explica Nicolas Chow, vicepresidente para Asia de Sotheby’s. «La gente venía con fajos de billetes. Eso se ha acabado».

Las ventas de otoño de Sotheby’s y de Christie’s han bajado respecto a las de los dos años anteriores, según anunciaron ambas sociedades.

Así, las casas de subastas buscan nuevas fórmulas para atraer clientes.

Dragon 8, nueva empresa de remates en Hong Kong quiere innovar, y propone subastas en las que los compradores comen y beben, pero únicamente tras invitación.

«Estoy ahí para ofrecerles espectáculo» dice su fundador Gil Lempert-Schwarz. «Les sirvo vino, hay una comida y un número limitado de 45 cubiertos», explica.

La mayoría de los compradores son originarios de Hong Kong y China. En la inauguración de Dragon 8 el mes pasado, uno de ellos gastó miles de dólares por una botella de champán, que luego compartió con los asistentes, relata Lempert-Schwartz.

– Billete de colección –

Las piezas raras de moneda son quizá algo menos glamuroso. Pero Stack’s Bowers, casa especializada en numismática y basada en Estados Unidos, explica que atrae cada vez más a coleccionistas chinos.

«Se encuentran piezas chinas y asiáticas en todo Estados Unidos, y la mayoría de ellas son vueltas a vender a compradores chinos y asiáticos» explica su presidente Brian Kendrella.

Stack’s Bowers subastó hace pocos días una pieza de moneda y sellos que acompañaron en órbita a la nave espacial china no tripulada Shenzhou I, en 1999.

Desgraciadamente, nadie los quiso, a diferencia de un billete emitido en Hong Kong por la Chartered Bank of India, Australia and China en 1863: un coleccionista asiático la adquirió por más de 100.000 dólares, cinco veces más que su precio estimado.

Otro de los objetivos de los comisarios es hallar ofertas que se pongan de moda en el futuro.

Daniel Lam, especialista del vino y del whisky en Bonhams Asia, considera por ejemplo que el saké de colección se convertirá en tendencia entre los amantes de los alcoholes de lujo.

Sin embargo los especialistas del sector temen que la ralentización económica de China y las medidas anticorrupción adoptadas por el presidente Xi Jinping afecten a todo el mercado asiático.

Pero pese a estos tiempos difíciles, varias ventas espectaculares han sido protagonizadas por clientes asiáticos.

El millonario chino Liy Yiqian compró en noviembre en Nueva York el «Nu couché» de Modigliani por la suma récord de 170,4 millones de dólares. Y el también millonario de Hong Kong, Joseph Lau pagó recientemente 80 millones de dólares por dos diamantes en Ginebra.

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