Empresas y Negocios

Halloween económico: los fantasmas que espantan a la industria venezolana

Tener un negocio en Venezuela es complicado, aunque no imposible. Los empresarios e industriales en el país enfrentan ciertas barreras que pueden llegar a aterrar a más de uno. Tras años de crisis y apenas un par de crecimiento y relativa estabilización, los temores continúan

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Tener un negocio en Venezuela es complicado, aunque no imposible. Los empresarios e industriales en el país enfrentan ciertas barreras que pueden llegar a aterrar a más de uno. Tras años de crisis y apenas un par de crecimiento y relativa estabilización, los temores continúan

La industria venezolana fue una de las más afectadas en medio del terror de la hiperinflación, control de precios, caída del consumo y déficits de servicios públicos. Además, antes de la crisis económica, la política de expropiaciones del gobierno chavista ya había mermado la confianza de los inversionistas privados. En este momento, muchos de esos fantasmas del pasado y algunos del presente siguen merodeando a las empresas e industriales que siguieron operando en el país.

En medio de la fecha de la celebración de Halloween, mostramos los principales fantasmas que actualmente atemorizan al sector privado venezolano.

1. El terror de los impuestos

Es por mucho, la principal preocupación de la empresa privada en este momento es la excesiva carga tributaria que tienen sobre sus hombros. El aumento del pago de los tributos por parte de la empresa privada es absurdamente alta.

Datos de Ecoanalítica señalan que la recaudación de impuestos en Venezuela pasó de unos 150 millones de dólares mensuales promedio en 2019 a unos 1.250 millones de dólares promedio mensuales en 2024.

¿Cómo se llegó a esto? Con más y más impuestos, como el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), el cumplimiento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) e Impuesto Sobre la Renta (ISLR), y ahora el tributo para la protección de las pensiones.

La segunda vicepresidenta de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) Tiziana Polesel, denunció que las empresas en el país pagan el doble en impuestos, en comparación que en el resto de los países de la región. El porcentaje que pagan los empresarios nacionales, en relación a los ingresos y egresos, es aproximadamente el 60%, mientras que en el resto de la región no supera el 30%.

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Los datos de Econalítica apuntan a que el sector privado pagará al fisco alrededor de 15 mil millones de dólares, lo cual representa 15 puntos del PIB. Si se toma en cuenta que el gasto público calculado para 2024 ronda los 17 mil millones de dólares, entonces podría inferirse que el sector privado está pagando prácticamente todo el gasto del Estado.

Este sin duda es el mayor terror de la industria venezolana en este momento. Así lo muestra la encuesta de Coyuntura Económica de Conindustria, en donde el 90% de los encuestados aseguró que los excesivos tributos fiscales y parafiscales son su principal problema para operar.

2. El monstruo de las importaciones

La competencia de la producción nacional con los productos importados es el segundo de los problemas del sector industrial del país. Desde hace años la priorización de los productos importados, al reducir los aranceles para la entrada al país hizo que importar fuera más económico que producir.

La razón para que lo importado sea más barato que lo hecho en casa pasa por múltiples factores que han evolucionado a lo largo de los años. A groso modo, la producción en el país es más costosa debido a una menor uso de la capacidad instalada del parque industrial (la industria trabaja a 37% de su capacidad), fallas en servicios públicos que encarecen los costos, pasando por un bolívar sobrevaluado que empuja los precios en dólares a lo interno y logra que comprar afuera sea más rentable.

A todo lo anterior se le suma la política de reducción de aranceles sostenida por años por parte del Gobierno venezolano y que surgió en un momento en la época de controles de precios y escasez como una forma de lograr llenar de productos los anaqueles.

Esta competencia que muchos industriales asumen como desleal es percibida como un problema grave por al menos 87% de los industriales del país.

3. El fantasma del crédito

En Venezuela el crédito prácticamente desapareció por muchos años. En 2019, el encaje legal de la banca en el país llegó a 100%, por lo que en ese momento los bancos solo dejaron de prestar dinero. La política aplicada por el Gobierno para frenar la hiperinflación paralizó por completamente el financiamiento de la industria.

Mientras en 2012 la cartera de créditos en Venezuela se encontraba en 32 mil millones de dólares, según cálculos de la consultora financiera Ecoanalítica, 10 años después (2022) la reducción de esta cartera fue de 98%. Para 2022 se ha querido imponer una idea de que los créditos están creciendo y que se está reactivando el sistema crediticio nacional al reducir el porcentaje del encaje a 73% y permitir a la banca prestar el 10% de sus depósitos en dólares.

En2023, se estima que el crédito creció 90% respecto al 2022. Esta cifra que puede parecer impresionante no es suficiente para una economía en el que el crédito se contrajo tanto que llegó en un momento a prácticamente desaparecer.

Un informe del PNUD estima que en términos del Producto Interno Bruto, la cartera de créditos en Venezuela pesa alrededor de 1,5%, mientras que, en el pasado reciente, se aproximaba al 20%.

«Calculamos que los sectores productivos y los hogares requieren en torno a un 10% del PIB para financiar sus inversiones, capital de trabajo y gastos de consumo final; es decir que la economía no petrolera requiere de unos USD 8.000 millones. Esto, sin duda, estimularía el aparato productivo y rompería el principal problema que reportan las empresas del sector formal de la economía», señala el informe.

INFOGRAFIA

La falta de créditos para el sector industrial llevan a que la producción no se pueda expandir a la velocidad necesaria tras largos años de recesión.

4. La caída tenebrosa del consumo

Ni la industria es la misma, ni el consumidor venezolano lo es. La crisis económica venezolana pulverizó los salarios a la par que lo hizo con las dinámicas de consumo, es por eso que dentro de los fantasmas que tienen los empresarios e industriales está la caída de la demanda nacional.

Con una población mayoritariamente pobre (82% es pobre en ingresos según la Encovi 2023), los patrones del consumo no solo cambian sino que en el mejor de los casos se estacan. En el primer semestre de este año se registro incluso una caída en el consumo, a diferencia de lo que esperaban los privados de una mejora en consonancia con lo vivido en 2023.

Ante esto, la propuesta de los analistas económicos es aprender a convivir con el mercado y ajustar os productos a la nueva demanda.

5. El incontrolable precio del dólar

La brecha cambiaria que se ha abierto en Venezuela en los últimos meses está causando más que un dolor de cabeza a las empresas y representa una verdadera pesadilla para el tema de manejo de inventarios de las empresas.

Obligados por Ley a generar sus transacciones a un dólar a cotización de tasa BCV, las empresas y comercios que se ciñen a la regulación deben asumir el costo del diferencial en torno al 20% entre el precio del dólar en el mercado paralelo, respecto a la tasa oficial establecida en el Banco Central de Venezuela.

La amenaza de multas y cierres se pondera con el miedo a pérdidas debido un diferencial cambiario que no se pueda manejar. Esto depende en gran medida en el poco o gran acceso que pueda tener cada empresa a la compra de dólares en las mesas de cambio o al pago que deba hacer en dólares.

Ante la situación, el economista Asdrúbal Oliveros brinda algunas recomendaciones:

  1. Ajusta los precios proporcionalmente y ofrece alternativas de pago:En un contexto donde los consumidores enfrentan limitaciones económicas, ajustar los precios en bolívares y dólares según el diferencial puede ser contraproducente. Es necesaria una estrategia más matizada.
  2. Analiza tu exposición a pagos en dólares y bolívares: Es crucial determinar el porcentaje de tus compras que están expuestas a pagos en dólares, sobre todo para productos importados, ya que la fluctuación del tipo de cambio afecta directamente tus costos.
  3. Reaplica factores de corrección: Con un diferencial alto, es recomendable aplicar un factor de corrección en las compras expuestas a pagos en dólares o importaciones.
  4. Negocia con los proveedores: Es vital obtener términos más favorables en este entorno económico. Busca acuerdos con proveedores que te den flexibilidad en pagos o precios más competitivos, a cambio de compromisos a largo plazo que aseguren un volumen de compra.
  5. Haz un monitoreo continuo: Si tu exposición a compras en dólares es baja o accedes frecuentemente a las mesas de cambio, puede que no necesites ajustar precios de inmediato. Sin embargo, es crucial no perder de vista el diferencial cambiario.

No todo es Halloween

Hay muchas cosas que pueden asustar al sector privado en Venezuela, pero a pesar de eso hay claras señales que poco a poco la empresa privada está tomando más relevancia dentro de la dinpamica económica nacional.

Un análisis del economista Asdrúbal Oliveros en el podcast Tertulia y Dinero resalta la resiliencia con la que la empresa venezolana no solo ha atravesado la crisis, sino que incluso ha crecido (algunos sectores) dentro de ella. Te contamos algunos de los puntos claves:

1. Privados producen más que el sector público

En este momento, el 60% del Producto Interno Bruto del país lo generan los privados. En un país como Venezuela, en el que el sector público, con la empresa petrolera en primer lugar, fue por mucho tiempo la que arropaba la producción nacional. Eso cambió. Ante un sector público debilitado, el sector privado empieza a tomar más relevancia.

2. Mejores sueldos

Aunque el ingreso mensual de los venezolanos puede ser considerado bajo, en este momento, según datos de Ecoanalítica, el sector privado está pagando 2,5 veces más que el sector público.

3. Un sector exportador

El sector privado venezolano pasó de exportar en 2017 cerca de 300 millones de dólares a exportar este año 3 mil millones de dólares, según datos manejados por la consultora Econalítica. Esta cifra representa un crecimiento exponencial. «El sector multiplico por 10 sus exportaciones en medio de la crisis», apunta Oliveros.

Aún esta cifra de exportaciones es pequeña comparada con el nivel de los países vecinos, pero es grande si se toma en cuenta su crecimiento. Todavía el Estado sigue siendo el mayor exportador con exportaciones alrededor del 15 mil millones de dólares, frente a los 3 mil millones de dólares del sector privado. Sin embargo, la brecha entre las exportaciones se viene reduciendo.

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