ELECCIONES REGIONALES 2021

En campaña, una historia de amor

Una mirada al interior de la campaña por la alcaldía del municipio Trujillo del estado Trujillo, con un toque personal

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Cortesía Jesús Nieves Montero

Mi novia es candidata por la tarjeta de la Unidad a la alcaldía del municipio Trujillo. Sus rivales son una muestra de mucho de lo que ocurre camino hacia las elecciones regionales del 21 de noviembre: un candidato del oficialismo, otro de la división que sufrió Primero Justicia en el movimiento dirigido por los diputados Brito y Parra ahora bajo el nombre de Primero Venezuela, y al menos tres aspirantes más de movimientos teóricamente independientes pero con visibles coqueteos con el madurismo.

Si pensaba que el espectáculo en Miranda con David Uzcátegui y Carlos Ocariz era tragicómico, nada me había preparado para mi asiento en primera fila para la lucha por la alcaldía de la capital del estado Trujillo, la tierra de José Gregorio Hernández, Mario Briceño Iragorry y Laudelino Mejías, el compositor de Conticinio.

El precio de la Unidad

“Tengo que contarte algo”, me dijo Eloina en una llamada un día de principios de octubre antes de las 7 de la mañana. “Terminé seleccionada como candidata de consenso de la Unidad para la candidatura de la alcaldía de Trujillo”. Yo todavía estaba dormido. “Diles que tienes el tema de comunicaciones cubierto. Yo le meto el hombro, hacemos las notas de prensa, los textos y todo lo que necesites”, le respondí. Desde entonces he estado bastante cerca de esa campaña.

María Eloina Conde y Jesús Nieves Montero

El paso de los días me ha mostrado que, como era de esperarse, la formalidad de la inscripción fue un proceso que dejó a varios descontentos en el camino. Hasta hace poco, algunos de los partidos que forman parte de la Unidad se negaban a participar activamente en la campaña, seguramente con la esperanza de lograr el cambio de candidato en los períodos establecidos por el CNE.

Sin embargo, la precampaña de María Eloina Conde y la decisión irrevocable de su partido de origen, Primero Justicia, de mantener su designación ha hecho que varios de los descontentos, por convicción o resignación, se plieguen al trabajo. La mezcla de juventud (tiene 31 años) y la expectativa por el liderazgo femenino ha funcionado.

“A los adecos les duele no poder votar por su tarjeta”, escucho a Eloina explicar una y otra vez en entrevistas, “pero tienen que entender que el que vota blanco vota rojo, los símbolos y la tarjeta de su partido están en manos de personas que no son las autoridades legítimas del partido y el que quiere votar por los adecos de Rómulo (por Betancourt), tiene que hacerlo por la tarjeta de la Unidad”.

Entre candidatos a concejales y suplentes se dirimen las exigencias de los demás partidos e incluso en el personal que se encargará de ser coordinadores de centros y testigos. María Eloina tiene que lidiar todos los días con esto. “Voy saliendo para una reunión”, se disculpa con su madre y conmigo cada vez que debe ir a tratar de que las aguas sigan su cauce y esa frágil unidad mantenga al menos su faceta electoral.

“Ganes o pierdas el 22 es que te vas a dar cuenta de muchas cosas”, le he repetido varias veces. Eloina calla porque sabe que tengo razón pero hay mucho trabajo por hacer en la campaña y ya el 22 se verá.

Continuidad o cambio

El alcalde actual de Trujillo capital pertenece al PSUV, su nombre es Anyerson Hernández y si bien, como tantos gobernantes en el mundo, tiene el atenuante de la pandemia, basta un recorrido por la ciudad para saber que las cosas no van bien. Ni siquiera es cuestión de las Empresas de Producción Social que prometió con grandes planes mientras era candidato, de las cuales sólo queda esa promesa, sino de lo más básico.

Trujillo es una ciudad donde la recolección de la basura es un misterio, aunque por semanas simplemente se ha dejado acumular en los contenedores en las calles, incluso en la alcaldía. El transporte público es deficiente, el alumbrado público en las noches ineficiente y el 20% de zonas rurales que tiene el municipio ha estado verdaderamente abandonado estos 4 años. Han tenido que venir las elecciones y el nuevo candidato del PSUV, Carlos Terán, funcionario de la alcaldía actualmente, para que haya alguna esperanza de respuesta.

Terán ha comenzado su andar como candidato con el sello que generalmente impone el PSUV: el ventajismo llevado a un grado surrealista.

“Creo que ya ni lo mencionamos porque nadie hace nada”, me explica Eloina mientras me señala una fila de autobuses rojos que deberían servir al sistema Bus Trujillo y aliviar el problema de la movilidad y que en ese momento van a una concentración del candidato a la gobernación por el PSUV Gerardo Márquez, “pero no debemos normalizar el ventajismo, de hecho, hay un ventajismo que vemos pero hay otro de presiones y promesas extravagantes por debajo de cuerda desde la alcaldía del que solo nos llegan rumores porque la gente no se anima a hablar por lo claro”.

En un episodio que reseñaron algunos programas radiales, durante la visita de Carlos Terán a un centro geriátrico, aparte de bailar con los residentes se le puede ver en un video instalando un bombillo de los que proporciona el Ministerio de Energía Eléctrica, lo que es utilizar recursos del Estado para su campaña.

Pero el bombillo es lo de menos, porque el ministro Reverol mencionó días antes que contaba con 90 transformadores y tengo la impresión de que el profesor Terán pronto hará una visita a la localidad de San Lázaro porque una tarde, mientras entregaba volantes en Las Araujas, una señora amargamente le dijo a Eloina que no tenían electricidad por falta de uno de esos transformadores, se les pedía un monto en dólares para sustituirlo y era complicado no tener servicio eléctrico.

“Quien nos ponga el transformador tendrá nuestros votos”, concluyó su reclamo la señora. Recorrí con la mirada las caras de ella y la gente de su equipo que la acompañaba, todos reflejaban esa impotencia de pensar que sólo un candidato era capaz de satisfacer la demanda. “Haremos la denuncia a las autoridades pertinentes”, logró responder Eloina pero sin su convicción habitual. Es difícil competir en esas condiciones y eso que no he mencionado el tema de la gasolina cuyo acceso es notoriamente diferente cuando se es funcionario del gobierno y cuando se es un aspirante opositor.

El fragor de la campaña

Mientras comento con Eloina algunos detalles de su discurso o revisamos la redacción de secciones del plan de gobierno que está presentando en cada visita, quiero pensar en la película Los idus de marzo de George Clooney, pero las condiciones lo impiden. En Trujillo todo es más prosaico.

He aprendido que en Trujillo a la gente le gusta la política y al menos en un par de emisoras, como Radio Trujillo y la 102.5 FM, se habla de política y hay entrevistas polémicas con representantes de todo el espectro político como podía escucharse en las emisoras de Caracas hasta finales de los 2000. De hecho, mientras caminamos por las calles cerca de su casa, varias personas detienen a Eloina para comentarle lo que respondió en las últimas entrevistas matutinas.

Pero tal vez lo más particular son las canciones de propaganda electoral. Le he escuchado a Carlos Andrés González, candidato también de la Unidad pero a la gobernación, al menos cinco canciones con ritmos que van desde la música llanera a la guaracha.

Traté de opinar en contra de este recurso pero con ejemplos, parte de los jóvenes que son el corazón del activismo del equipo de Eloina, me demostraron que incluso hay alcaldes en ejercicio que se han mantenido en su cargo, entre otras cosas, gracias a esas melodías, que tras las campañas se incorporan al cancionero popular de la gente que la repite en sus fiestas.

Por supuesto, Eloina tiene algunas suyas y no tiene más porque eso es toda una industria y requiere recursos que se utilizan para las cuñas tradicionales en radio y la logística para los contactos casa por casa que en un municipio relativamente pequeño como Trujillo se considera decisivo, y que en la coyuntura de 2021 incluye incluso la compra de gasolina.

Es una campaña atípica por donde la veamos. Yo por supuesto, aunque no puedo votar, voy por mi candidata y estoy convencido por una parte de que la mueve un objetivo de servicio a su comunidad porque, después de todo, ella es una trujillana promedi0 a quien todos los efectos del mal gobierno actual la afectan, aparte, de que una victoria de ella abriría la posibilidad de una renovación en la dirigencia opositora local y en la manera de abordar la política.

Nadie podrá decir que es una fiesta electoral. Será difícil calcular después del resultado el efecto del ventajismo, pero lo que me entusiasma es una dimensión que tal vez desde Caracas y su relativa burbuja no había visto de forma tan cercana: el 21 de noviembre se puede convertir en una protesta masiva y organizada que le diga al PSUV y a Nicolás Maduro, aunque los resultados no lleven a la ansiada recuperación de espacios de poder, que ese descontento que suele ignorar existe y se va a manifestar porque, al final, todos queremos lo mejor para Venezuela.

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