«¿Qué dicen que soy chavista o enchufado? A mí eso me tiene sin cuidado», dice Luis Vicente León dejando escapar una sonrisa: «Ya soy demasiado viejo y la piel la tengo de elefante». El economista, analista político y presidente de Datanalisis ha estado la última semana en el ojo del huracán tras firmar, junto a otros 24 venezolanos, una carta dirigida al presidente Biden, en la que palabras más o palabras menos se pide una revisión de las sanciones económicas, financieras y petroleras a cambio de la reactivación de las mesas de negociaciones.
Escrita en inglés y firmada por economistas, empresarios, periodistas e incluso políticos, la carta dirigida al gobierno de Estados Unidos abrió el debate sobre la efectividad de las sanciones y la realidad política y económica que atraviesa el país. Si bien Luis Vicente León reconoce que las sanciones no son las culpables de la debacle económica, también señala que el proceso de recuperación sería más rápido si, por ejemplo, las empresas petroleras privadas occidentales pudieran operar e invertir en Venezuela.
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Sin embargo, las críticas no han parado, e incluso una segunda carta en la que se pide que las sanciones permanezcan también fue dirigida al presidente Biden. Ante la polémica, el presidente de Datanalisis lanza varias preguntas al aire:
«¿Te parece que lo que hemos hecho hasta ahora funciona?, ¿te parece que Maduro está boqueando y a punto de salir del poder porque hay un gobierno interino abstracto que no tiene control interno en el país? La carta indica que las sanciones no han sido exitosas para cumplir su objetivo de sacar a Maduro del poder. ¿Alguien tiene una duda sobre eso? «.
– ¿Qué los motivó a escribir esta carta a Biden y por qué crees que se ha generado tanto polémica alrededor de ella?
-La carta no representa a nadie más que a los firmantes y es una solicitud de reactivar un proceso de negociación política, en México, con una búsqueda importante de cambios políticos, democráticos y de liberación de presos políticos a cambio de elementos de flexibilización de las sanciones económicas, financieras y petroleras del país. No tiene absolutamente nada que ver con sanciones personales, ni liberación de sanciones a cambio de nada. Es un intercambio que es, por cierto, el elemento fundamental de una sanción. Tú no estableces sanciones si no están dirigidas a provocar cambio de gobierno o cambios en el gobierno.
Con la carta demostramos que nosotros tenemos derecho a pedir y luchar por los derechos humanos, económicos y democráticos sin tener que esperar que sea otro el que luche por nosotros. Tenemos una fuerza política que se ha ido separando de la población, se ha ido pulverizando en cuanto a respaldo popular porque su única propuesta se ha concentrado en sanciones internacionales para el gobierno que, en definitiva, no han sacado al gobierno, ni lo han movido, ni lo han amenazado, pero sí han amplificado los problemas internos de la crisis de infraestructura y humanitaria.
– ¿Qué les dices a quienes piensan que las sanciones siguen siendo el mecanismo para un cambio de gobierno?
-El 95% de la criticas son a cosas que la carta no dice. Nos dicen «miren, ¿por qué ustedes están pidiendo la liberación de sanciones a cambio de nada?, ¿por qué buscan facilitar a Maduro su permanencia y darle oxígeno?», y eso no es así. La carta no pide liberación de sanciones. La carta indica que las sanciones no han sido exitosas para cumplir su objetivo. ¿Acaso alguien tiene una duda sobre eso? Yo creo que no hace falta ni debatirlo siquiera.
Las sanciones se establecen como estímulo para provocar negociaciones que lleven al cambio, para conseguir liberación de presos políticos, rescate electoral, ¿alguno puede estar en contra que las sanciones se utilicen precisamente para lo que estamos buscando?
– Entonces, ¿liberar sanciones no oxigena al gobierno de Maduro?
-Algunos dicen que sin sanciones se va a revivir a Maduro, a ver, ¿saben qué significa revivir? Revivir significa que alguien muerto como Lázaro resucite, revivir es lo que pasó con Jesús en la Pascua el domingo pasado, pero para que eso ocurra primero se tiene que estar muerto. ¿Alguien ve a Maduro muerto? A ver… ¿Quién gobierna? Maduro. ¿Quién controla el territorio? Maduro. ¿A quién le pides pasaporte? A Maduro. ¿Quién te da la cédula? Maduro. ¿A quién le pagas impuesto? A Maduro. ¿Quién te da permiso para que pueda entrar una mercancía por el puerto? Maduro. Aquí no se está reviviendo a nadie porque nadie se murió. Lo que estamos es reconociendo que hay un actor con fuerza, con mucha fuerza, que tenemos que considerar en el proceso de negociación para provocar cambios.
En la carta nos referimos a las sanciones económicas, financieras y petroleras, no nos referimos para nada a las sanciones personales. Las sanciones personales son personales y que cada quien se defienda. Unas sanciones personales no me afectan ni a mí, ni a ti, ni al pueblo, pero una sanciones financieras, económicas y petroleras en el país sí afectan tu vida.
¿Yo estoy dispuesto a asumir riesgos para provocar un cambio? Yo sí. La pregunta es cuánto tiempo. Vemos que pasa un año, pasan dos, pasan tres y no hay ningún cambio político pero sí hay una agudización de la crisis. Entonces ¿te parece que no vale la pena negociarlo, pensarlo, reestructurarlo?
– A tu juicio , ¿cómo cambiaría el panorama económico si se flexibilizan las sanciones?
-El cambio sería del cielo a la tierra desde el punto de vista numérico. Hoy Venezuela produce alrededor de unos 800 mil barriles de petróleo diarios. Venezuela está en capacidad de producir 1 millón 200 mil barriles en un periodo no mucho mas allá de un año, y podría producir entre 2 millones a la vuelta de dos años. Claro, para poder producir 2 millones de barriles tendrían que darse inversiones significativas. Y se necesita que los inversionistas tengan la garantía de que eso se va a mantener en el tiempo y en el futuro, pero eso es hablar del crecimiento de varias veces el PIB, es decir, otra vez repotencias a Venezuela a nivel de competencia latina con Colombia, con Perú, con Argentina.
Estaríamos hablando de un cambio por completo en la dimensión de la economía. Pero lo mas importante es que esos cambios se proponen en el sector privado, no se proponen en Pdvsa. Lo que se estaría evitando es que la industria petrolera de Venezuela se desoccidentalice. Con las sanciones no es que hemos dejado de producir, sino que quienes han dejado de producir son las empresas noruegas, francesas, españolas, italianas y americanas y están produciendo las chinas, las rusas, las turcas y las iraníes.
¿A ti te parece que la mina de petróleo de occidente se quede completamente en manos de los adversarios naturales de occidente estando Venezuela en el hemisferio occidental? ¿Les parece que a Estados Unidos le conviene desde el punto de vista geopolítico que la mina de petróleo más grande de su región quede en manos completas de sus adversarios y enemigos?
Ni blanco, ni negro
La economía venezolana está en terapia intensiva, y sigue allí. Luis Vicente León dicen que si bien el paciente no se curó, sí está mejor que en 2018: «Lo que pasa es que a la gente le gusta ver las cosas en blanco y negro y si dices que estamos mejorando entonces se burlan de ti».
Lo deja claro: mejora no es igual que arreglo. Un país que experimentó una caída de 75% de su PIB entre 2013 y 2021 no se puede arreglar en un día, ni en un año, incluso ni en una década. «Ahora, eso no quiere decir que nada mejoró en el último año», dice León.
Los datos de Datanalisis muestran que 50 % de la población venezolana cree que su situación personal es mejor que la del 2018. «Pero claro, ¿cómo no va a estar mejor alguien que no tiene que hacer una cola de dos cuadras para entrar a un supermercado en el que no encontraba nada?».
Sin embargo, el panorama en grande no es muy alentador aun como para que el paciente que es Venezuela salga de terapia intensiva y sea dado de alta.
-Vemos que si bien el gobierno de Maduro ha flexibilizado controles, aun sale con medidas como la del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) que generan nerviosismo en la población
-Creo que el gobierno tomó, por obligación y no por filosofía, la decisión de reconocer lo que fue una dolarización fáctica de la economía. El gobierno se dio cuenta de que esa dolarización mejoraba la capacidad de abastecimiento y producción en el país y terminó aprendiendo que el uso de la moneda y la liberación de precios era un elemento positivo. Ahora, una vez que logra cierto nivel de estabilidad cambiaria lo que quiere es rescatar el bolívar como moneda.
Yo no critico la acción del BCV, porque lo que esta buscando es básicamente garantizar y renovar la calidad de la moneda nacional, sin embargo, las medidas que está tomando con el impuesto lo único que generan son incrementos en costos. No es verdad que eso va a acabar con el proceso de dolarización fáctica, porque en este momento en Venezuela hay muchísimos más dolares que bolívares circulando y es imposible sustituir uno por otro. Poner un impuesto no va a rescatar la confianza en el bolívar y la gente siempre será cautelosa en buscar mecanismos de protección.
Aunque hoy se pueda sentir que el bolívar está estable, la pregunta es por cuánto tiempo. Sobre todo en un mercado ampliamente sobrevaluado donde el tipo de cambio es 4,50 y el tipo de cambio teórico está en 14 bolívares por dólar.
– Por allí va mi otra pregunta, vemos que el BCV ha inyectado millones de dólares a la banca para mantener el tipo de cambio, ¿cuánto tiempo se puede mantener esto?
-La restabilización de la economía que vemos en la estabilización del tipo de cambio y en la estabilización severa de la inflación son dos variables que demuestran cierto nivel de rescate de algunos equilibrios porque el gobierno recogió de manera muy severa liquidez y fue muy severo en el control del gasto público. Si tú como gobierno para intentar mantener la «rebolivarización» de la economía generas dinero nuevo que no tiene respaldo sobre la actividad económica del país, entonces no hay forma de que evites una devaluación y un incremento de la inflación en el corto plazo. Todo lo que está intentando para que la gente utilice bolívares se le revertiría rápidamente.
No hay forma de incrementar gasto público sin presiones inflacionarias y devaluacionistas y no hay forma de que no lo hagas si quieres «bolivarizar». Entonces, en mi opinión, vas a ver un incremento en el uso del bolívar pero no mas de 10 puntos porcentuales. Por encima de eso va a ser hiper peligroso para el gobierno y se le va a venir como un bumerán como ya lo hemos visto en el pasado.
– Los estudios de Barclays y de Focus Economics señalan que Venezuela podría recuperarse en una media de 16 años, aunque incluso la economía podría tardar 52 años para volver a tener el PIB de 2013. Esto es muy desalentador para los venezolanos que decidieron quedarse.
-El proceso de recuperación económica de Venezuela es muy incipiente. La caída es demasiado profunda. Si tú estabas antes en un tamaño de 100 y terminaste en un tamaño de 25, eso se convierte en una caída de 75%. Pero para poder empezar desde donde partiste tendrías que subir 400%. Como estamos hablando de un estimado de crecimiento de 11% este año y 13% para el año que viene, en efecto tardaríamos muchísimos años en rescatar la economía.
Sin embargo, es muy importante entender que ese país aun muy pequeño tiene ganadores y perdedores relevantes. Tiene gente que puede desarrollar proyectos que llenen espacios que quedaron vacíos en el mercado. Gente que puede desarrollar proyectos de tecnología, de servicios, de salud, de comida, que son fundamentales para los 27 millones de personas que aun vivimos aquí. Pero debemos replantear la capacidad que tienen los venezolanos de luchar por sus derechos económicos, políticos y sociales. Si pudieras junto con esto tener nuevamente procesos de internacionalización y globalización, entonces el proceso de recuperación sería más rápido.
Yo creo que el que está aquí no puede estar esperando, sino que tiene que construir, tiene que producir. Hay un montón de oportunidades y también de riesgos, pero si tú tienes pasión y entiendes el sector en el que te quieres meter este es muy buen momento para poder desarrollar proyectos, llenar vacíos y, sobre todo, crear país.