Espectáculos

Olvidaré a Alice, que ha olvidado que olvida

Tengo la teoría de que a los cineastas les atrae el tema del Alzheimer porque el cine es un arte de memoria frágil. Es más difícil olvidar un mal libro que una mala película.

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Sospecha de la película que solo compite por el Oscar en una categoría de actuación. Sospecha de la película sobre el tema del Alzheimer que es postulada cada año al Oscar. Mentira: es una exageración. Pero en el caso de Siempre Alice, creo que se cumple.

Tengo la teoría de que a los cineastas les atrae el tema del Alzheimer porque el cine es un arte de memoria frágil. Es más difícil olvidar un mal libro que una mala película. Al fin y al cabo, el cine no es más que fantasmas que pasan fugazmente ante una pantalla. Siempre Alice, que trata sobre un caso particularmente prematuro y agresivo de Alzheimer, será borrada rápidamente del disco duro, por lo menos del mío, ya considerablemente “quemao”. No trasciende mucho más allá del esto te puede pasar a ti.

Puedo decir que conozco al Alzheimer de cerca. Una cosa es que lo vivas con tu abuelito cuando eras niño, y otra que lo vivas con tu papá cuando ya eres adulto. Tal como se muestra en Siempre Alice, el Alzheimer es como una telenovela por entregas en la que los episodios al principio pequeños y graciosos se van haciendo cada día más y más preocupantes, sin punto de retorno. No por ahora. No hay Gingko Biloba que valga. Llegará el terrible momento de no recordar que ese lindo bebé es tu nieto.

Somos nuestros recuerdos, y poco más. Un reciente filme de ciencia ficción, Chappie, plantea la posibilidad de transferir todo nuestro yo a un soporte robótico que no se deteriore.

No sé si es un tema de aversión personal, pero a mí Julianne Moore nunca me ha transmitido nada. Se me hace como una especie de hermana aburrida de Madonna, y resulta asombroso constatar que Madonna es dos años más vieja y parece tener más sangre en las venas. Siempre recordaré a Julianne Moore como la actriz que no dio la talla como sustituta de Jodie Foster en Hannibal.

Alice Howland (Moore) es una profesora universitaria de lingüística que sorprendentemente, según las escalas de salarios venezolanos, parece contar con chofer. El edificio de conocimiento metódico que ha construido a lo largo de toda una vida se le va como arena en las manos. En medio de un deterioro extremadamente veloz, retrocede a la infancia de un presente infinito. Los directores Richard Glatzer (ya fallecido) y Wash Westmoreland abusan del trillado recurso de la filmación artesanal de un recuerdo familiar.

Es un poco predecible que la más bohemia de sus tres hijas, Lydia (Kristen Stewart), que quiere ser actriz de teatro en vez de graduarse en una profesión seria, termine siendo la más sensata y sensible de la familia. Hay una letra de un rap venezolano que dice: “Cuando uno se muere no se lleva nada de lo que ha luchado como un hijo de puta / solo te llevas una caja, piedras, tu cuerpo y lo que disfrutas”. Podría sacarse como conclusión que, al fin y al cabo, todo conocimiento es inútil, aunque si eso fuera cierto, no se hubiera erigido la civilización en la que vivimos.

Un aspecto que se presta más al debate es la posibilidad de la eutanasia piadosa, lo que probablemente puede sonar abominable. Alice ya no puede tomar una decisión sobre su propio destino, pues ha olvidado incluso que olvida. Muchos de los miembros de mi generación (una generación que con frecuencia ha dado la espalda a una explicación religiosa del mundo y no califica al suicidio como condena eterna) observan una película como Siempre Alice y exclaman: “¡Eso no me va a pasar a mí, yo voy a morirme joven!”.

Lo que, con frecuencia, no se cumple tal cual en la vida real, pues solemos preferir lo malo conocido al vértigo de la nada. ¿Sería plausible, en una paciente como Alice, la firma de un documento en una etapa temprana del Alzheimer, en el que solicite una especie de suicidio asistido una vez que ha perdido las riendas de su existencia? Peliagudo asunto. Tengamos la suficiente apertura mental para al menos considerarlo. Será que yo soy Géminis y a mi se me hace más sencillo.

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