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Kung Fu Panda 3: crisis, ternura y patadas

“Si solo haces lo que sabes hacer no vas a llegar a ser más de lo que eres hoy”, es una de las frases que define el nuevo reto de Po en la tercera entrega de Kung Fu Panda, ideal para niños, amantes de la gráfica oriental y padres que disfrutan ver a sus hijos pasar un excelente rato.

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Si es difícil hacer una secuela y que supere a la primera parte, revivir la emoción original en una tercera parte suena, y suele ser, más cuesta arriba. Sin embargo, los guerreros chinos predilectos de Dreamworks tienen una encantadora continuación en esta tercera entrega de Kung Fu Panda, cuya versión original cuenta con un elencazo: Jack Black, Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Seth Rogen, Lucy Liu, David Cross, James Hong, Bryan Cranston, Kate Hudson y J.K. Simmons. Sí, encantadora es la palabra más adecuada.

Kung Fu Panda 3 es la primera película que DWA produce de la mano con su hermana Oriental Dreamworks, una filial que nace para la expansión al mercado asiático, y que deja colar en esta entrega el sentimiento wuxia. Con base en este género chino empieza a forjarse una nueva faceta del héroe, el panda gordinflón, alrededor del cual se desarrolla toda una parte de la mitología china que se compensa, para el cine animado infantil, con un humor muy norteamericano (así que espere risas fáciles y no mucha intensidad). De modo que quien se decide por esta opción por su interés en la cultura oriental o en las artes marciales, quedará visualmente satisfecho.

Sin duda, de las tres películas es la más hermosa gráficamente, la más fiel a las raíces chinas del arte marcial que expone y la más enternecedora. La llegada de Po a una aldea secreta de pandas, desata una cadena de “awwwwws” de hora y media, a pesar de que el Guerrero Dragón deberá entrenar a una comunidad de gordos inexpertos en la defensa contra Kai, un guerrero que se ha hecho con el Chi (fuerza vital) de todos los Maestros del Kung Fu en China. La manada de pandas está a la par, en gracia y nobleza, con el rechoncho protagonista.
El director debutante, Alessandro Carloni, y la responsable de la segunda entre, Jennifer Yuh, se aseguraron que Po continuara rompiendo esquemas como héroe del Kung Fu, y ahora como maestro, pero el mensaje de las películas sigue yendo un poco más allá, para exaltar la bandera del sé tú mismo sin importar qué. Aún en medio de una crisis de identidad, la incredulidad de muchos define los retos de un personaje que continúa transformándose sin perder su inocencia, su gancho… y su hambre. Sin duda, un claro ejemplo de lo que los padres quieren que sus hijos vean en el cine.

Kung Fu Panda 3 es entretenida sin necesidad de ser tonta o muy infantil. Promete un rato ameno para los padres también, quienes saldrán no solo sonreídos, sino satisfechos de lo mucho que se habrán reído los niños que llevaron al cine.

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