Espectáculos

Oscar So Selfie: las pulsiones del Premio de la Academia 2017

El Oscar bailarín se resignó a consagrar una película musical donde ni cantan ni bailan tan bien. Solo lo regular y normal para explotar a las figuras de sus dos estrellas. Ambos son expresión de un egocentrismo milenario, culposo, meláncolico, pero políticamente inmóvil.

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POR: SERGIO MONSALVE

Si hay una película de reafirmación del sistema industrial, de Hollywood, ella es “La La Land”. Las demás despliegan luchas y batallas de baja definición, algunas veces contradictorias.

Es el caso de “Hacksaw Ridge”, el alegato pacificista de un director violento, Mel Gibson. Una fantasía bélica hecha realidad. Calma a los lobistas del Pentágono. Seguirá garantizando rebaños de carne de cañón para las oficinas de reclutamiento militar. Al mismo tiempo, tranquiliza la mala conciencia de los refutadores de la guerra, del choque de las civilizaciones. Trump encuentra aquí un desahogo, una justificación.

En paralelo, “Hell of High Water” explica el ascenso de Donald, a consecuencia de la depresión económica. Las víctimas de la crisis roban bancos, buscando venganza. La poética del resentimiento y el del ojo por ojo dominan los escenarios sentimentales del estado vaquero.  El horizonte se perfila oscuro, incierto, a merced de una cacería de comanches en el lejano oeste. La canibalización de los hombres blancos enfurecidos. Herencia de la devastación social sembrada por Obama.

Las pasiones demócratas y republicanas ajustan cuentas en las nominadas a los premios de la academia. El documental “13Th” dispara sin clemencia contra la visión carcelaria de ambos partidos. Desnuda sus conspiraciones silenciosas, para hacer un negocio del confinamiento de la minoría de “color”, al criminalizarla. La denuncia parece avizorar el triunfo de Ava DuVernay en la categoría documental. Así lavarán la imagen machista y misógina del galardón. Del mismo modo, corregirán la polémica del año pasado con el #OscarSoWhite.

De igual manera, el ánimo de rectificación queda plasmado en la beatificación de las candidaturas de “Fences”, “Loving”, “Talentos Ocultos” y “Moonlight”, cada una con sus afinidades y singularidades.

Grosso modo, las cintas afroamericanas de la competencia comparten una moraleja de autoayuda: los conflictos y las adversidades se superan. La historia, tarde o temprano, se encarga de premiar y reconocer a los héroes anónimos, anteriormente discriminados.

La redención, con sus clamores y sermones, también supone uno de los tópicos exaltados en el 2017. Forma pragmática de vender ilusiones de reconstrucción en una época de terror, pánico y conmoción ante el reinado del vacío, la miseria y el no futuro de la globalización de lo peor.

Ahí surgen las catarsis de “La Llegada” y “Leon”. La primera arregla el apocalipsis de una invasión alienígena con un llamado demagógico al diálogo entre las potencias atómicas. La promesa de “Arrival” se planteó en Venezuela, por ejemplo, y no se cumplió. La polarización continúa. Cuesta creer el mensaje de buena voluntad y reconciliación de la ciencia ficción de Denis Villeneuve .

Otro tanto sucede con la historia del niño de la india extraviado y adaptado por una familia ejemplar de Australia. Su coartada se asienta en el reclamo del guion basado en hechos verídicos. El desarrollo y el final del largometraje confirman el éxito de cualquier fábula asentada en los mitos etnocéntricos y neocoloniales del buen salvaje, a lo Tarzan. Arquetipo del exiliado ideal y dulce, lo acogen con los brazos abiertos, lo educan y lo crían, hasta cuando vuelve a recibir el llamado de sus raíces(de la selva). Con la ayuda de Google Earth, regresa a su pueblo de origen. El emplazamiento del producto resuelve el entuerto. Occidente limpia su cara frente al tema de la inmigración, demostrando su interés por albergar a chicos desamparados. Un cine propio de la filantropía de la meca, en plan de ONG y UNICEF. Todo filtrado con la estética publicitaria de una campaña de Angeline Jolie, Leonardo Di Caprio y George Clonney en el tercer mundo.

La Gala del domingo 27 consagrará a los nuevos embajadores de la delegación caritativa de la industria. Un show VIP donde repartirán salvoconductos de urgencia a manos llenas.

El Oscar del 2017 es la última parada en la temporada de la autoindulgencia de la civilización del espectáculo.

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