Céline Sciamma apuesta por una nueva historia de amor en Cannes
La delicadeza con la que la francesa Céline Sciamma cuenta la imposible historia de amor entre dos mujeres en la Bretaña del siglo XVIII conquistó este lunes Cannes, donde compite por una Palma de Oro que empieza a tener muchos candidatos.
Noemie Merlant y Adèle Haenel son las protagonistas de «Portrait de la jeune fille en feu» (Retrato de la niña en llamas), una película que se sitúa en una época llena de convenciones y reglas que atan a sus personajes a un comportamiento tradicional. Y en la que solo aparecen hombres en sus cinco primeros minutos de metraje.
«Las películas de amor que solemos ver en las que los protagonistas se enamoran al instante están bien, pero yo quería mostrar un proceso gradual, paso a paso y en el que entra en juego también la atracción intelectual», explicó Sciamma en una rueda de prensa.
La directora quería hacer una película de amor, que contara el proceso de enamoramiento, pero también la amplitud de esa historia de amor y las huellas que deja en sus protagonistas.
Marianne (Merlant) es una pintora que llega a una gran villa aislada en la costa de Bretaña para hacer el retrato de Héloïse (Haenel), que va a casarse. Pero la joven acaba de salir de un convento, no quiere hablar con nadie y mucho menos posar para un cuadro ante un matrimonio del que no quiere saber nada.
Entre paseos y bajo la luz gris invernal las dos mujeres empiezan a conocerse, en un sutil juego de miradas que Sciamma retrata con precisión.
«Estuve tres años trabajando, buscando la forma, la alquimia, el equilibrio entre las diferentes ideas hasta llegar a la historia que finalmente rodó y que es también una reflexión sobre la cuestión de la mirada en la creación», dijo la directora.
En ese contexto se enmarca una de las escenas más destacadas de la película, la del primer beso entre las dos mujeres, una secuencia sobre la que Sciamma reflexionó durante seis meses.
«El cine te permite crear oportunidades de nuevas imágenes y escenas, quería renovar la coreografía de un beso, crear nuevos recuerdos», recordó la realizadora, que finalmente llegó a la idea de desvelar una boca como se desvela una mirada, con una tela de por medio y crear el sentimiento para los espectadores de que también para ellos es el primer beso.
Una preciosa escena que pudo rodar, al igual que el resto del filme, por la plena confianza que logró por parte de las actrices.
«Trabajar con Céline fue un viaje desde el comienzo, desde el casting. Estaba ahí y me dio la réplica, fue impresionante. Tenía una mirada horizontal en la que todas nos sentíamos juntas en el mismo plano de igualdad», explicó Merlant.
Un proceso en el que aprendió a escucharse y a confiar en sí misma. Merlant confensó: «Ha compartido conmigo más que un filme, una visión del mundo, me ha ayudado como mujer».
Mientras que para Haenel fue un trabajo que le permitió explorar la intensidad y la articulación, no solo de las palabras, sino también de las emociones.
Se trataba, precisó, de encontrar la forma de contar cómo una historia de amor del pasado sigue dentro de nosotros.
Una película que caló muy hondo en Cannes, no solo entre los periodistas, sino entre el público en general.
El realizador canadiense Xavier Dolan, que presenta en competición el jueves «Matthias et Maxime», colgó este lunes un sentido mensaje en su Instagram.
«Soy incapaz de recordar la última vez que me senté en un teatro y escuché una escritura tan delicada, tan incisiva y profunda. ¡’Portrait de la jeune fille en feu’ de Céline Sciamma es magnífica!», dijo Dolan, que agregó: «Me encantó todo del filme, pero lo que me llegó al corazón es el secreto, el misterio que palpita en cada silencio y mirada».
«Portrait de la jeune fille en feu», al igual que «Dolor y Gloria», de Pedro Almodóvar, y «A Hidden Life», de Terrence Malick, se situó entre las fuertes candidatas a la Palma de Oro de esta 72 edición de Cannes. Y aún faltan por proyectarse 10 filmes, entre ellos los de Quentin Tarantino, Xavier Dolan o Marco Bellochio.
Gisèle Pelicot, que estuvo casada con Dominique durante 50 años, lo describió como un esposo prácticamente "perfecto". Pero su ahora exmarido confesó una serie de agresiones cometidas durante la última década que pasaron juntos
Gisèle Pelicot decidió desde el primer día no esconderse, rechazando que el juicio contra su marido y violador se celebrara a puerta cerrada. Esta es la historia de su vida
Fue fundador del movimiento Emaús que nació en la precariedad y la pobreza de Francia tras la Segunda Guerra Mundial y se extendió por buena parte del planeta. El abate Pierre era casi intocable en Francia, una especie de santo, hasta que en julio salieron a la luz los primeros señalamientos sobre agresiones sexuales