Con la participación de Luis Jiménez, de Los Mesoneros, y sumando en la producción a Henry D'Arthenay, la banda venezolana Famasloop presentó el segundo sencillo de su futuro cuarto álbum. "Balcón" invita a mover algo más allá de las piernas. Y cada quien sabrá lo que entienda
¿Cuál es la diferencia entre marchar en las calles, invitar a alguien que te encanta a salir y lanzarse del quinto piso del edificio? Las tres son apuestas ante el abismo, situaciones en que fallar en el cometido fragmenta tu dignidad o tu cuerpo. Pero si se truncan los miedos, si el azar y el contexto se adecúan a lo que buscas, el resultado es incomparable. Conocer esto, que las consecuencias que puedes tener son demasiado opuestas, es lo que comúnmente llamamos vértigo.
Tal sensación es reflejo del último single de Famasloop, «Balcón», un tema que nos inspira a romper nuestras rodillas de tanto brincar.
Bien cuenta Alain Gómez, frontman de la banda, que este banger cuyo coro recuerda a los sintes que explotan en «I Love It» de Icona Pop, tiene su origen en “esa mezcla de miedo y éxtasis que da lanzarse, atreverse a hacer algo nuevo”.
La canción, acompañada con la dulzura de la voz de Luis Jiménez, es el martillo que se requiere para dar fin a la pecera de nuestras penas y mover cada hueso como pez en el agua.
Si bien «Balcón» se escribió en 2019, su publicación en el hoy la vuelve bastante vigente. ¿Cuántos no se han sumido en la ansiedad al pensar que no tendrán ceremonia de graduación, que no podrán ni salir de sus cuartos al comenzar un posgrado en otro país? ¿Cuántos no han maldecido la pandemia mil veces por ser la camisa de fuerza que nunca se mereció?
Como sugirió Roland Barthes en La muerte del autor, las piezas completan su sentido en las manos del espectador: el artista solo no tiene control sobre su obra. Alain concuerda: “Nosotros damos las piezas del rompecabezas, pero el rompecabezas viene sin instrucciones. Cada quien arma lo que quiera con eso”.
A través y no a pesar del coronavirus, el tema se consolida como un must de nuestros días.
«Balcón» se nos presenta como el segundo huevo de Lo más seguro es que quién sabe, disco que pronto se publicará. Huevo y no sencillo, pues como los Kinder Joy, cada uno encierra una sorpresa. En efecto, no estamos acostumbrados a que Famasloop suelte temas que pudiesen sonar en un rave o una discoteca. Pero vienen con más experimentos que seguramente nos dejarán locos: “Desde un punk, hasta un merengue, hasta un reguetón como en ayahuasca”.
De forma astuta, la banda que cómicamente definió su género como cucú pop hace añales, enfrenta la pluralidad deformada por las redes sociales con una música que rechaza categorías sencillas.
Abrazar el fracaso: la medida para que la gloria se nos haga más cercana. Famasloop lo entiende, más allá de que busquemos con temor futuros muy distintos; por ello, dejan este huevo en nuestros jardines después de la Pascua. No es miedo a caer / Más de ganas de lanzarme, dice el tema al inicio. Seguramente ese miedo lo tengamos fresco cuando podamos abrazarnos en las plazas y los centros comerciales. Tomémoslo como bandera, no lo rechacemos, y compartámoslo como canción con nuestros panas en nuestras tomaderas por Zoom.
Su hermana, la también cantante Floria Márquez, cuenta cómo el intérprete dio sus primeros pasos en la música, pese a la férrea oposición de su mamá. Formó parte de una generación artística, la de comienzos de la década de los años 60, que aportó a estrellas de la música de la estatura de Henry Stephen, José Luis Rodríguez, Cherry Navarro, Chelique Sarabia, Trino Mora, Mirla y Hugo Blanco, entre otras, y a exponentes del rock venezolano, como Los Supersónicos, Los Darts y Los Impala, grupo del que formó parte
El cantautor venezolano Rudy Márquez, quien formó parte de agrupaciones legendarias como Los Impala, Los 007 y Los Dangers, antes de emprender una fructífera carrera en solitario con la que enamoró al público, fue diagnosticado hace un mes de cáncer. Este miércoles falleció en Medellín a la edad de 81 años
Luego de dedicarse al cuidado de la salud de su madre, la fallecida sonera Canelita Medina, y de permanecer durante 20 años al frente de la Dirección de Cultura de la UCV, vuelca ahora todos sus esfuerzos, no solamente en sus proyectos como cantante, sino también en otros ámbitos, como la actuación, la producción discográfica, la docencia a jóvenes vocalistas y la elaboración de música para cine y videos publicitarios