Espectáculos

"Framing Britney Spears": la dolorosa historia de una estrella cautiva

Producido por The New York Times, el documental aborda la lamentable y hasta misteriosa situación de Britney Spears a quien una decisión legal sometió a la entera voluntad de su padre. ¿La explotan? ¿De verdad no está en condiciones mentales de manejar su propia vida y carrera? Los fans sospechan, la quieren libre. ¿Cuál es la verdad?

Britney
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En varias de las escenas del documental “Framing Britney Spears”, de Samantha Stark, el rostro de la cantante aparece desenfocado. Los ojos muy abiertos, aturdida. O bien, sonriendo con timidez, mientras cientos de flashes estallan a su alrededor. La cabeza baja, los hombros contraídos. Britney Spears siempre parece huir.

De una secuencia a otra, parece no solo avanzar con torpeza entre situaciones que la sobrepasan, sino también escapar de la custodia cuidadosa de todos quienes la siguen y la rodean. Su padre, cuyo rostro aparece la mayoría de las veces detrás del suyo. Abogados, apoderados, personal que trabajó en su equipo antes o después. Lo cierto es que el documental producido por The New York Times, muestra a la estrella mientras intenta lograr la libertad. Y no sólo frente a las cámaras, sino también, en su vida personal.

Se trata, claro, de una ingeniosa forma de contar una historia en la que nada es lo que parece.

El documental, que al principio se percibe como una reconstrucción cuidadosa sobre el caso de tutela que rodea a la cantante, en realidad, es algo más. Y lo muestra muy pronto: es una mirada a la violencia y al sufrimiento físico y mental que se le provocó a la cantante por más de una década. Producido bajo el sello del New York Times, la investigación es también una mirada conmovedora y desconcertante, acerca del maltrato que ocasiona la presión de la fama y el temor. Britney, en el centro de todas las miradas y estrella durante la mayor parte de su vida, es también la víctima de un sistema caníbal que terminó por convertirla en un rehén.

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, por primera vez Britney Spears tiene el beneficio de la credibilidad bajo la percepción de la época #MeToo, y también la capacidad de contar su propia historia. Y lo hace, aunque no esté ahí, aunque no sea parte de nada de lo que ocurre en la narración de manera directa ya que, legalmente, es incapaz de decir nada sin la aprobación de su padre Jamie Spears.

Quizás no es necesario que lo haga: su historia, aterradora, asombrosa y frenética, se despliega ante la pantalla como una poderosa mirada a nuestro tiempo. Una versión retorcida de un cuento de hadas en el que todo lo que podía salir mal, salió mal.

Durante los últimos meses, la salud mental de Britney Spears ha estado de nuevo en el centro de la atención pública. No es la primera ocasión en que su agitada vida familiar y emocional es motivo de debate y en especial, luego de que la tutela legal que su padre ejerce sobre su carrera encendiera la polémica entre sus fanáticos. ¿Necesita Britney Spears supervisión médica y legal sobre su carrera? ¿Es creíble la teoría conspiratoria del movimiento #FreeBritney, que insiste en que la tutela legal es una forma de controlar las ganancias que la figura de la cantante continúa generando?

Un comienzo fulgurante

Britney Spears ha sido una estrella la mayor parte de su vida: desde su adolescencia en el popular Club Disney hasta su carrera como icono pop de los noventa. Es una de las figuras del mundo del entretenimiento más queridas, con un considerable número de fanáticos que le apoyan. De modo que cada situación que se relaciona con su vida privada es motivo de interés, discusión y polémica.

Uno de los escándalos más duros de sobrellevar para la artista ha sido la complicada y larga batalla legal para defender su derecho a la autonomía profesional, luego de encontrarse bajo la tutoría de su padre -conservador y con problemas de salud- durante años. Se trata de una circunstancia que abarca casi dos décadas de la vida profesional de Britney y que, con toda probabilidad, continuará siendo de enorme importancia en el futuro.

El tema llegó de nuevo este año al foco de la atención pública, cuando la cantante solicitó que la tutoría sea revisada por el juzgado de Los Angeles, lo que ha provocado todo un nuevo proceso legal que, con toda seguridad, se extenderá el año entero.

La situación ocurre después de que en el 2019 se anunciara la abrupta suspensión de su espectáculo en las Vegas Britney: Domination, lo que desató una ola de comentarios y rumores sobre su salud mental y el papel que podría estar desempeñando la influencia de su padre en una decisión de semejante calibre. Todo lo anterior, provocó un debate público sobre la salud mental de Britney, su capacidad para manejar su vida financiera y profesional, pero en especial, la forma como la ley norteamericana analiza la relación de la artista con su familia, cada vez más complicada y dura.

El quiebre

Britney fue una de las estrellas más famosas de los años noventa, desde que, a los 16 años, la canción y el álbum …Baby One More Time, la convirtió en una de las cantantes más vendidas de todos los tiempos. Britney era por entonces una adolescente con una energía incansable para trabajar y el epítome de la chica buena norteamericana. Con trenzas y un uniforme escolar, el video del single se hizo una imagen icónica para buena parte de su generación.

No obstante, en los años siguientes su imagen impecable cambió drásticamente en medio de todo tipo de noticias sobre abuso de drogas, alcohol y un comportamiento errático que tuvo su punto culminante el 16 de febrero del 2007, con la preocupante escena de Britney rapándose el cabello frente a los paparazzi que la perseguían.

En ese momento, la cantante tenía varias cosas de considerable gravedad con la cuales lidiar: encaraba su divorcio con el ex bailarín Kevin Federline y también, una dura batalla legal por la custodia por los dos hijos de ambos. Además, era incapaz de escapar de una insoportable presión mediática sobre su comportamiento y vida personal.

La explosión emocional -que terminó, además, con Britney golpeando con un paraguas las puertas de un coche- se convirtió en un campanazo sobre su salud mental: hubo múltiples evaluaciones psiquiátricas y finalmente, una curatela ordenaba por la corte. La figura legal asumía que Britney era incapaz de cuidar de sí misma, por lo que ponía a Jamie Spears a cargo de sus finanzas, así como de su salud física y mental. En su momento, la medida fue calificada de necesaria para mantener la estabilidad de la cantante y evitar que pudiera hacerse daño en medio de lo que se describió como una complicada crisis mental.

Casi una década y media después y con la tutoría aun vigente, la pregunta si continúa siendo necesaria acaba de saltar la privacidad de las cortes para convertirse en una discusión pública sobre la cordura de Britney y en especial, su capacidad para cuidar de sí misma.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, un considerable número de fanáticos viralizó desde el mes de julio, el hashtag #FreeBritney que hizo hincapié en el hecho que no está muy claro lo que ocurre puertas adentro del juzgado ni en el seno de la familia Spears. ¿Por qué la cantante solicitó el fin de la curatela? ¿Qué ha provocado todo este vendaval público alrededor de su estabilidad psiquiátrica? ¿Se esconde algo más turbio en medio de la situación, tal y como sugieren las teorías del movimiento #FreeBritney?

Un misterio incómodo

Buena parte de lo que ocurre en la familia Spears, se discute en privado. Los abogados, apoderados, publicistas y parientes se han negado a declarar sobre lo que sucede en el juzgado, por lo que resulta difícil entender lo que pasa en medio de una situación legal cada vez más confusa. Por ahora, lo que está claro acerca de la circunstancia que rodea a Britney es lo siguiente:

En octubre de 2018, el equipo artístico que rodea a Britney anunció que comenzaría un nuevo espectáculo en Las Vegas, titulado Britney: Dominación, lo que significaba de un modo u otro, un nuevo paso en la vida artística de la cantante. No obstante, en enero de 2019, la propia Britney, dijo que todos los planes quedaban en suspenso y que quedaría en un “receso de trabajo indefinido”, debido a la salud de su padre que, semanas antes había sufrido una grave ruptura de colon que le obligó a recluirse y abandonar cualquier tipo de actividad pública.

Pero la información realmente preocupante surgió en mayo del mismo año, cuando la web dedicada al mundo del espectáculo TZM anunció que Britney se había registrado por cuenta propia en un centro de salud mental, por lo que se llamó de manera general como “una crisis nerviosa”. No obstante, poco después la cantante reveló que su padre forzó el ingreso por vía judicial, debido a que había salido a comer una hamburguesa sin notificarle. En septiembre, Kevin Federline consiguió que la corte cambiara las condiciones de custodia a su favor, tras alegar que Jamie Spears abusaba físicamente de los niños.

La polémica aumentó luego de que el patriarca Spears cediera en septiembre de 2019 la responsabilidad de la carrera -y prácticamente la vida- de Britney a la mánager Jodi Montgomery. La decisión provocó que la madre de la cantante, Lynne Spears, separada de Jamie desde el 2002, entrara en la escena pública y también la legal, solicitando formalmente la tutoría sobre la vida de su hija. La madre insiste en el hecho de que Britney lleva a cabo una prolífica carrera con una ardua actividad profesional, lo que presupone que también puede tomar decisiones básicas sobre su vida.

El punto de vista de Lynne, coincide con el del movimiento #FreeBritney y también, con el de las famosas que apoyan a la diva, entre las que se cuentan Cher, Miley Cyrus o Chiara Ferragni.

En conjunto, se solicita una investigación acerca de la pérdida de los derechos de Britney sobre su carrera y que, además, pueda acceder a un abogado en el proceso legal que se inició durante la última semana de julio. El movimiento en redes tuvo una poderosa repercusión y recabó alrededor de 300.000 firmas en las redes sociales, lo que permitió que la petición llegara a la Casa Blanca.

La llegada de la madre de la cantante en mitad de una situación complicada, podría favorecer a Britney, tanto como para que, finalmente, pueda verse liberada de una tutoria legal que es un método de control y limita sus derechos de trabajo y vida personal a niveles preocupantes. Entertainment Tonight publicó que habría sido la propia Britney la que pidió ayuda a su madre, luego de que la situación le sobrepasara.

“Britney confía en ella y le ha pedido que forme parte activa de la tutela. Considera que la ayudará a tener más autonomía”, indicó el portal.

No todos parecen a favor de un posible cese de la tutoria sobre la vida de Britney. TMZ indicó -citando a fuentes anónimas- que la cantante no está sana, por lo que la preocupación sobre su comportamiento continúa. “Su medicación hace tiempo que dejó de funcionar y los médicos no consiguen dar con la tecla para volver a recuperar su estabilidad mental y emocional”, insistió el medio.

Todo para el padre

En EEUU, una curatela (conocida en varios estados como una tutela legal), se usa por lo general para proteger a enfermos mentales, ancianos, discapacitados o pacientes extremadamente enfermos, lo que brinda total poder de decisión al tutor legal designado por la corte. En el caso de Britney, eso implica que no puede tomar decisiones personales o financieras sin que su padre las apruebe de manera directa.

Sin embargo, los términos de la tutoria sobre Britney no se han hecho públicos, tampoco su condición mental o su diagnóstico actual. Lo que sí está claro, es que sus tutores legales son su padre Jamie y hasta poco, el abogado Andrew M. Wallet. Ambos están obligados a presentar una auditoría financiera de cada gasto que se realiza, con la intención de salvaguardar la fortuna de Britney. Pero por extraño que parezca, la estrella del pop no tiene ningún tipo de acceso a su fortuna personal.

En el 2019, Wallet renunció como tutor adjunto, lo que dejó a Jamie Spears como el único encargado de la salud y finanzas.

En respuesta a la situación, el tribunal encargado del caso designó al abogado Samuel D. Ingham III, que funge como parte independiente y defensora de los intereses de Britney para evitar abuso de poder o explotación no debida de su dinero. La situación, a partir de entonces no ha hecho más que complicarse hasta llegar a la batalla actual que pone a Britney de nuevo, en el centro de un complicado debate sobre su salud y su capacidad mental para controlar su vida.

Fanáticos al rescate

En el año 2009, la frase #FreeBritney nació en medio de la campaña de la página BreatheHeavy.com, para abogar para que la cantante se liberará de la -en apariencia-  restrictiva configuración de la tutela que debe soportar. Jordan Miller, el encargado de la web, llegó a decir que recibió una llamada de un enfurecido Jamie Spears, que amenazó con demandar y pedir la desaparición del sitio, lo que al final no ocurrió.

La frase se volvió viral y parte de la conversación en redes sociales alrededor de la actriz, hasta que en abril de este año se hizo algo semejante a una llamada de ayuda, luego de que el podcast Britney’s Gram, recibiera un audio de un supuesto asistente legal que no quiso identificarse y que insiste en que la situación puertas adentro de la familia Spears es por completo insostenible, además de plantear preocupaciones acerca del bienestar y la capacidad de Britney para continuar bajo el mandato legal al que ha estado sujeta por doce años.

La llamada, sumada a algunas especulaciones públicas de influencers y otras voces de redes sociales, provocaron que el hashtag volviera a ser visible y en especial, sostenga una teoría conspirativa que insiste en que Britney está siendo cruelmente explotada de manera financiera y profesional por sus tutores.

Por ahora y mientras el juicio no llegue a conclusiones, las teorías del movimiento y las voces preocupadas a su alrededor, siguen siendo especulaciones del considerable número de fanáticos de la cantante.

Celebridades como Paris Hilton, Snooki, Rose McGowan y Miley Cyrus han usado el hashtag #FreeBritney, para hacer hincapié sobre su situación legal. La cantante Cher incluso se cuestionó públicamente sobre la situación en Twitter: “Pregunta … ¿Por qué se hace trabajar a una mujer, si su tutor sabe que no está lo suficientemente bien como para cuidar de sí misma?”

Una vez más, Britney

En la última semana de julio del año pasado, se esperaba que Spears apareciera de forma virtual en la audiencia de la Corte de los Ángeles que tocaría el tema de su tutela, pero según documentos judiciales, no se encontraba presente. La audiencia continuará, durante el mes de agosto de 2020.

¿Habrá una solución favorable para Britney o tal y como insisten varias voces preocupadas, le llevará un considerable esfuerzo vencer el tutelaje?

Todavía en medio de una batalla legal que puede llevar años resolver, la querida princesa del pop, todavía tiene un largo camino por delante para recuperar su libertad personal y financiera. Y “Framing Britney Spears”, lo muestra.

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