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Depresión, hambre y salones vacíos: el desencanto de ser docente en Venezuela

Algunas empezaron a formar por vocación, otras encontraron el encanto de ser educadora con el tiempo, pero la realidad las ha llevado a separarse de las aulas que alguna vez las hizo felices. En fotos mostramos la vida cotidiana de una docente venezolana

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Daniel Hernández

Si el Estado venezolano no odia la educación de calidad, al menos busca desaparecerla llevando al límite a sus principales representantes: los docentes. No hace falta ser uno para conocer su realidad, pues la mayoría ve el abandono de las escuelas, el recorte constante de las horas de clases y la necesidad de los profesores frente a un salario que se esfuma día con día.

La vocera más frontal del gremio docente, Elsa Castillo, lo ha explicado decenas de veces: el último contrato colectivo terminó siendo una ficción. Ese documento entró en vigencia para los años 2018-2020, lo firmó el Sindicato de Educadores y quien era el ministro de Educación entonces, Elías Jaua.

Actual tabulador salarial de los docentes públicos fijados en bolívares. y el ultimo publicado en marzo 2022 www.maestraaldia.com

En aquel momento, los docentes percibieron un aumento de los montos que cobrarían según los escalafones que ocupaban. Sintieron que valían los años de experiencia y la especialización. Sin embargo, llegó la conversión de monetaria y esos ingresos se fueron como arena entre los dedos.

Protestas de calle por parte de los docentes al finalizar la fecha vigente del contrato colectivo. Foto: Daniel Hernández.

Aunque el reclamo ha sido constante y multitudinario, la realidad es que los profesores están arrinconados en la miseria con relación a sus honorarios y primas. Cientos prefieren abandonar la labor que alguna vez los hizo felices; y otros buscan una actividad externa para matar el hambre.

Elsa Castillo cree que la realidad es un poco más dura para las docentes mujeres, especialmente cuando se trata de su higiene: «Imposible y descabellado es pretender que una mujer que ejerce la docencia pueda sentirse bien si con ocho dólares no puede comprar toallas sanitarias, desodorante,jabón de baño y todas esas cosas necesarias para que una mujer mantenga una higiene aceptable. Si no fuera por los maridos, parejas y familiares, sería mucho más difícil que ellas puedan ejercer la enseñanza dentro del aula de clases. Eso es inaceptable».

Video: Betania Ibarra

Para ellas, todo ha quedado en una espera que parece eterna. La esperanza de algunas está puesta en que el próximo 1 de mayo, Día del Trabajador, Nicolás Maduro anuncie un salario anclado al dólar. Sin embargo, hay otras que eligieron una actividad externa y empezar de cero.

En esta nota, El Estímulo relata cómo se transformaron sus hogares y lo que han hecho para mantener a los suyos.

«La depresión nos atrapa»

Ella es Anahy Coa Centeno, tiene 47 años de edad y por 16 años ha sido docente. Este es su testimonio.

AnahyCoa Centeno tuvo que pedir el cambio de la escuela donde era directora para trabajar en una institución más cercana de su casa. Solo el traslado consumía su salario. Foto: Daniel Hernández.

«La pregunta de cómo me encuentro mental y emocionalmente con la situación país, en especial en el terreno salarial, creo fue la más oportuna que me han realizado en estos últimos meses, ya que fui diagnosticada con ansiedad severa, depresión moderada y una descomposición orgánica. Creo que la situación que vivimos actualmente nos arropó», expresa.

Anahy dice: «Personalmente considero que estoy sumida en los problemas, ya que tengo dos niñas pequeñas de 11 y 8 años de edad. Me afecta a nivel mental y emocional no contar con un salario que me brinde la oportunidad de cubrir todas sus necesidades primordiales: salud, educación, recreación, alimentación… Por no contar con un salario digno que me permita cumplir como madre».

AnahyCoa Centeno en las tardes trabaja en casa. Da clases de tareas dirigidas con su esposo que también es docente. Foto: Daniel Hernández.

Prosigue: «En esta situación, creo que cualquier persona, mental y emocionalmente, así no quiera, se ve afectada. No tenemos más que una violación fragante de nuestros derechos tal y como lo refleja el artículo 91 de la Constitución… A los maestros y a todos los empleados públicos se nos violenta el derecho y no pasa nada. Ya no somos esclavos, pero estamos subsidiando al Estado cuando no hemos dejado de asistir a las aulas porque estamos pagando para ir a trabajar».

«Creo que esto no lo aguanta nadie. No contamos con HCM, pasajes, alimentos, calzado, vestimenta, no hay incentivo de ningún tipo… Y por supuesto que la depresión nos atrapa… Mi estado de ánimo cambió, ya no siento que rindo como antes, ya no puedo darme un gusto porque pasó a lujo el poder tomarme un café en cualquier fuente de soda. En conclusión, mi estado de salud mental y emocional están terriblemente descontrolados por no poder cumplir con mis deberesde madre con mis hijas», asegura.

Anahy ha tratado de salir del hueco económico a su manera. Junto a su esposo, quien también es un docente que se retiró del educación pública formal, empezó a dar tareas dirigidas en casa. La actividad no les garantiza un ingreso alto, pues cobran cinco dólares semanales a padres cuyos hijos necesitan ayuda para nivelar sus conocimientos.

Esta maestra es sincera: su refrigerados ha pasado años casi vacío. La proteína que consume su familia es pollo, pero la cantidad que compran es poca y buscan rendirlo para varios días.

Así se ve el refrigerador del hogar de la maestra AnahyCoa Centeno. Foto: Daniel Hernández.

«Con vocación no se hace mercado»

«Pienso que quienes han gobernado Venezuela, antes y ahora, no han sabido medir la fuerza y el valor que tenemos los profesionales de la educación. Sin embargo, hoy, luego de 32 años ejerciendo la docencia, siento que no habíamos llegado a tal nivel de miseria, esa que nos mantiene en la mayor de las desesperanzas», expresa Marta Valente, docente jubilada.

«Ciertamente, quien decide ser maestro no espera hacerse millonario, pero sí poder vivir dignamente de su salario como activo y de su jubilación cuando llegue el momento. Hoy en día, eso no da ni para el pasaje y mucho menos las necesidades básicas del núcleo familiar», resalta.

Marta es clara: «¿Bajo qué concepto creen que los maestros se van a mantener en las aulas? Vocación de sobra hemos demostrado, pero tristemente con vocación no se va al mercado ni a la farmacia, entre cualquier cantidad de otras necesidades».

Marta Valente ya está jubilada. Ella ha podido sobrellevar su situación económica gracias a que su esposo e hijo trabajan en el sector mecánico. Foto: Daniel Hernández.

«Mi mayor satisfacción es ver el apoyo que hemos recibido de los padres y representantes. Luego de la pandemia, muchos entendieron la labor que hacemos en el aula y han demostrado valorar el rol que el docente cumple en la formación de sus hijos», dice con agradecimiento.

Frontal y sin titubeos, la docente señala: «Sé que la ciudadanaministra es solo la portada del libro, es quien da la cara, mas no quien finalmente puede decidir sobre los aumentos o beneficios, pero quisiera decirle que lleve mi mensaje a quien sí decide: los salarios hay que anclarlos al dólar, pero más allá de eso hay que revisar las políticas económicas. Yo no sé nada de economía, pero estoy segura de que en Venezuela hay excelentes profesionales que sí lo sabeny tienen la respuesta a esta inmensa crisis y lo sé porque fueron formados por nosotros, los docentes»

«Yo no llegó ni a ocho dólares al mes»

«Mi situación como docente se ha visto gravemente menoscabada en virtud del bajo salario que me está pagando el Estado venezolano. No llega a ocho dólares quincenal, no me alcanza para cubrir los gastos de alimentos y pago de transporte de una semana», dice Glenda Sánchez.

Glenda Sánchez no puede costear las necesidades de su hogar. Se lamenta por no poder procurarle una mejor alimentación y educación a su hijo. Foto: Daniel Hernández.

«Mi hijo estudia tercer año de bachilleratoen un colegio público porque no tengo los recursos para pagarle un colegio privado. Solo tiene tres profesores y se mantienen allí por vocación, paraayudar a los muchachos. Veo cómo el Gobierno se muestra indolente ante esta situación que no solo busca acabar con los docentes,sino también con el sistema educativo venezolano», asegura la profesora.

Prosigue: «La educación en Venezuela es gratuita, según lo establece nuestra Constitución Nacional, por ende debe ser de alta calidad. Lo que se vive en Venezuela hoy día representa una gran falsedad, ya que todas las carencias antes mencionadas merman considerablemente la estabilidad educativa y la calidad de vida de los docentes».

El refrigerador de la maestra Glenda Sánchez se ve así casi siempre: con porciones pequeñas de proteínas que no alcanzan para una semana, agua y una que otras bandejas de alimentar para recalentar. Foto: Daniel Hernández.

Glenda Sánchez piensa en sus alumnos casi siempre. No deja el aula por un deber moral. Su cuestionamiento diario es: «¿Quién va atender a los niños?». Aun así, está pensando en incursionar en algún emprendiendo donde pueda tener un mayor ingreso.

Mirna Jiménez, una jubilada que volvió al ruedo

A veces, la sinceridad aflora. Esta es la historia de Mirna Jiménez, una docente que tuvo que volver a los salones para sobrevivir:

«Yo soy Mirna, maestra graduada hace mucho tiempo y jubilada del Ministerio de Educación. Actualmente, trabajo en una escuela privada y puedo decir que los cambios que sufrió esta profesión, la educación y los niños son muchos», señala.

«A nivel personal, yo comencé a trabajar porque estudié para hacerlo y con el correr de los años viajé en todas mis vacaciones, compré zapatos, carteras y libros, compraba todo por pacas con el sueldo mensual. Trabajé en la mañana, la tarde, la noche, los sábados y en planes vacacionales con niños, adolescentes, adultos. Tenía dinero para comprar un carro de agencia y una casa, pero pasaron los años y los viajes se hicieron solo por necesidad. Volví a caminar y a hacer grandes colas para comprar por kilos. Llegó la jubilación porque la solicité debido a los cambios políticos que llegaron al colegio y con los cuales no estaba de acuerdo. La mensualidad disminuyó y era tan poco el dinero que me pagaban que volví a trabajar en una escuela privada donde la política tiene nuevas leyes y las familias no viven bajo los mismos principios y valores que se enseñan en la pública. Una nueva sociedad que limita el trabajo al docente en el aula», describe con sinceridad.

A diferencia de sus colegas, Mirna no quiso retratarse ni hablar en video. Su situación económica en casa aflora su vergüenza y se siente sumamente decepcionada.

Un oficio es la salvación

Johanna González es profesora de Educación Especial mención retardo mental. A pesar de las condiciones de las escuelas y el bajo salario, ella no se ha retirado. Su manera de mantenerse activa fue crear su propio emprendimiento entre 2021 y 2022.

Johanna González se dedica a la costura a pesar de tener años de experiencia en la psicopedagogía. Su sueño sería volver a vivir de lo que por años la llenó de satisfacción. Foto: Daniel Hernández.

«Todo surgió, básicamente, por la situación país, doy gracias a Dios primeramente y a mi suegra que en el 2002 me impulsó a conocer la costura. En ese tiempo, me dedicaba a la elaboración de juegos de baños, lencería de cocina y juegos de sábanas y un día, conversando conmi hija, iniciamos el emprendimiento con el nombre de Creaciones Joeg. Es una tienda virtual», explica.

Johanna comenzó vendiendo tapabocas, luego incorporó más productos: portacosméticos, cartucheras, tulas deportivas, bandoleros de diferentes colores, juegos de sábanas y cortinas sencillas. «Todo con material de calidad y al gusto de lo que el cliente necesite», resalta.

Entre bolsitos, juegos de sábanas, prendas para vestir, encontró una manera de sustentar a su familia. Foto: Daniel Hernández.

A pesar de su esfuerzo familiar, Johanna no logra llenar con los productos básicos su nevera.La proteína como el pollo es lo más común en su mesa, pero no en las cantidades necesarias para llevar una alimentación sana.

Todo lo que se come en casa, se compra a diario. No hay dinero para planificar mercados quincenales o mensuales.

La nevera de la casa donde vive Johanna González con su esposo, hija y suegros tiene muy poca proteína. Compran para consumir día a día. Foto: Daniel Hernández.

¿Protesta? Represión y persecución es la respuesta estatal

Los profesores no han parado de salir a las calles. Los trabajadores públicos, en general, siguen exigiendo sus derechos. Sin embargo, la respuesta del régimen chavista es la represión.

Una imagen que recuerda que la situación de precariedad tiene años me lleva al 15 de enero del año 2019. Ese día, en el bulevar de la calle de Jesuitas, cerca del Ministerio de Educación en Caracas, varios motorizados dispararon al aire para amedrentar a los maestros durante su actividad pacífica.

El 15 de enero del año 2019, durante una manifestación pacífica de docentes, en el Bulevar de la calle de Jesuitas, motorizados disparaban al aire para amedrentar. Foto: Daniel Hernández.

El hecho ocurrió situación frente un módulo de la policía nacional, pero no hubo quien los defendiera.

Eso es lo que ocurre siempre: amedrentamiento y represión aunque los sindicalistas suelan organizar las manifestaciones bajo perfil.

Por lo general, las manifestaciones de maestros son reprimidas por los cercos policiales. Foto: Daniel Hernández.

A pesar de todo, no se rinden. Durante 2023, las manifestaciones son casi semanales, pero siguen sin haber acciones.

Como si fuera un motivo para callarse, la Gaceta Oficial del 15 de noviembre de 2022 señala que ahora el horario de clase pasa a cinco horas en todas las instituciones. Además se eliminan los días libres para los estudiantes de Educación Media.

La situación se repite en otros estados. Por ejemplo, en Guarenas y Guatire, ciudades mirandinas, los maestros salen a marchar seguido. Ellos se agrupan en la avenida principal de Menca de Leoni o la Intercomunal para buscar apoyo de otros gremios. En Barquisimeto y Barinas ocurre lo mismo, pero el índice de escuelas cerradas es mayor hasta que los sueldos vuelvan a ser estables.

Muchísimas escuelas del país se mantienen cerradas por la ausencia de docentes. Foto: Daniel Hernández.
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