Venezuela

Guaidó en Venezuela, ¿y ahora qué viene?

Diversos analistas han apuntado que el éxito y la resonancia de la gira de Juan Guaidó puede ser efímero o inocuo, dentro y fuera de Venezuela

Guaidó lo apoya Francia
Archivo - Alejandro Cremades
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Diversos analistas han apuntado que el éxito y la resonancia de la gira de Juan Guaidó puede ser efímero o inocuo, dentro y fuera de Venezuela, si no hay una estrategia y acciones que dejen en evidencia un nuevo empuje para la lucha democrática. La pregunta que deberá responder Guaidó, con hechos, es ¿qué ganó Venezuela con su gira en la búsqueda de la democracia?

Un aspecto novedoso de la gira de Guaidó, con relación a lo que fueron otras acciones en el pasado, ha sido su capacidad de sorprender, de no dar toda la información, de manejar una suerte de silencio estratégico. Este es un asunto no menor cuando se adversa a un régimen que ha demostrado tener pocos escrúpulos y mucha capacidad para jugar sucio.

De esa forma, se trató de una gira de la cual supimos a cuentagotas. Es un cambio positivo, ya que la alternativa democrática debe tener capacidad de moderar la información que hace pública, escogiendo el momento para ello. Obviamente, dentro de una estrategia política de largo aliento.

El 14 de febrero, al hacer un balance de la gira, Guaidó dijo que el día 18 habría una decisión importante de Washington. Ese día, efectivamente, se conoció sobre la sanción contra la empresa rusa Rosneft por transportar y comercializar crudo venezolano, que ya era objeto de sanciones directas contra las operaciones de Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa). No es este el espacio para analizar la pertinencia o la efectividad de una política de sanciones para propiciar un cambio democrático.

En términos geopolíticos, la decisión de Washington busca enviar un mensaje no sólo a Moscú sino también a los otros aliados de Maduro que aún negocian con crudo venezolano. En términos económicos, hay bastantes indicios de que el régimen de Maduro se ha preparado para sobrevivir y sostenerse en el poder, pese a las sanciones petroleras.
Un asunto que preocupa a muchos es el impacto que tienen las sanciones en la vida cotidiana de los venezolanos; no podemos obviar que la crisis humanitaria en Venezuela comenzó antes de las sanciones y que el chavismo ha demostrado que poco le importa el sufrimiento de millones con tal de permanecer en el poder.

La destrucción del aparato productivo o la gigantesca red de corrupción, entre otros factores que afectaron severamente al país, nada tienen que ver con las sanciones, sino con las prácticas chavistas en el ejercicio del poder.

Por otro lado, el tema de Rosneft tiene implicaciones electorales. Internas, en Estados Unidos, ya que puede ayudar a mostrar a Trump con una posición firme ante Moscú. Y Elliot Abrams, el enviado especial de Washington para la crisis venezolana, ha dejado entrever que esta sanción en particular tiene como finalidad lograr elecciones libres en Venezuela. Presionar a Rusia para que, en aras de defender sus intereses económicos, que también están en juego, sea parte de una salida electoral venezolana.

Guaidó también viene asomando que la salida serían elecciones presidenciales y parlamentarias este año. No será fácil convencer a un sector de la oposición de que vaya a votar, ni que en unos eventuales comicios el chavismo pueda participar, cuando una vocera clave de ese sector, María Corina Machado, insiste en que los comicios deben ser posteriores al desmantelamiento del poder chavista.

En términos ideales, para que unas elecciones presidenciales y parlamentarias revistan legitimidad deberían contar con: nuevas autoridades electorales, revisión a fondo del registro electoral, veeduría internacional independiente y voto de los venezolanos en el exterior. Estos cuatro aspectos, esenciales, son negados de plano por el chavismo. Al menos mientras fue presionado por Estados Unidos y Europa Occidental. Falta por ver si una hipotética presión rusa logra el efecto deseado.

Es temprano, aún, para saber qué efectos tendrá la gira de Guaidó. Lo que sí puede verse es que marcará un cambio en la estrategia, en relación con lo que ocurrió durante 2019. Y tocará ver si la nueva estrategia, aún no develada por completo, alcanza el éxito en 2020, que, aunque no lo parezca, recién se inicia.

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