El ataque contra este museo que alberga una colección excepcional de mosaicos en un edificio contiguo al Parlamento dejó «19 muertos, 17 de los cuales turistas de nacionalidades polaca, italiana, alemana y española», declaró en rueda de prensa el primer ministro tunecino Habib Essid. Las dos víctimas tunecinas son un policía y un civil.
También murieron dos atacantes. El primer ministro indicó que los asaltantes, vestidos con uniforme militar, habían abierto fuego contra los turistas mientras que estos últimos bajaban de sus autobuses, antes de perseguirlos hacia dentro.
Un centenar de turistas se hallaban en el museo cuando «dos hombres o más, armados con kalashnikov» llevaron a cabo el ataque. Además, el ministro de Salud, Said Aidi, dijo a la prensa que 38 personas habían resultado heridas, principalmente nacionales de Francia, Sudáfrica, Polonia, Italia y Japón.
El ministerio del Interior anunció que la «operación se terminó» hacia las 15H00 GMT, o sea unas cuatro horas después de iniciarse los incidentes, sin dar más detalles.
El primer ministro francés, Manuel Valls, había declarado en rueda de prensa en Bruselas que se produjo una toma de rehenes durante el confuso ataque, una información no evocada por las autoridades tunecinas. Una empleada del museo, visiblemente asustada, dijo haber oído «intensos disparos» hacia mediodía. «Mis colegas gritaron: ‘¡Huye, huye, hay disparos!», declaró a la AFP Dhouha Belhaj Alaya. «Nos escapamos por la puerta de atrás con colegas y turistas», agregó. La diputada Sayida Ounissi contó que cuando se oyeron los disparos desde el parlamento, «en plena audición de las fuerzas armadas sobre la ley antiterrorista», con la presencia, entre otros, del ministro de Justicia, jueces y varios mandos militares, cundió un «pánico» que calificó de «enorme».
El presidente tunecino Beji Caid Essebsi acudió al hospital de la ciudad de Túnez en la que se ingresó a los heridos, constató la AFP.
«Las autoridades tomaron todas las medidas para que no vuelvan a suceder cosas de este tipo», declaró posteriormente a la AFP el mandatario. Túnez registra el auge de un movimiento yihadista armado desde la revolución de enero de 2011 que obligó a Ben Ali a abandonar el cargo de presidente que ocupaba desde hacía 23 años.
Unos 60 policías y militares han muerto en enfrentamientos armados cerca de la frontera argelina, donde es activo un grupo armado vinculado a Al Qaida.
Por otra parte, Túnez se ha convertido en una de las principales canteras para los grupos islamistas armados en Siria, Irak y Libia. De 2.000 a 3.000 tunecinos combatirían en las filas yihadistas en el extranjero. Medio millar más han regresado a Túnez, según la policía, y están considerados como una de las máximas amenazas para la seguridad del país.
El turismo, sector clave de la economía tunecina, quedó muy afectado por las crisis políticas y el surgimiento del movimiento yihadista. En 2014, los ingresos turísticos registraron un leve crecimiento.
El número de turistas bajó sin embargo ese año de 3,2%, hasta 6,07 millones, frente a 6,27 millones en 2013. Instalado en un palacio de la época del Imperio Otomano, el museo del Bardo acoge a centenares de miles de visitantes cada año, y registró su mayor número en 2005, con 600.000 personas. En 2011, año de la revolución, sólo lo visitaron 100.000.