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La infanta Cristina alega "confianza" en su esposo en causa por delitos fiscales

Cristina de Borbón y su esposo, Iñaki Urdandarin, fueron enviados a juicio por el juez José Castro, instructor del llamado "Caso Nóos".

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La infanta Cristina, hermana del rey Felipe VI, acusada por un juez español de dos delitos fiscales en cooperación con su marido, pide su absolución argumentando que se limitaba a «rubricar sin pedir explicaciones», dada su «confianza» en él.

En su escrito de defensa, presentado este miércoles ante el juzgado y al que ha tenido acceso Efe, los letrados de la infanta mantienen que no tuvo «tiempo, ni capacidad, ni motivos» para intervenir en la gestión de la sociedad Aizoon, mediante la que el matrimonio presuntamente defraudó a Hacienda.

Cristina de Borbón y su esposo, Iñaki Urdandarin, fueron enviados a juicio por el juez José Castro, instructor del llamado «Caso Nóos», que investigó al Instituto Nóos, una fundación sin ánimo de lucro que presidió Urdangarín, a la que supuestamente se desviaron 6,1 millones de euros de fondos públicos entre 2004 y 2007.

La infanta Cristina y su esposo crearon la sociedad Aizoon, que compartían al 50 %, a la que presuntamente se desviaron los fondos ilícitos, lo que supondría un fraude a la Hacienda Pública.

Los abogados mantienen que su defendida siempre permaneció «al margen de la dirección y gestión cotidiana» de la sociedad Aizoon y añade que la hermana del Rey solo tiene «conocimientos mínimos de fiscalidad».

En su escrito, los abogados de Cristina de Borbón, Miquel Roca y Jesús María Silva, niegan que la acusación particular ejercida por la organización Manos Limpias esté legitimada para mantener cargos contra ella, sin que lo haga la Fiscalía.

Los letrados asumen los argumentos de la defensa de Urdangarin de que no hubo delito contra la Hacienda Pública a través de Aizoon, por no haberse superado los 120.000 euros defraudados.

En el caso de que se acreditara dicho fraude, la defensa de la infanta niega su responsabilidad como cooperadora necesaria alegando que «no tuvo absolutamente ninguna intervención en el cumplimiento de las obligaciones contables y fiscales de Aizoon, tareas de las que se ocupaba en exclusiva» su esposo, único administrador de la sociedad, o los profesionales en que había delegado esas funciones.

Según la defensa, dado que la «confianza entre los cónyuges» era plena, «nunca se celebraron formalmente juntas de socios y doña Cristina se limitó a rubricar sin pedir explicaciones aquellos escritos que, muy ocasionalmente, se le solicitó que firmara en su condición de socio».

Cuando sucedieron los hechos, insiste el escrito, la infanta era madre de cuatro hijos de muy corta edad y como miembro de la familia real colaboraba en actividades institucionales.

«Tan intensa vida personal, institucional y profesional impedía a doña Cristina estar al corriente de múltiples gestiones directamente vinculadas con la economía familiar», aduce el escrito.

Los letrados recalcan que, «en ese escenario, Aizoon desempeñaba un papel absolutamente marginal, al que ella ni dedicaba ni podía dedicar la menor atención».

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