En imágenes difundidas en internet se ven numerosos cuerpos inertes en el suelo y objetos personales, como los paraguas de colores que utilizan los peregrinos para protegerse del sol.
Las autoridades decidieron cerrar los accesos al lugar del accidente, que se produjo en el cruce de dos vías que habían sido construidas para facilitar el movimiento de los fieles.
Arabia Saudita había movilizado a 100.000 policías para garantizar la seguridad durante el peregrinaje después de que, el 11 de septiembre una grúa se derrumbara en la Gran Mezquita de La Meca, matando a más de 109 personas e hiriendo a más de 400.
Los anteriores accidentes durante la peregrinación se remontan a 2006. El 6 de enero de aquel año, murieron 76 personas al derrumbarse un hotel en La Meca, y el 12 de enero, 364 peregrinos fallecieron en otra estampida durante el ritual de la lapidación de las estelas de Satán, en Mina.
Tras esa ceremonia, que puede durar entre dos y tres días, los peregrinos concluyen el hach con las circunvalaciones en torno a la Kaaba, la construcción con forma de cubo que se erige en el centro de la Gran Mezquita de La Meca, hacia la que se dirigen los musulmanes cuando rezan.
El valle de Mina se sitúa a unos kilómetros de La Meca, el primer lugar sagrado del islam.
Unos 1.500 millones de musulmanes de todo el mundo celebran el Eid al Adha, la fiesta del sacrificio.
Antes de dirigirse a Mina, los peregrinos pasaron la noche en la llanura de Muzdalifa, a los pies del Monte Arafat, para sacrificar a un animal en memoria de Abraham. Según la tradición, éste estuvo a punto de inmolar a su hijo Ismael antes de que el arcángel Gabriel le propusiera sacrificar a un cordero en su lugar.
Según las autoridades sauditas, el hach, uno de los cinco pilares del islam, congregó este año a 1,4 millones de personas acudidas desde el extranjero y a cerca de 600.000 peregrinos que viven en Arabia Saudita.
Con ocasión de la peregrinación, las autoridades habían indicado estar en alerta ante posibles atentados, después de que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) atacara a las fuerzas de seguridad y varias mezquitas chiitas en Arabia Saudita en los últimos meses.
También se había movilizado a numerosos médicos y enfermeros para afrontar una posible epidemia de coronavirus MERS, del que Arabia Saudita es uno de los primeros focos en el mundo.