En una carta a los líderes de la Cámara de Representantes y el Senado, Obama señaló que es «necesario continuar la emergencia nacional declarada en la orden ejecutiva 13692 con respecto a la situación en Venezuela», que el mandatario había ordenado en marzo de 2015.
La situación desde entonces «no ha mejorado» en Venezuela, indicó Obama.
Según la Casa Blanca, el gobierno venezolano continúa la «erosión de los derechos humanos», «persecución de opositores políticos, limitación a la libertad de prensa, uso de violencia y violaciones a los derechos humanos en respuesta a protestas antigubernamentales».
Los manifestantes opositores son detenidos de manera «arbitraria» y existe una «irritable presencia de importante corrupción» en el gobierno, añadió el mandatario estadounidense.
El decreto firmado por Obama, que calificaba la situación en Venezuela de «amenaza» para Estados Unidos e implementaba sanciones contra cuatro funcionarios de Caracas, despertó indignación en el gobierno socialista y en países vecinos, y motivó una campaña internacional de firmas para pedir su derogación.
El presidente venezolano Nicolás Maduro había expresado hace dos semanas su deseo de que Obama derogara las sanciones para emprender una nueva etapa de diálogo entre ambos países, sin embajadores desde 2010.
Maduro, que enfrenta una grave crisis económica y política, afirma que su gobierno es objeto de una conspiración comandada por sus opositores y figuras en Washington.