Internacionales

Organización y solidaridad marcaron la diferencia en paso fronterizo

Al entrar al territorio colombiano, un dispositivo de seguridad y atención al visitante se desplegó de manera coordinada con organismos del Estado.

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Rosalinda Hernández
Texto y fotos: Rosalinda Hernández C.

A las 6:40 de la mañana empezó a correr la larga cola que conduciría al primer grupo de venezolanos desde la aduana subalterna de Ureña hasta el puente internacional Francisco de Paula Santander.

Había gente proveniente de la capital de la República y de los estados Lara, Barinas, Carabobo, entre otros. Fueron pasando con cédula en mano, en grupos de 20 personas al departamento Norte de Santander, Colombia.

«Bienvenido a la República de Colombia, hermano venezolano», era el saludo que recibían los connacionales una vez cruzada la línea limítrofe, custodiada por funcionarios colombianos de la Policía Nacional, Migración, Ejército, Defensoría del Pueblo y Gobernación del Norte de Santander.

La organización marcó la diferencia

Al entrar al territorio colombiano, un dispositivo de seguridad y atención al visitante se desplegó de manera coordinada con organismos del Estado.

El registro de la cédula de identidad, a través de un sistema electrónico, permitía a las autoridades colombianas conocer con exactitud cuántos venezolanos estaban ingresando a su territorio.

A las 7:30 de la mañana, 576 venezolanos habían cruzado la frontera de Ureña hacia Cúcuta. Según autoridades colombianas, la cifra iba a ser superada por las 5.741 personas que cruzaron la frontera el sábado cuando, de manera inesperada, el gobierno venezolano autorizó el paso por el puente Francisco de Paula Santander.

Colombia «con los brazos abiertos»

Jorge Alberto Villamizar, Defensor de Pueblo de Norte de Santander, informó a El Estímulo que 25 funcionarios de la referida dependencia estaban ejecutando acciones de monitoreo en los puentes internacionales Simón Bolivar, Francisco de Paula Santander y Unión, a fin de garantizar el respeto a los derechos humanos de las personas.

«Con los brazos abiertos recibimos a los hermanos venezolanos en Colombia. En la medida que el departamento Norte de Santander los pueda recibir serán bienvenidos porque es una manera de retribuir los beneficios que bien hemos obtenido de ese pueblo que ha sido bondadoso con nosotros».

Aseguró la visita de los  venezolanos a Cúcuta se realizó con «total normalidad». La organización se ha venido perfeccionando para garantizar seguridad a quienes nos visitan.

Por su parte, el coronel William Donato, jefe de la Policía Nacional en el Norte de Santander, reconoció el civismo demostrado por los venezolanos que ingresaron al vecino país para abastecerse.

Un dispositivo de seguridad fue desplegado por la Policía colombiana en las principales tiendas de abastecimiento, sin que hasta ese momento se registraran hechos lamentables.

El jefe policial también aseguró que 70 policías resguardaban a la multitud que atravesaba el puente Francisco de Paula Santander.

Del lado venezolano
A pesar de que la gran cantidad de personas que se dirigían a Colombia y que permanecieron en cola desde tempranas horas, en las inmediaciones del puesto de control de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), los dispositivos de seguridad y atención eran pocos del lado venezolano.

Sin embargo, hubo presencia de funcionarios del Cuerpo de Bomberos, Protección Civil Municipal y Alcaldía de Ureña, quienes desplegaron un dispositivo de prevención, atención en primeros auxilios e hidratación a las personas en cola.

También se constató la presencia de la organización no gubernamental Comunidad de Naciones para la Defensa de los derechos humanos.

Ni funcionarios de la GNB ni del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) pudieron ofrecer un registro sobre cuántos venezolanos habían pasado a Colombia durante las últimas horas, ni cuántos habrían regresado al territorio nacional.

Mientras las autoridades colombianas saludaban al paso a cada venezolano que ingresaba a su territorio, y en algunos casos accedían a fotografiarse; en Venezuela los militares no hablaban y prohibían a medios y transeúntes tomar una imagen donde alguno de ellos pudiese quedar registrado.

Rosalinda Hernández

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