«Me han confirmado su aceptación tanto el presidente Pedro Pablo Kuczynski como la señora Keiko Fujimori a esta iniciativa que formulé», dijo el cardenal a la emisora RPP, desde la que había lanzado el jueves la iniciativa del encuentro.
Aunque la fecha del encuentro aún no está definida, ambos líderes están dispuestos a conversar con el objetivo de distender los enfrentamientos políticos que se dieron en el Congreso durante la interpelación y posterior destitución del ministro de Educación, Jaime Saavedra, quien será reemplazado en breve.
Cipriani, arzobispo de Lima, ofreció su casa para la cita y dijo que la iniciativa del encuentro nació por su preocupación por el «vacío innecesario y dañino entre ambos y porque era necesario que se junten».
Fuerza Popular es liderada por Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien purga una condena por crímenes de corrupción y lesa humanidad. Si bien perdió contra Kuczynski en un ajustado balotaje presidencial, su partido se hizo con la mayoría absoluta en el Parlamento.
La censura a Saavedra en el Congreso, de mayoría fujimorista -con 72 de los 130 legisladores-, fue considerada por los analistas como una clara muestra de poder y un intento de mostrar a Kuczynski -que cuenta con una bancada de 18 legisladores- como un presidente debilitado.
La destitución se aprobó con 78 votos, donde se sumaron opositores como el Partido Aprista.
El ministro Saavedra, el más popular del gabinete, fue nombrado en octubre de 2013 durante el gobierno del entonces presidente, Ollanta Humala, y Kuczynski lo mantuvo cuando llegó al poder, el 28 de julio de 2016.
La oposición acusó a Saavedra -un economista y exfuncionario del Banco Mundial- de ser el responsable político de casos de corrupción detectados en su ministerio, que ya están en manos de la justicia.
Saavedra llevaba adelante una reforma que contempla una mayor fiscalización a las universidades públicas, evitando que se lucren con la educación. Según analistas, muchas de ellas financian a partidos políticos, los cuales podrían verse perjudicados por una reducción de los ingresos para sus campañas.
Además, fue propulsor de la igualdad de género en la educación, en un país altamente conservador. Para el gobierno y sus aliados, el fujimorismo aún no ha aceptado la derrota en las urnas y busca pretextos para desestabilizar al gobierno.