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Los primeros 100 días de Trump: Una gran incógnita

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FOTO: JIM LO SCALZO | AP | Archivo

Normalmente,  cuando un Presidente  se estrena en su cargo, los primeros 100 días -a veces más, a veces menos- son un referente para dos cosas: 1. Para determinar la marca, el sello particular que podría tener una gestión. 2. Para conocer cómo se desplegó la llamada «Luna de miel», es decir, la duración aproximada del período en el cual la mayoría de las fuerzas políticas están más dispuestas a escuchar y quizás facilitar la aprobación de algunas propuestas del Ejecutivo. Meses después la miel, casi siempre se transforma en hiel.Hace algunos días el Presidente Trump decía que el ejercicio de la presidencia de los EE.UU era más difícil de lo que imaginaba. Particularmente pienso que el de la de cualquier país y especialmente de ese ¿o de éste? no debe ser sencillo, y debe ser fácil imaginar que no es sencillo.

En los primeros 100 días, Trump adelantó acciones para cumplir con sus promesas, pero la mayor dificultad para él ha estado asociada con el poco respaldo que ha tenido del Congreso estadounidense y de otras instituciones, para avanzar banderas de su campaña electoral tales como: la reforma del plan de salud de Obama, mejor conocido como Obamacare; su plan para recortar los impuestos corporativos y a los ingresos del 35% actual, al 15%, de anular el impuesto sucesorio y de recortar los impuestos a las ganancias obtenidas en el extranjero por las empresas norteamericanas. También experimentó dificultades por el rechazo del Congreso a incluir  en una partida federal los $ 1400 millones para construir el muro de separación entre México y los EE.UU, que él suponía debía cancelar México en su totalidad.

También se suman el bloqueó de un tribunal de apelaciones a la orden ejecutiva para prohibir el ingreso a EE.UU de refugiados y nacionales de siete países de mayoría musulmana. Igualmente, la decisión de un Juez de California que bloqueó los efectos del decreto de Trump sobre el retiro de fondos a las ciudades santuarios.

En donde se abren más interrogantes es en el diseño y ejecución de la política exterior de la administración Trump. Hasta ahora, la mayor parte de las acciones en este campo han sido impredecibles, aún cuando lo impredecible pueda ser per se, una estrategia política, con riesgos muy altos, puesto que si dura mucho tiempo puede convertir a los aliados en enemigos.

Después del lema de campaña » EE.UU primero», que suponía un regreso a una suerte de aislacionismo regulado, se desplegaron acciones militares en Siria y Afganistán; un rápido acercamiento a la derecha israelí, en adición al acercamiento a líderes autoritarios como Erdogan de Turquía y al Sisi, de Egipto, sin dejar de lado las loas al líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, después de meses de retórica conflictiva.

Sobre este último aspecto, se generarán equilibrios o desequilibrios y dilemas muy particulares. Pactar con líderes autoritarios ¿será o no, una garantía para la Paz mundial ó para la seguridad de los EE.UU? ¿Y la Democracia y el respeto a los Derechos Humanos…?

Las relaciones con Rusia y China generan muchas incógnitas. La reunión con Xi Jinping giró sobre diversos temas, especialmente sobre Corea del Norte, pero no resultó en ningún acuerdo visible. El mismo Trump declaró que el tiempo dirá qué resulta de ellas, especialmente en la agenda comercial. Por otro lado, el retiro de EE.UU del Acuerdo Transpácifico, ¿será matizado y evaluado mejor en el tiempo? ¿Habrá sido un error abandonar un área de influencia estratégica, geoeconómica en Asia para dejar el campo abierto a China?

El acercamiento inicial a Rusia, que prometía muchos acuerdos,  se fue enfriando después de los escándalos del presunto involucramiento ruso en la campaña presidencial, y de las acciones unilaterales de EE.UU en Siria. También sobre el futuro del pacto alcanzado sobre el programa nuclear iraní no se tienen pistas.

Con respecto a Europa, su reunión con Merkel fue tensa y sus críticas iniciales a la Unión Europea y a la OTAN se han ido moderando. Sin embargo, el avance de las negociaciones del Acuerdo de Comercio Transatlántico entre en los Estados Unidos y la Unión Europea sigue generando muchas dudas sobre su viabilidad futura, sobre todo por la balanza comercial negativa que mantiene EE.UU con el bloque hemisférico.

El continente americano no escapa de la incertidumbre. Después que Trump anunció la denuncia del TLC de América del Norte, entre Canadá, México y los EE.UU, señaló  hace pocos días qué, oída la opinión de los los líderes de México y Canadá, era mejor renegociarlo. Todavía no se sabe nada sobre los pactos que resultaron de las reuniones entre Cuba y los EE.UU, ni del aval o no de la administración Trump a los acuerdos del gobierno colombiano con las FARC,  y sobre todo del nivel de relaciones que buscará la administración Trump con el Caribe, Centro y Sur América.  ¿Y Venezuela? Otra gran incógnita.]]>

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