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Izquierda salvadoreña ve en peligro su posición de poder

Al presidente Salvador Sánchez Cerén le queda solo un año en la presidencia de El Salvador. Al izquierdista, ex guerrillero, y uno de los pocos aliados que aún le quedan en el continente al gobierno de Nicolás Maduro, también se le está poniendo la situación cuesta arriba.

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TEXTO: Manuel Tovar | Twitter: @mentetransfuga | FOTO: AFP/Marvin Recinos

El gobierno de Cerén es criticado por supuesta corrupción y los programas sociales son vistos por los partidos que se le oponen como un despilfarro que busca hacer proselitismo.
Si el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la guerrilla de 1980 y 1990, no puede controlar el desgaste político, podría ser antesala para que ocurra un giro que permita a la derecha recuperar la presidencia en 2019, tras una década de izquierdismo en el cargo más importante de la nación.
Hoy 5,1 millones de personas deben elegir a 84 legisladores y 262 alcaldes y concejos legislativos para un periodo de tres años.
Si el partido oficialista no logra 29 de los 84 escaños en la Asamblea Nacional podría estar muy limitado para negociar, y el presidente Salvador tendría muy poco margen para gobernar.
Desde 2009 el FMLN no obtiene la mayoría de los escaños en la Asamblea Nacional lo que lo ha obligado a buscar alianzas con otras facciones políticas minoritarias. En la actualidad la Alianza Renovadora Nacional (Arena) tiene 35 diputados, mientras que el FMLN tiene 31.
“Para que el FMLN pueda tener gobernabilidad debe sacar 29 diputados, que es el número mágico, caso contrario sería bastante complicado y difícil para el actual presidente Sánchez Cerén”, advirtió el analista y profesor universitario Juan Ramón Medrano a la agencia AFP.
En El Salvador para lograr una mayoría simple se debe tener 43 votos en el Parlamento y 56 para una mayoría calificada que permite tomar decisiones importantes como la obtención de préstamos o la elección de magistrados a la Corte Suprema.
“Si el resultado es demasiado malo para el FMLN, se configura un escenario catastrófico desde el punto de vista político electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2019”, señaló el experto.
El ex magistrado y académico, Félix Ulloa, dijo al portal salvadoreño ContraPunto que es previsible que se produzca un voto castigo en esta elección que se reflejará, no sólo en la abstención sino en la caída de aceptación del oficialismo. Por otro lado, precisó que se espera que los electores voten por otros partidos debido al descontento que hay, entre otras cosas, por el mal desempeño del gobierno, y en especial de Sánchez Cerén.
Pesa también sobre el oficialismo la expulsión en 2017 de Nayib Bukele del FMLN, quien fue electo alcalde de San Salvador por ese partido. Con la salida de Bukele hubo deserción en la facción, muchos concejales y parte del voto duro decidieron irse de la agrupación junto a él.
Ulloa también afirmó que es probable que haya una renovación de muchas de las figuras que el electorado considera como de la vieja escuela, y el anquilosamiento de la política, y resulten electas caras nuevas para cargos legislativos y alcaldías.
Los comicios estarán monitoreados por la Organización de Estados Americanos (OEA) y por la Unión Europea (UE). Este último grupo cuenta con 80 personas que están desplegados en los 14 departamentos de la nación.
Por su parte 37.000 policías y soldados son empleados en un plan de seguridad para los comicios.
“23.000 agentes de policía y 14.000 soldados fueron desplegados en los 1.595 centros de votación del país”, dijo el director de la Policía, Howard Cotto.
Los miembros de las fuerzas del orden tienen la tarea de garantizar la seguridad a los electores y hacer cumplir la ley seca que rige en el país, pero también deben evitar ataques de pandillas como la Mara Salvatrucha y Barrio 18, en uno de los países más violentos del mundo.]]>

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