«[Lula] me dio un recado: manda a Haddad a hacer campaña, no precisa venir más aquí», afirmó a periodistas la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, después de visitar al líder histórico de la izquierda en Curitiba (sur), donde está preso desde abril.
«Tenemos que aprovechar las próximas semanas, los próximos dos lunes para hacer campaña, para conversar con la gente, que es lo que va a hacerle ganar esta elección», afirmó Lula, según Hoffmann.
Imposibilitado de competir él mismo en la elección presidencial por su situación judicial, Lula designó a Haddad para sustituirlo el pasado 11 de septiembre. Desde entonces, el nuevo candidato lo visitó semanalmente, cada lunes, para coordinar sus acciones de campaña.
Para hacerse conocido fuera de Sao Paulo, donde fue alcalde entre 2012 y 2016, Haddad asoció su nombre al de Lula y sus gobiernos (2003-2010), a tal punto que sus piezas publicitarias decían explícitamente: «Lula es Haddad, Haddad es Lula».
A menos de tres semanas de enfrentarse en la segunda vuelta con el potente rival de ultraderecha Jair Bolsonaro (46%), todo apunta a que Haddad (29%) emprenderá ahora el camino contrario y tomará distancia de Lula para aspirar a conquistar un electorado de centro.
Millones de brasileños identifican al expresidente con los escándalos de corrupción que durante años desviaron miles de millones de dólares de empresas estatales.