Trump indicó, sin embargo, que todavía no está programada una reunión con el presidente de China, después de advertir horas antes de que no se sellará un acuerdo comercial final sin un encuentro entre ambos para allanar los puntos más difíciles.
La agencia oficial de noticias de China, Xinhua, informó el viernes que los negociadores de Washington y Pekín hicieron importantes avances durante dos días de sinceras, precisas y fructuosas negociaciones en Estados Unidos.
Aunque todo fueron buenas palabras al final de la ronda de contactos, el presidente estadounidense remarcó que la fecha límite para alcanzar un acuerdo es el 1 de marzo, y evitar así una nueva escalada en del conflicto comercial.
Si no se alcanza un acuerdo en ese plazo, Estados Unidos amenaza con subir de 10 a 25% los aranceles de mercancías chinas valoradas en 200.000 millones de dólares.
En la reunión con la delegación china, Trump indicó que no se ha hablado de extender la fecha límite y dijo a sus negociadores que viajaran a China a principios de febrero.
Todavía queda mucho trabajo
Antes de las reuniones de esta semana, Pekín había ofrecido a retomar la compra de soja, una de las principales exportaciones de Estados Unidos, cuyas ventas se habían desplomado durante la guerra comercial.
En las negociaciones del jueves con Trump, el vice primer ministro Liu He dijo que China acordó una compra extra de cinco millones de toneladas de soja por día.
“Esto va hacer feliz a nuestros agricultores”, le espetó Trump a Liu.
La Casa Blanca aclaró más tarde que la compra no es diaria y que no se había establecido un marco temporal.
Más tarde, Xinhua informó que la delegación china incrementaría las importaciones de productos agrícolas, energéticos e industriales estadounidenses, así como servicios.
Pekín también se comprometió a aumentar la cooperación en uno de los principales puntos de fricción: la protección de la propiedad intelectual y las preocupaciones sobre la transferencia forzada de tecnología.
De lo que no informó la agencia china fue del monto de estas importaciones o de las medidas concretas que Pekín tomará para proteger la propiedad intelectual.
Funcionarios estadounidenses, incluido su representante comercial, Robert Lighthizer, aseguran que la segunda potencia económica mundial trata de dominar la industria de la alta tecnología.
Trump celebró el hecho de haber recibido una magnífica carta de Xi. En la misiva, que fue leída por la delegación en el Salón Oval de la Casa Blanca, el mandatario chino mostró su esperanza de que ambos países sigan trabajando con respeto mutuo.
Hace poco más de tres años, Pekín lanzó un plan estratégico denominado “Made in China 2025”, cuyo objetivo es convertir a la nación en el líder mundial en aeronáutica, robótica, inteligencia artificial, autos de nueva generación, y otros sectores que los funcionarios de Washington consideran las joyas de la corona de la tecnología y la innovación estadounidense.
Las señales de progreso en las conversaciones han animado los mercados bursátiles mundiales, ya que los inversores se vieron alentados por el hecho de que las economías más grandes del mundo eviten un cataclismo económico.
Las noticias de la Casa Blanca surgieron justo antes del cierre de Wall Street, lo que ayudó a que las acciones rebotaran ligeramente y se sumara al mejor enero para el Dow Jones en 30 años.
Pekín implementó medidas de estímulo económico para apuntalar su economía después de que el año pasado registró el crecimiento más débil en casi tres décadas, lo que pone de relieve su vulnerabilidad en la guerra comercial.
Sin embargo, las acciones de Washington contra el gigante asiático de las telecomunicaciones Huawei, acusada por los fiscales federales de espionaje industrial, violaciones de sanciones y fraude, amenazaron con suspender las conversaciones y desataron las quejas de Pekín.