La llegada del tren en el que viaja Kim, cuyo itinerario se mantiene en el más absoluto secreto, al país indochino (será la primera visita de un líder norcoreano a Vietnam desde la reunificación del país en 1975) de nuevo mantuvo hoy en vilo a los medios, que dan por hecho que se producirá el martes.
A falta de dos días para el inicio de la cumbre de Hanoi, de la que se esperan avances sobre la desnuclearización norcoreana y posiblemente algún tipo de acuerdo de paz, se siguió informando con cuentagotas sobre la marcha del tren blindado en el que viaja Kim, cada vez más cerca de la frontera entre China y Vietnam.
Fuentes presentes en territorio chino confirmaron a la agencia surcoreana Yonhap que el tren, que partió de Pionyang el sábado, ha pasado hoy por Wuhan, Changsha y Hengyang (centro del país) entre fuertes medidas de seguridad y que sigue desplazándose en dirección sur.
Se prevé que Kim entre en Vietnam por la localidad de Dong Dang y que de ahí cubra los 170 kilómetros restantes hasta Hanoi por autopista (la cual va a permanecer mañana cerrada durante unas ocho horas por motivos de seguridad, según medios vietnamitas) a bordo de su limusina.
A Trump, que despega hoy lunes de Washington a bordo del Air Force One, también se le espera el martes en Hanoi aunque sin tanto misterio y expectación (ya visitó la ciudad a final de 2017).
El domingo el presidente estadounidense volvió a elogiar a Kim -con quien hasta hace menos de dos años intercambiaba insultos y amenazas- y aseguró que si se deshace de sus armas nucleares puede convertir a su nación «en una de las grandes potencias económicas del mundo».
«Ambos esperamos una continuación del progreso hecho en la primera reunión de Singapur. ¿Desnuclearización?», agregó el mandatario en su cuenta de Twitter.
Varias fuentes indicaron a su vez a Yonhap que ambos cenarán el miércoles juntos en la capital vietnamita, posiblemente en la Opera de Hanoi, ya que el jefe de gabinete del mariscal norcoreano, Kim Chang-son, visitó recientemente el recinto en compañía de funcionarios estadounidenses.
Se espera que este segundo encuentro impulse el diálogo iniciado en su primera cumbre de Singapur del pasado junio, en la que ambos países acordaron «trabajar para la desnuclearización de la península coreana», al tiempo que Washington se comprometía a ofrecer «garantías de seguridad» para la supervivencia del régimen.
La falta de una hoja de ruta ha impedido hasta ahora avances consistentes y por ello la Casa Blanca ha insistido en los últimos días en que durante la cita se intentará acordar una «definición compartida» con Kim sobre lo que implica el término «desnuclearización».
A su vez, hoy aumentó el runrún con respecto a la posibilidad de que ambos países logren en la cumbre algún tipo de acuerdo político para poner fin formalmente a la Guerra de Corea (1950-1953), después de que el Gobierno surcoreano sugiriera desde Seúl dicha posibilidad.
«Creo que EE.UU. y Corea del Norte podrían alcanzar un acuerdo para declarar el final de la guerra en alguna medida» explicó el portavoz de la oficina presidencial surcoreana, Kim Eui-kyeom.
No obstante, añadió que reemplazar el alto el fuego que detuvo la Guerra de Corea por un acuerdo de paz podría «llevar tiempo» y recordó que un pacto de ese tipo debería ser una iniciativa multilateral que incluya también a Seúl y a China.
El armisticio con el que terminó el conflicto fue rubricado por Pionyang, Washington (en representación del Comando de Naciones Unidas que lideró durante la contienda) y el llamado Ejército Popular de Voluntarios chino.
La firma de un tratado de paz, que alejaría para Pionyang la posibilidad de un ataque o una invasión estadounidense, es junto con la rebaja de sanciones la principal demanda norcoreana de cara a implementar un desmantelamiento de sus instalaciones nucleares. EFE
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