Sonrientes y relajados, Trump y Kim se estrecharon la mano durante unos nueve segundos frente a un fondo formado por seis banderas estadounidenses intercaladas con otras seis norcoreanas, en el céntrico hotel Sofitel Metropole de Hanói.
Trump manifestó su confianza en que la cumbre será «un éxito» y negó haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte.
Al ser preguntado sobre si al término de la cumbre habrá una declaración bilateral para poner fin a la Guerra de Corea (1950-53), que se cerró con un alto el fuego y no un acuerdo de paz, el presidente estadounidense respondió: «Ya veremos».
Los dos gobernantes volvieron a comparecer ante la prensa poco después, al inicio de una reunión a solas, acompañados únicamente de sus intérpretes, que tenía una duración prevista de veinte minutos.
«Estoy seguro de que (la cumbre) tendrá un buen resultado (…). Espero que podamos cosechar los grandes logros que la gente espera», aseguró Kim, sentado a la izquierda de Trump.
El dictador norcoreano agradeció además la «valiente decisión» de Trump de empezar a dialogar con su país, y recordó que ambas partes han logrado «superar obstáculos y estar aquí hoy», lo que ha requerido «mucha paciencia y esfuerzo».
Trump, a su vez, aseguró que su relación con Kim «es realmente buena» y confió en que este nuevo encuentro acabe con «un éxito igual o mayor» que la cumbre de Singapur.
«Su país tiene un potencial económico tremendo, increíble, ilimitado. Creo que tendrán un futuro tremendo en su país, y que usted será un gran líder», le dijo Trump a Kim.
«Estoy deseoso de ver cómo ocurre eso y de ayudar a que ocurra, y ayudaremos a que ocurra», añadió Trump, quien recordó que la cumbre continuará con más reuniones este jueves e insinuó que habrá una conferencia de prensa al final.
Tras su reunión a solas, Trump y Kim tenían previsto cenar juntos durante más de una hora y media, acompañados de cuatro de sus asesores más cercanos