En París, varios cientos de personas se concentraron en el Arco del Triunfo y desfilaron por 12 kilómetros bajo una fuerte vigilancia policial. También se organizaron marchas en otros puntos del país, por la tarde, en ciudades como Marsella, Montpellier, Toulouse y Arles, al sur, en Estrasburgo al noreste, Nantes al oeste y Burdeos al suroeste.
En el norte, los organizadores llamaron a los «chalecos amarillos» de la región y de los países vecinos (Bélgica, Reino Unido, Luxemburgo, Holanda, Alemania) a converger hacia Lille.
«La lucha es internacional», afirmaba el mensaje del evento en Facebook, traducido al inglés y al alemán.
En París, la multitud era menos numerosa que la de otros sábados, admitieron varios manifestantes, que tenían las esperanzas puestas en la protesta del 16 de marzo, presentada como una jornada clave.
El 16 de marzo coincide con el fin del Gran Debate nacional que el 15 de enero lanzó el jefe del Estado francés. Este último, muy criticado por los «chalecos amarillos», que reclaman su dimisión, organizó una consulta nacional sin precedentes, de dos meses de duración, para intentar responder a la ira de los manifestantes, recabando las inquietudes de los franceses.
El debate, que dio lugar a 10.000 reuniones en Francia y más de un millón de aportaciones por internet, fue tachado de farsa y de campaña de comunicación por numerosos «chalecos amarillos».
«El 16 será decisivo», declaró Raymond, técnico de mantenimiento de 55 años de edad, que desde el 17 de noviembre acude a París cada sábado para manifestarse.
Aunque Macron afirmó el viernes que un buen número de franceses ya no comprendía ese movimiento, Cathérine, jubilada, consideró que la movilización no ha perdido fuelle.
«Muchos franceses son ‘chalecos amarillos en su interior’, no necesitan estar presentes físicamente», sostuvo.
El atípico movimiento de protesta, apolítico y al margen de los sindicatos, surgió contra la subida de los carburantes y para exigir un mayor poder adquisitivo, pero con el tiempo ha extendido sus reivindicaciones.
El 17 de noviembre, 282.000 manifestantes participaron en el primer acto del movimiento, nacido en redes sociales. El pasado sábado, lo hicieron 46.000, de los que 5.800 lo hicieron en París, según las autoridades, unas cifras que los manifestantes suelen cuestionar.