El exmandatario uruguayo de 83 años Julio María Sanguinetti, líder del liberal Partido Colorado, decidió buscar por tercera vez la Presidencia de su país. Sostiene que el gobernante Frente Amplio (izquierda) está "agotado", que Uruguay necesita modernizar su educación, que debe apuntalar el Mercosur, y asegura que Venezuela será un tema que definirá la campaña electoral.
Para Sanguinetti, la situación en Venezuela será clave en la definición de la próxima elección uruguaya, luego de fuertes polémicas por la cercanía y apoyo del gobierno al régimen chavista.
Partidario del «diálogo» en Venezuela, Uruguay reconoce a Maduro como «presidente legítimo» y solo luego de integrarse, tras muchas idas y vueltas, a un mecanismo impulsado por la Unión Europea, se plegó a pedir elecciones libres en el país caribeño, sumido en la peor crisis social, política y económica de su historia.
Venezuela será entonces definitorio en Uruguay «no por Venezuela, sino por lo que significa que un uruguayo diga que no es una dictadura. (…) Un uruguayo que dice ‘Venezuela es una democracia, sui generis pero es una democracia, no es una dictadura’, quiere decir que no cree en la libertad de prensa, en la libertad política, que no cree en la economía de mercado, que no cree en los valores esenciales de la vida democrática», esgrimió Sanguinetti.
«Esa posición sobre Venezuela es la definición sobre los ítems básicos de la democracia y de la economía de mercado. Está allí en Venezuela la experiencia reciente, viva, activa de la negación de todos esos valores. Entonces un uruguayo que, desde nuestra calma democrática, diga que eso no es una dictadura, es alguien que se está definiendo, con un pensamiento antidemocrático«, remató.
«Nuestro gobierno ha actuado muy mal en el tema Venezuela, porque ha tenido una posición partidaria del [fallecido expresidente Hugo] Chávez desde el primer momento. El chavismo fue acá una amistad relevante, en algunos momentos casi idílica, con Chávez llegando a Uruguay como un gran ‘papá Noel’ que hacía donaciones para escuelas, para hospitales, y también sinnúmeros negocios, que terminaron todos en general en desastre».
«Lo único que tiene sentido [en Venezuela] es iniciar una negociación a partir de una base: que Maduro reconozca la competencia de la Asamblea Nacional electa por el pueblo, y [acepte] que está dispuesto a discutir una elección. Si no tenemos esos dos elementos previamente definidos, no tiene sentido sentarse a dialogar» porque sería darle oxígeno al régimen y permitirle ganar tiempo, expresó el exmandatario.
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