«Al mismo tiempo que elogio el valor y el trabajo de los bomberos que intervinieron para circunscribir el fuego, expreso mis mejores votos para que la catedral de Notre Dame vuelva a convertirse, gracias a los trabajos de reconstrucción y a la movilización de todos, en este hermoso tesoro en el corazón de la ciudad, signo de la fe de quienes la edificaron, iglesia madre de su diócesis, patrimonio arquitectónico y espiritual de París, de Francia y de la humanidad», escribió el papa en un telegrama dirigido al arzobispo de París, monseñor Michel Aupetit.
En su mensaje, el pontífice argentino mencionó que compartía la «tristeza» de los fieles y «de todos los franceses» y les asegura su «cercanía espiritual» y su oración.
«Esta catástrofe ha dañado gravemente un edificio histórico. Pero soy consciente de que también ha afectado a un símbolo nacional muy amado por los parisinos y por los franceses sean cuales sean sus creencias», escribió.
El presidente francés, Emmanuel Macron, conversará por teléfono con el papa Francisco este martes por la tarde, indicó el Elíseo.
«El presidente recibió numerosas llamadas nacionales e internacionales esta mañana», en especial del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, del presidente estadounidenses, Donald Trump, y de la canciller alemana, Angela Merkel, y «conversará igualmente con el papa Francisco por la tarde», según la misma fuente.
Contribuciones técnicas y científicas
Preguntado sobre la ayuda que podría aportar la Santa Sede a la reconstrucción, el cardenal Gianfranco Ravasi, «ministro» de Cultura del Vaticano, explicó el martes a AFPTV que se trataría sobre todo de «contribuciones técnicas y científicas» adquiridas con la experiencia de restauración de obras en los museos del Vaticano. La Santa Sede podrá enviar a París a sus expertos si Francia lo desea.
La catedral es propiedad del Estado francés, que cobraba una parte de la visita al templo, recordó.
«No es por nada que monseñor Aupetit [arzobispo de París] invitó acertadamente a las iglesias a hacer sonar las campanas para mostrar que comienza una nueva era de reconstrucción, para asegurarse de que las dos torres siguen siendo un símbolo de París y de Francia», comentó el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura de la Santa Sede.
Notre Dame representa «un verdadero símbolo de unidad» para la sociedad francesa, destacó. «Ante Notre Dame, la Francia laica, secular, siente orgullo por su historia, pero también por su espiritualidad aunque no la manifieste», añadió.