«El problema en Venezuela son las expectativas masivas de que la respuesta humanitaria resolverá todo», dijo a periodistas Laetitia Courtois, jefa de la delegación regional del CICR en Caracas.
La ayuda humanitaria no es suficiente para mantener a ningún gobierno en el poder, afirmó Courtois durante una breve estadía en Nueva York. «Estamos evitando un colapso mayor, no estamos reparando el país. No podemos».
Courtois sostuvo que el CICR vigila atentamente los desarrollos del martes en Venezuela, que pueden aumentar las necesidades de una población ya acuciada por un alto nivel de violencia y la crisis económica.
Al menos 69 personas resultaron heridas el martes en Caracas, dos de ellas de bala, durante manifestaciones en apoyo a una sublevación militar en apoyo del opositor Juan Guaidó y contra el mandatario Nicolás Maduro, informaron servicios de salud.
La Cruz Roja distribuye un primer cargamento de ayuda humanitaria en Venezuela desde el 16 de abril, en medio del pulso por el poder entre Guaidó y Maduro, quien finalmente autorizó su ingreso.
Se prevé que la primera etapa dure un año y atienda a 650.000 personas.
Para ello, el CICR triplicó su presupuesto para Venezuela a unos 24 millones de dólares y aumentará su personal en el país, que llegará a 180 personas a fin de año.
Según Naciones Unidas, al menos siete millones de personas, cerca de un cuarto de la población de Venezuela, necesita ayuda humanitaria urgente.
Venezuela sufre una grave crisis económica, con una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para este año y una aguda escasez de medicinas y otros bienes básicos.
La ONU estima que cada día cerca de 5.000 venezolanos abandonan su país por falta de alimentos, atención médica y medicinas. Desde 2015, el éxodo es de casi tres millones.