«Trabajamos duro para enviar a la horca a los que hicieron esto», dijo el temido general Mohamed Hamdan Daglo, apuntando contra «toda persona que cometió un error o un abuso», en un discurso retransmitido por la televisión pública.
El Consejo Militar en el poder en Sudán reconoció por primera vez el jueves haber ordenado la dispersión de una sentada de manifestantes el 3 de junio ante la sede del ejército en Jartum, que dejó más de cien muertos, según médicos cercanos al movimiento de protesta.
Los militares tomaron las riendas del poder tras la destitución y arresto el 11 de abril, presionado por un movimiento de protestas sin precedentes, del presidente Omar al Bashir, inculpado el jueves por «corrupción».
Ante el temor de una escalada de violencia, emisarios estadounidenses y africanos intensificaron sus esfuerzos para encontrar una solución a la crisis.